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Habló Aldama y no pasó nada: Sánchez, en manos del Supremo
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Nacho Cardero

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Habló Aldama y no pasó nada: Sánchez, en manos del Supremo

Estamos presenciando el hundimiento de un Gobierno a cámara lenta. Sus intentos de alargar la legislatura resultan efectivos, pero agónicos

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (Europa Press/Eduardo Parra)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (Europa Press/Eduardo Parra)
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Escuchado en alguna parte: "Es alucinante que lo hayan metido en la cárcel por un simple fraude de IVA [por "simple fraude", se refiere al de hidrocarburos investigado por el juez Pedraz y cuyo montante asciende a la nada 'simple' cifra de 182 millones de euros], pero además es que este tío es muy blando. La cárcel ablanda a todo el mundo, pero es que este está en el top ten de blandos. Ya verás la que va a liar mañana. No va a dejar títere con cabeza". Efectivamente, habló Aldama y cantó la Traviata. Sus declaraciones superaron las expectativas y dejaron entrever una telaraña de nepotismo y corrupción en Gobierno y PSOE que ni los guionistas más enrevesados hubieran podido imaginar.

Habló Aldama y no pasó nada. Pese a la gravedad de las acusaciones vertidas —muchas de las cuales corroboran informaciones periodísticas ya publicadas, que están siendo investigadas por la Justicia—, una parte sustantiva de la clase política, medios y votantes mira hacia otro lado. ¿Cómo nos vamos a creer lo que tenga que decir un señor que se encuentra entre rejas? Si intentas llevarles la contraria contraponiéndolo con el caso Bárcenas, entonces te miran mal, como si no se pudieran comparar ambas figuras, uno fuera un delincuente de baja estofa y el otro, un Séneca que trata de reconciliarse con el mundo tras un pasado de corrupción. La moralidad de un país en almoneda.

Habló Aldama y no pasó nada. Como en tantas otras ocasiones. Los buenos usos y costumbres devienen obsoletos y la mentira se ensalza desde el Gobierno del pueblo como motor para el cambio, paradigma de una nación desvertebrada, que ha dejado de creer en el Estado de Derecho y en sus instituciones. Homo homini lupus.

Dice Feijóo en la entrevista de El Confidencial que el Gobierno ha agotado su tiempo y advierte a sus socios de que "con todo lo que han hecho, hoy mantener a Sánchez te convierte en un encubridor y cómplice de sus desmanes". Si piensa el líder de la oposición que PNV va a actuar igual con Aldama que con la Gürtel o que Junts se va a cansar de las mentiras de Sánchez, ora con la amnistía, ora con los acuerdos de investidura, y que van a dejarlo caer en un ataque de moralidad, ya puede esperar sentado. Nada puede apetecer más al bloque de investidura que tener al presidente entre la espalda y la pared por la corrupción para así sacarle hasta los higadillos.

Foto: Entrevista a Alberto Núñez Feijóo. (Ana Beltrán)
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Tampoco vendrá del PSOE ni un ápice de autocrítica. Las siglas continúan, pero el partido y su estructura orgánica han desaparecido. El Congreso será un paseo militar. Han afinado los flautines. Salvando las distancias, lo de los socialistas se parece cada vez más a una secta davidiana con inquebrantable adhesión al líder, tal y como explicaba Zarzalejos. Que un señor como Koldo haya sido la mano derecha, cuando no pistola humeante, del secretario de organización, Santos Cerdán, que Ferraz haya montado unas cloacas para desinformar y tapar los escándalos de Begoña Gómez, como ha demostrado este diario, y que aquí no haya pasado nada, dice mucho de la sociedad actual.

