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Sánchez y Ayuso: polarización desde arriba
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Antonio Casado

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Sánchez y Ayuso: polarización desde arriba

Como fabricantes de fango el presidente y la baronesa "singular" del PP hacen decisivas aportaciones a una política nacional cada vez más banalizada. Ninguno de los dos dignifica el cargo que ocupa

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (i) recibe a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, en la Moncloa. (EFE/J.J. Guillén)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (i) recibe a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, en la Moncloa. (EFE/J.J. Guillén)
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Lo siento por quienes esperan de un periodista -el que subscribe o cualquier otro- un posicionamiento inequívoco a un lado de la barricada sobre la que vuelan las pedradas de ida y vuelta. Ayuso y Sánchez, Sánchez y Ayuso, tanto monta, monta tanto, en una absurda y desigual carrera de sacos por ver quién provoca mejor y quién es más ocurrente en la respuesta.

Como fabricantes de fango (“polarización desde arriba”, que diría Felipe González), se intercambian los papeles y hacen decisivas aportaciones a una política nacional cada vez más banalizada. Ninguno de los dos tiene mayor interés en dignificar el cargo que ocupa, aunque en esto desplazo hacia Sánchez la carga de la prueba porque ¿qué demonios hace el presidente del Gobierno de la Nación chapoteando con una presidenta autonómica con sed de “singularidad”?

Así llegamos al desplante de Ayuso a quien la convoca de aquella manera: ¡¡No te soporto, pero ven a verme, imbécil!! Aunque se entiende el portazo, hay razones de mayor peso que no lo justifican. El caso es que no acudirá a la cita institucional prevista para el próximo viernes en la Moncloa. Mal hecho. La disputa partidista no tiene por qué afectar al ordinario funcionamiento de las instituciones, por mucho que a ella también le produzca urticaria.

El Gobierno lo califica de “absentismo laboral”. Argumento temerario donde los haya. Insulta la memoria fresca de los cinco días de absentismo del presidente por un ataque de contrariedad ajeno a sus obligaciones como trabajador por cuenta ajena. Y tampoco vimos el menor sonrojo en la cara de la portavoz, Pilar Alegría, cuando ayer acusó a Ayuso de “uso partidista de las instituciones” (aquí va lo de la sartén y el cazo).

El Gobierno califica de "absentismo laboral" el plantón de Ayuso. Insulta la memoria fresca de los cinco días de absentismo de Sánchez

Tal vez no tan temerarias, pero igual de triviales, son las excusas de Ayuso. Básicamente, dos. Una, los insultos del presidente (como si ella fuese muda a la hora de insultar). Y otra, no prestarse a normalizar el separatismo fiscal pactado por los socialistas con ERC. Bonita forma de endosar a los presidentes autonómicos de su partido la predisposición a dejarse “sobornar uno a uno” por acudir a la cita. Y bonita forma de descolocar a su jefe, Feijóo, que le había pedido acudir a la cita con Sánchez. En la otra parte tampoco sale bien parada la figura de Juan Lobato, el dirigente socialista en la Comunidad de Madrid desaparecido en la polvareda de la reyerta.

Como se ve, ni uno ni otro estaban libres de pecado antes de arrojarse la primera piedra de esta cantea de barrio por cuenta de la esposa de aquel y el novio de esta. “Me gusta la fruta”, “delincuente”, “estalinista”, etc. Más madera. Y en cantazos por corrupción empatan: “De la A de Ayuso a la Z de Zaplana” y “de la A de Ábalos a la Z de Zapatero”.

No obstante, sí podemos elevar a definitiva la conclusión política de que, en el fondo, los dos salen ganando con el enfrentamiento. Se hacen el juego mutuamente. Ayuso mejora su facturación en las encuestas (se come a Vox en Madrid) y Sánchez refuerza su enlatada consigna sobre el “liderazgo menguante de Feijóo”, al que se presenta como un mandado de su ruidosa baronesa.

Continuará.

Lo siento por quienes esperan de un periodista -el que subscribe o cualquier otro- un posicionamiento inequívoco a un lado de la barricada sobre la que vuelan las pedradas de ida y vuelta. Ayuso y Sánchez, Sánchez y Ayuso, tanto monta, monta tanto, en una absurda y desigual carrera de sacos por ver quién provoca mejor y quién es más ocurrente en la respuesta.

Pedro Sánchez Isabel Díaz Ayuso
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