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Yo también creo que Griñán debe ser indultado
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Pablo Pombo

Crónicas desde el frente viral

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Yo también creo que Griñán debe ser indultado

Lo que de verdad resulta ilusorio es pensar que un indulto como este se puede despachar sin más, sin ser didácticos y sinceros, mientras la gente lo está pasando verdaderamente mal

Foto: El expresidente de la Junta de Andalucía José Antonio Griñán. (EFE/Zipi)
El expresidente de la Junta de Andalucía José Antonio Griñán. (EFE/Zipi)
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No me parece muy justo que José Antonio Griñán pueda terminar su vida entre los barrotes de una cárcel. Tengo la absoluta convicción de que es una persona íntegra. Y lamento la sentencia tanto como la respeto. Por eso creo que su indulto es razonable.

Y por el mismo motivo me parece natural que tanto Felipe González como José Luis Rodríguez Zapatero apoyen la próxima petición de la familia. Hacen, sencillamente, lo que consideran correcto. Y esa es una gran ventaja cuando hay que tomar decisiones costosas, como tendrá que hacer el Gobierno en su momento.

Foto: Ilustración: Laura Martín.

Puede entenderse que la Moncloa quiera aplicar una estrategia de comunicación orientada a contener daños —es lo que buscan estas primeras declaraciones distanciadas y diletantes—. Pero no funcionará. No es posible evitar el desgaste, ni siquiera graduarlo. Pretender no dejarse pelos en la gatera es un ejercicio de voluntarismo infantil. El objetivo viable está en otro punto, en el lado opuesto de los remilgos.

No hay motivo para fingir que la decisión del indulto es un trámite más sin demasiada importancia. Nadie tiene que pedir perdón cuando está haciendo lo que está bien. Comportarse y comunicar desde los complejos solo sirve en esta época tan sentimental para que te hundan el orgullo.

El PSOE no necesita —no debe— convertir este asunto en una batalla cultural al modo Trump. Ese camino iría tan en contra de su naturaleza como muchas de las cosas que ha perpetrado Sánchez. Basta con que entienda un poco el espíritu de nuestro tiempo y se comporte con dignidad. Esto es, asumir que hay circunstancias en las que o das la cara o te la parten, y actuar en consecuencia.

Foto: Manuel Chaves y José Antonio Griñán, en la Audiencia de Sevilla. (EFE/Raúl Caro)

Hacer lo que seguramente se terminará haciendo sin sostenerle la mirada al país y sin conjugar un discurso maduro es un mal negocio en el que los demás competidores solo pueden obtener beneficios. Lo veremos pronto en el comportamiento del resto de partidos.

Los nacionalistas se están frotando las manos, porque saben que el silencio les será más rentable que la palabra. No necesitan defender al primer partido del Gobierno para seguir aumentando la factura parlamentaria. Rentabilizarán hasta el silencio. Sucede, sin embargo, que a más cesiones, mayor será el hartazgo de los electores socialistas moderados con las malas compañías de Sánchez.

Los de Podemos, que han descubierto que la vía de la exigencia social puede darles algún rédito, tratarán de sacar tajada. Tendrán que hacerlo sin poder mostrarse como una organización precisamente ejemplar, pero lo harán.

Foto: José Antonio Griñán, a su llegada a la Audiencia de Sevilla. (EFE/Archivo/Julio Muñoz)

En este caso, lo relevante no está en que Echenique se pronuncie primero de una forma más grosera y Yolanda Díaz ya después de un modo más prudente —el juego es siempre ese—. La clave para los socialistas está en que si no comunicas bien en un terreno tan adverso como este, solo pueden restringirse las posibilidades de desenvolverse en el campo de la superioridad moral.

Es posible que los portavoces del PP emitan más benevolencia con los socialistas que sus socios de gobierno. De esa manera, se acentuará todavía más la impresión de deslealtad y desorden en el seno de la coalición. Y, además, Feijóo seguirá sumando puntos de aceptabilidad en las capas centrales del electorado socialista.

Génova tiene al alcance de su mano la consecución de una especie de empate Gürtel-ERE que serviría para pasar página y equilibrar los pesos morales históricos del bipartidismo. Es una ganancia significativa. En realidad, no necesitan hacer demasiada sangre en su estrategia hacia el poder.

Foto: El expresidente de la Junta de Andalucía José Antonio Griñán. (EFE/Pool/Raúl Caro)

La ceja abierta del Gobierno, la zona para seguir percutiendo, es otra y tiene muy mala pinta. El resultado del combate vendrá condicionado por el aumento del coste de la vida propiciado por la inflación, el frío invierno que se acerca y el riesgo cierto de recesión en 2023. Lo demás, la cadena de refriegas políticas, solo será la espuma de los días.

Todo parece indicar que la economía será la principal motivación de voto. Y por ahí el horizonte es tan áspero esta vez que ni siquiera hace falta articular un mantra como el de “Paro, despilfarro y corrupción” que tantas veces repitió Aznar.

Hay que estar muy lejos de la vida para plantearse que el posible indulto al expresidente de los socialistas pueda pesar significativamente en cualquiera de las urnas que quedan en esta legislatura. Un poco de sentido común sobra para entender que el precio del cartón de leche sí que terminará teniendo un coste electoral de verdad.

Foto: José Antonio Griñán a su llegada a los juzgados de Sevilla durante la vista oral de los ERE. (EFE/Raúl Caro)

Lo anterior no significa que la decisión respecto a Griñán vaya a resultar inocua en términos demoscópicos. Sí que resulta verosímil que pueda taponar la remontada que el PSOE necesita. La desmotivación, el desenganche emocional, es el mayor peligro electoral que ahora mismo afrontan los socialistas.

El electorado progresista está hoy terriblemente desmovilizado. Y más que lo va a estar. La cuesta de septiembre va a ser vivida en muchos hogares como un muro. Las recientes elecciones andaluzas dejaron demostrado que muchos hogares que tradicionalmente votaban PSOE pueden migrar al PP sin demasiados escrúpulos. Ese fenómeno puede retroalimentarse a corto plazo y a mayor escala.

Nos acercamos a un otoño muy difícil de gestionar comunicativamente para la Moncloa. A estas alturas, la propaganda no podrá ofrecer lo que sí otorga un relato que respete mínimamente la inteligencia de la gente.

Foto: El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, en Porto do Son (A Coruña). (EFE)

Cualquier Gobierno puede recuperar el respeto de sus votantes e incluso aumentar su base social actual tomando medidas que no son fáciles de aceptar de primeras. Eso está tan al alcance de la mano como la realidad. Se puede gestionar con una pizca de grandeza y con grandes dosis de honestidad.

Lo que de verdad resulta ilusorio es pensar que un indulto como este se puede despachar sin más, sin ser didácticos y sinceros, mientras la gente lo está pasando verdaderamente mal. Afrontarlo así, evadiendo la ética y la responsabilidad política, solo vale para ponerse más plomo en las alas mientras el techo se hace más y más bajo.

No me parece muy justo que José Antonio Griñán pueda terminar su vida entre los barrotes de una cárcel. Tengo la absoluta convicción de que es una persona íntegra. Y lamento la sentencia tanto como la respeto. Por eso creo que su indulto es razonable.

Indulto José Antonio Griñán
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