Al Grano
Por
Factor Lobato: ¿ha nacido una alternativa?
Si se consolida como el dirigente que no quiso ser cómplice de la indignidad, puede alzar una bandera de cambio en el PSOE. Si se queda a media salida, se perderá en la polvareda de la trituradora sanchista
El desenlace del conflicto abierto por Juan Lobato, líder socialista en la Comunidad de Madrid (PSOE-M) está llamado a marcar el futuro inmediato del PSOE. Sin descartar que el único que hizo bien las cosas acabe siendo el malo de la película.
Si se consolida como el dirigente que no quiso ser cómplice de la indignidad, puede haber nacido una alternativa y alzarse una bandera de cambio. Pero si pastelea, si se queda a media salida, como los malos porteros de fútbol, se perderá en la polvareda de la trituradora sanchista contra el ruido de barones en vísperas del 41.º congreso federal. Me temo lo segundo, aunque especulo con lo primero. Por si acaso.
De momento, sufre una lapidación virtual de los suyos. Ayer les plantó cara. Se remite a la voluntad de los militantes (primarias territoriales después del congreso). Y parece resuelto a poner en evidencia a la fontanería de la Moncloa ante el Tribunal Supremo, donde este viernes comparecerá como testigo en la causa abierta contra el fiscal general del Estado, García Ortiz. Deberá aclarar si accedió a los datos confidenciales de un contribuyente particular por la prensa o por la Fiscalía.
Del propio relato de Lobato se desprende que lo supo por una llamada de la Moncloa, con la que pasteleó para usar datos legalmente protegidos en una pregunta parlamentaria a la presidenta de la Comunidad de Madrid una vez difundida la información en los medios. No antes, porque entonces habría quedado al descubierto el hecho de que la Fiscalía General del Estado bajaba al barro partidista para prestar un servicio al Gobierno. Algo que el propio Gobierno acredita al arrogarse una función que no tiene: la de arropar públicamente a García Ortiz, alimentando así la aberrante sensación de que la Fiscalía es un brazo más de Pedro Sánchez.
Lobato pasteleó con la Moncloa el uso de datos protegidos en una pregunta parlamentaria a Ayuso, una vez difundidos por la prensa
Juan Lobato es el único que, mediante la tardía protocolización de su sospecha ante notario, airea la complicidad de la Moncloa en un caso de revelación de datos confidenciales de un ciudadano particular para desacreditar a un adversario político. Maniobra impropia del Gobierno de todos. Y, mucho peor, de la institución constitucionalmente encargada de promover la acción de la justicia en defensa de la legalidad.
No olvidemos que, en su informe al juez instructor del caso, la propia Guardia Civil (UCO) atribuye al fiscal general “un papel preeminente” en la filtración de datos confidenciales en un expediente por fraude en el pago de impuestos.
El dirigente madrileño se desmarcó del Gobierno para salir del radar judicial tras el empapelamiento del fiscal general del Estado
Sostenía ayer muy serio el ministro de Administración Territorial, Víctor Torres, que, como en la Moncloa dijeron a Lobato, el Gobierno supo de esos datos confidenciales “por la prensa”. Ergo, el malestar con el dirigente madrileño se explica desde la mala conciencia de una mentira. Inicialmente compartida por Lobato, quede claro. Hasta que se judicializaron los hechos tras la querella del novio de Ayuso y el empapelamiento del fiscal.
Es cuando Lobato se desmarca para salir del radar judicial. Y ese es su punto débil, pues queda expuesto al cabreo de los escuderos de Sánchez. Por insolidario. Y a la vez, es su baza moral para proponer que el PSOE funcione realmente como un partido democrático y deje de ser una secta.
El desenlace del conflicto abierto por Juan Lobato, líder socialista en la Comunidad de Madrid (PSOE-M) está llamado a marcar el futuro inmediato del PSOE. Sin descartar que el único que hizo bien las cosas acabe siendo el malo de la película.
- La reforma fiscal y la desconstrucción de Frankenstein Antonio Casado
- Feijóo pregona un engañoso fin de ciclo Antonio Casado
- Si Sánchez cae no será por Aldama Antonio Casado