El PP podría mover el tablero, pero tampoco lo consigue. Los errores de Mazón en la tragedia de la DANA sirven de excusa a la eficaz máquina monclovita para atribuir todas las responsabilidades a los populares. Y cuando el efecto DANA se acabe, empezarán con el fantasma de la extrema derecha. Si las cadenas de Abascal dejan de generar miedo, abrirán entonces alguno de los cajones de las cloacas de Ferraz y se pasarán el informe a un medio amigo para hacer ver que la corrupción de Génova huele peor que la del PSOE. Para más inri, está la incapacidad del PP para impactar con sus mensajes: las mociones de censura no se anuncian, se presentan.

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Los medios de comunicación constituyen una de las pocas herramientas de contrapeso frente al resto de poderes. No todos los medios, claro está. Me refiero a esa prensa que no es part of the business y se siente libre de publicar información crítica con el poder. Esa prensa a la que el Ejecutivo pretende asfixiar a golpe de presiones y ninguneos. De tener que aplicar el plan de acción democrática a los medios afines al Gobierno, deberían desaparecer la mitad, empezando por los entes estatales, más interesados en la polémica de Broncano que en la "rajada" de Aldama.

El frente que más preocupa al Gobierno (y que menos controla), acorralado como está por más de una treintena de casos de corrupción, es el de Justicia. Que el juez Peinado interrogue al mismísimo presidente en Moncloa por un caso en el que está investigada su mujer o que el juez Moreno tome declaración a Aldama en una confesión que pone contra las cuerdas al Ejecutivo y el partido que lo sostiene, son síntomas de que la Justicia, a pesar de las presiones y maniobras, funciona con independencia. La cuestión es que, como ya advertimos en un Caza Mayor anterior, no sabemos hasta cuándo.

Tras la ocupación del Tribunal Constitucional, ahora se pretende hacer lo propio con la Sala Segunda del Supremo, la de lo Penal, tratando de tutelar la sucesión de Marchena, que dejará el cargo de presidente el 4 de diciembre. Tal y como informamos este lunes, Bolaños ha desplegado todos los cañones para colocar al frente a la magistrada progresista Ana Ferrer. Mientras tanto, los vocales designados a propuesta del PP se decantan por el magistrado Andrés Martínez Arrieta. El pulso no es baladí, ya que la impresión generalizada es que todos los casos que cercan al Ejecutivo acabarán en esta sala del Supremo, incluida una hipotética imputación de Pedro Sánchez.

Foto: El presidente de la Sala Segunda de lo Penal del TS, Manuel Marchena. (EFE)

Estamos presenciando el hundimiento de un Gobierno a cámara lenta. Sus intentos de alargar la legislatura resultan efectivos, pero también agónicos. Lo peor, con todo y con eso, no son los pecados cometidos por el Ejecutivo y sus entornos para mantenerse en el poder, sino la situación de no retorno en la que nos encontramos. Se han originado tantos y tan peligrosos precedentes que resultará harto complicado convencer al que venga de que no los utilice para blindarse en el cargo ad aeternum.

Habrá que poner sobre el papel aquellas normas no escritas, que pensábamos que eran de obligado cumplimiento para la convivencia y el buen funcionamiento del país, y ahora son vistas con antipatía, cosas de viejos y reaccionarios. En definitiva, en cuanto pase esta etapa, que algún día pasará, habrá que reinventar el país por completo.

Escuchado en alguna parte: "Es alucinante que lo hayan metido en la cárcel por un simple fraude de IVA [por "simple fraude", se refiere al de hidrocarburos investigado por el juez Pedraz y cuyo montante asciende a la nada 'simple' cifra de 182 millones de euros], pero además es que este tío es muy blando. La cárcel ablanda a todo el mundo, pero es que este está en el top ten de blandos. Ya verás la que va a liar mañana. No va a dejar títere con cabeza". Efectivamente, habló Aldama y cantó la Traviata. Sus declaraciones superaron las expectativas y dejaron entrever una telaraña de nepotismo y corrupción en Gobierno y PSOE que ni los guionistas más enrevesados hubieran podido imaginar.

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