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'Rillington Place': el asesino en serie que aterrorizó Londres llega a Filmin
La plataforma de streaming española estrena hoy la miniserie de la BBC centrada en John Christie, que acabó con la vida de una decena de mujeres entre 1943 y 1953
Junto a nombres tan ilustres del crimen inglés como Fred y Rosemary West o Ian Brady, en la lista de asesinos en serie más sangrientos de la Historia aparece un hombre de apariencia elegante, con una calvicie incipiente que abrillanta un rostro en el que destacan unas gafas redondeadas. Víctima de un ataque de gas mostaza durante su servicio en la I Guerra Mundial, durante el resto de su vida destacó por su forma de hablar, apenas audible y pausada.
En la contienda posterior, cuando ya se había mudado con su mujer al número 10 de Rillington Place, sirvió como policía especial. Hasta que dimitió, en 1943, para ser oficinista en una fábrica de radios. Una actividad que compatibilizó con sus ansias criminales, que le llevaron a acabar con la vida de siete mujeres, aunque no se descarta que llegase hasta la decena de víctimas.
John Reginald Halliday Christie es el nombre del dueño de este monstruoso historial, protagonista de 'Rillington Place', la miniserie de la BBC que Filmin estrena hoy en su plataforma. Compuesta por tres episodios de una hora de duración cada uno, la producción describe la década en la que Christie cometió sus crímenes mientras vivía en la calle que le da nombre. El lugar en el que fueron encontrados los cuerpos de seis de sus víctimas, que fue demolido en los años setenta para situar un jardín en su memoria.
Tim Roth (‘Tin Star’, ‘Lie To Me’) es el encargado de ponerse en la piel del asesino en serie, mientras que Samantha Norton (‘Harlots’) interpreta a su mujer Ethel. En el reparto principal de la producción, que fue estrenada en 2016 en Reino Unido, encontramos también a Nico Mirallegro (‘My Mad Fat Diary’, ‘The Village’) en el (importantísimo) rol de Timothy Evans, y Jodie Comer (‘Dr. Foster’, ‘The White Princess’) en el papel de su mujer Beryl.
El buen vecino
‘Rillington Place’ no es un intrigante drama criminal en el que un sagaz detective atrape al criminal antagonista. La historia de Christie, con un coeficiente intelectual superior a la media, es un relato estremecedor centrado en un hombre sin escrúpulos, mentiroso compulsivo, para el que el engaño continuo era el único recurso para hacer realidad sus deseos.
“Era el hombre más elegante de la calle, el más inteligente. Era alguien que debía ser respetado”. Con estas palabras Patricia Pichler definió en una entrevista al que fue su vecino durante su infancia. Una época en la que, según recuerda, los vecinos llegaron a especular con la muerte de Ethel Christie, ya que pasaban temporadas sin verla por el barrio. Sin embargo, cuando una tarde regresó de la escuela con 11 años y no pudo entrar a su casa porque la calle estaba acordonada, no fue a Ethel a quien habían encontrado muerta, sino a Beryl Evans y su hija.
Tan pronto como se establecieron en el 10 de Rillington Place, los Christie subarrendaron la planta de arriba a quien se lo solicitaba. Y desde la Pascua de 1948, los inquilinos eran Timothy y Beryl Evans, un matrimonio joven que meses después de mudarse tuvo a su primogénita, Geraldine. La convivencia entre ellos no era fácil, algo que conocían todos los vecinos, y que provocó que Tim fuese el principal sospechoso de su muerte y de la de su hija.
Falso culpable
Tras conocerse en una cita a ciegas, Tim y Beryl se casaron en septiembre de 1947 y durante los primeros meses de matrimonio vivieron en la casa de unos familiares de él. Cuando llegaron al número 10 de Rillington Place, su casero ya había cometido dos asesinatos, y aunque les resultaba un tanto huraño nunca sospecharon que aquel hombre desconfiado fuese un asesino en serie.
Poco después de dar a luz, Beryl se quedó embarazada de nuevo, pero se negó a añadir una carga más a su extenuante rutina y decidió abortar. Tras varios intentos fracasados, y con el señor Christie alardeando de que “podría haber sido médico”, la joven decidió recurrir a su vecino para encontrar la solución que deseaba. Contando con el visto bueno de su esposo, que también confiaba en Christie, Beryl afrontó la intervención con la esperanza de que su vida mejorase. Pero nunca salió de la habitación en la que, minutos antes, Tim había dejado paso al falso doctor.
Con una infancia complicada en su Gales natal, en la que su débil salud perjudicó sus ya mermadas aptitudes para el aprendizaje, Evans era un hombre al que no le importaba gastarse el alquiler en apuestas y cerveza. Su apariencia inocente no fue suficiente para desmontar las acusaciones de Christie, que lo señaló como el asesino de Beryl y Geraldine. La desastrosa labor policial hizo el resto y Evans fue condenado a la horca en 1950. Tres años después la policía encontraría al verdadero culpable.
Historia a tres voces
‘Rillington Place’ recurre a tres de sus personajes principales para narrar la carrera criminal de Christie, arrancando con un primer episodio en el que los hechos se plantean desde la visión de Ethel, su esposa. El espectador tiene así la oportunidad de descubrir a un hombre sexualmente impotente, desconfiado, que colma a su mujer con bombones de contrabando para evitar una conversación que les saque de la monotonía habitual.
El desdichado Tim es el centro de la narración en el segundo episodio, símbolo de la capacidad manipuladora de un asesino en serie que, en el desenlace de la miniserie británica, se convierte en absoluto protagonista con sus cuatro últimos asesinatos y su captura. Con esta disposición narrativa Tracey Malone y Ed Whitmore, los creadores, reservan para el final la mortífera trayectoria de Christie. Aunque permiten al espectador percibir desde el primer minuto la inquietud que produce la presencia del personaje de Roth en cada escena.
A pesar de que no alcanza el nivel de superproducciones recientes como ‘Guerra y Paz’ o ‘Jonathan Strange & Mr. Norrell’, ‘Rillington Place’ es una miniserie notable que lleva el sello de calidad de la cadena pública británica. Y una producción imprescindible para los amantes de los dramas criminales. Porque nunca está de más disfrutar de una buena serie que nos ayude a seguir descubriendo las mentes más obtusas y despiadadas de la humanidad.
Junto a nombres tan ilustres del crimen inglés como Fred y Rosemary West o Ian Brady, en la lista de asesinos en serie más sangrientos de la Historia aparece un hombre de apariencia elegante, con una calvicie incipiente que abrillanta un rostro en el que destacan unas gafas redondeadas. Víctima de un ataque de gas mostaza durante su servicio en la I Guerra Mundial, durante el resto de su vida destacó por su forma de hablar, apenas audible y pausada.
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