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La deuda de las familias, en mínimos
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José Carlos Díez

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La deuda de las familias, en mínimos

La deuda mundial es mayor que en 2008 y podemos ver otra crisis financiera global similar a la de ese año, pero gracias al comportamiento prudente de nuestras familias y de los bancos españoles, hoy nos pilla con cero deuda externa privada

Foto: Fachada del Banco de España. (Europa Press/Eduardo Parra)
Fachada del Banco de España. (Europa Press/Eduardo Parra)
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Estamos en la semana de la Educación Financiera y siempre es un buen momento para hablar del pasivo de la economía. Desde el siglo XV usamos el principio de partida doble en la contabilidad gracias a Fray Luca Pacioli. Los economistas y los periodistas de información económica siempre solemos hablar del activo de la economía; el PIB, la inversión, el consumo, empleo, etcétera. Pero, como nos enseñó Luca Pacioli, toda inversión necesita financiarse y todo activo tiene un pasivo.

Financiero deriva de fin y es lo último, pero no por ello menos importante. Crédito deriva del latín creer y el PIB no es más que la suma de millones de decisiones, la mayoría de las familias y empresas, que deciden consumir o invertir y eso determina el nivel y la tasa de crecimiento de la economía. Pero también deciden ahorrar, invertir, endeudarse y pocas veces hablamos de ello, más allá de dar los datos de la deuda agregada, especialmente la deuda pública que es más elevada y la que más temor genera. Cuando pagamos con un billete, con una transferencia, con una tarjeta física o un móvil, le estamos dando crédito al sistema y cuando esa confianza se pone en cuestión vemos crisis con enorme capacidad destructiva como la de 2007.

Yo escribí un libro en 2013 titulado Hay vida después de la crisis y lo explicaba. Estas crisis tan duras y destructivas tienen solución, pero, como aprendí estudiando las crisis similares en América Latina y países emergentes, dejan profundas cicatrices, especialmente en la mente de los ciudadanos que las vivieron. Thomas Schelling era profesor de economía, era fumador y sabía lo perjudicial que es a largo plazo fumar y meter humo en nuestros bronquios, venas, arterias, etcétera. Pero no podía dejar de fumar y desarrolló la teoría del objetivo inmediato por la que le dieron un Nobel de economía.

Los humanos tomamos decisiones basadas en el objetivo inmediato y somos miopes para formar expectativas a medio y largo plazo. En los ciclos normales, en las fases expansivas, vemos la tasa de paro bajar, generamos expectativas de renta permanente positivas, ahorramos menos y nos gastamos más dinero en consumo. Parte del consumo son bienes duraderos y está justificado endeudarse. Las finanzas modernas y la banca es un invento español, de los judíos sefardíes en Castilla en el siglo XIII. Empezaron firmando letras de cambio a un mes y hoy se firman hipotecas a 30 años, pero los fundamentos de las decisiones son similares.

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Antes de la crisis de 2007, la economía crecía y creaba mucho empleo, los tipos de interés eran inferiores a la subida de los salarios y, por primera vez en nuestra historia, pudimos acceder a los mercados internacionales de capitales a tipos tan bajos como los alemanes, las familias españolas bajaron su tasa de ahorro a mínimos históricos y se endeudaron más en términos de su salario y su renta disponible anual que todos sus socios europeos. No había ahorro interno para financiar esa inversión tan brutal, a eso había que sumar la de las empresas, y llegamos a tener un déficit con el exterior del 10% anual y una de las mayores deudas externas del mundo, la mayoría privada.

La crisis llegó de fuera, sin avisar, empezó en el mercado de titulizaciones subprime de EEUU en 2006 y se fue extendiendo como una mancha de un petrolero que se parte en dos hasta contaminar y colapsar la mayoría de las canales de crédito del mundo. España, al estar muy endeudada con el exterior y financiar esa deuda principalmente con titulizaciones, aunque las nuestras eran AAA, la máxima calificación de crédito, fue de las economías más afectadas, ya que sufrió lo que los economistas denominamos un frenazo brusco. Al colapsar los mercados mundiales donde conseguíamos la financiación, hubo que cortar bruscamente la inversión, eso afectó muy negativamente al empleo, eso hundió el consumo privado y el PIB.

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Las familias se asustaron. Estas crisis son como saltar en paracaídas. La primera vez eres un inconsciente y te tiras solo, la segunda ya sabes el vértigo que da y normalmente te tienen que empujar para saltar. Desde 2007, las familias dejaron de pedir tantas hipotecas y pagaron religiosamente las que ya tenían mes a mes. Seguimos dentro del euro y los tipos siguen siendo muy bajos, especialmente los tipos de las nuevas hipotecas, y la economía de nuevo crece, crea empleo y baja la tasa de paro. Pero la deuda de las familias sobre su renta disponible se ha reducido a mínimos de los años noventa antes del boom.

Las familias españolas son humanas y cometen errores y aprenden y eso es la clave de la evolución de la especie. Hoy tenemos un superávit con el exterior próximo al 4% del PIB, 14 puntos superior al de 2007, y las familias, también las empresas, han pagado toda su deuda externa. La deuda externa española es ya inferior a la de la mayoría de nuestros socios europeos y es principalmente pública, ya que el Estado, lejos de aprender la lección de la crisis de 2007 y, sobre todo del rescate de 2012, ha seguido gastando como si no hubiera mañana, especialmente en pensiones públicas que los pensionistas gastan en consumo y que ayudan a explicar que seamos una de las economías desarrolladas que más crecen y que necesitemos cada vez más inmigrantes para trabajar.

La llegada de Trump supone un riesgo sistémico para la estabilidad financiera mundial, su deuda pública es superior a la nuestra y su déficit público es el doble. Los políticos españoles no han aprendido nada de la crisis de 2007, pero los políticos americanos no han aprendido nada de nada. La deuda mundial es mayor que en 2008 y podemos ver otra crisis financiera global similar a la de 2008, pero gracias al comportamiento prudente de nuestras familias y de los bancos españoles, hoy nos pilla con cero deuda externa privada. Podemos volver a ver la prima de riesgo subir sin mesura, podemos volver a tener necesidad de ser rescatados, podemos volver a ver recortes del sueldo de los funcionarios y las pensiones, pero en ese momento los bancos españoles seguirán disponiendo de ahorro interno y de depósitos de sus clientes para seguir atendiendo la demanda de crédito de hipotecas y de empresas, algo que en 2007 no pudo ser y fue la causa principal que ayuda a explicar que la tasa de paro subiera al 27%, su máximo histórico.

Estamos en la semana de la Educación Financiera y siempre es un buen momento para hablar del pasivo de la economía. Desde el siglo XV usamos el principio de partida doble en la contabilidad gracias a Fray Luca Pacioli. Los economistas y los periodistas de información económica siempre solemos hablar del activo de la economía; el PIB, la inversión, el consumo, empleo, etcétera. Pero, como nos enseñó Luca Pacioli, toda inversión necesita financiarse y todo activo tiene un pasivo.

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