Primer patinazo del PSOE en la precampaña electoral

Cuando uno se hace pruebas médicas, puede no comprender los análisis, pero sí entender la receta. Es fácil: si te mandan algo para la tensión es porque tienes un problema de tensión. Con las campañas electorales, pasa algo parecido. No hace falta tener toda la información, basta un poco de atención a la comunicación para averiguar dónde están las dificultades de cada partido. Por eso, el lema de precampaña elegido por el PSOE no resulta precisamente original, pero sí revelador: “Defiende lo que piensas”.

Lo interesante no está en la evidente pobreza creativa de la solución, sino en todo el recorrido que culmina con la aprobación del trabajo elaborado por la agencia de publicidad.

Es un proceso que lleva su tiempo. No se hace dando tumbos, sigue un cauce establecido, un guion en el que los números cuentan mucho. El método de trabajo es bastante parecido al aplicado en el mundo de la empresa cuando se va a lanzar un nuevo producto, con el matiz de que el Partido Socialista sería una empresa verdaderamente grande.

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Estamos hablando de la organización que recaba y procesa más información sociológica en nuestro país. Nadie reúne más datos y nadie los tiene más precisos. No solo las encuestas, que por supuesto, también los estudios cualitativos periódicos, el constante big data de la Moncloa y, en clave interna, todas las terminales territoriales de una organización implantada en cada pueblo.

Cuando las urnas están en el horizonte, faltando varios meses, pero ya cerca, todo ese volumen de conocimiento se vuelca en un documento fundamental para la posterior elaboración de la estrategia. Es el informe sociológico.

En este caso, el documento debe haber llegado a una conclusión general bastante parecida a esta: el Partido Socialista se encuentra ante una severa y doble bajada de tensión, los votantes se están desmovilizando y los militantes se están desactivando.

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No parece improbable que la severidad de esa doble caída sea mayor que la que están reflejando las encuestas que vienen publicándose en los distintos medios. Puede que el análisis de la tendencia les haya llevado a calcular que estarán en esa zona dentro de no demasiado tiempo. En cualquier caso, ese es el tema.

Un diagnóstico que conforma el punto de partida del documento de estrategia electoral y que se comparte descarnadamente en el briefing para la agencia de publicidad encargada de diseñar los materiales de la precampaña y de la campaña.

¿Es la primera vez que esto le pasa a este partido? No. Aquí ocurrió, hace no demasiado tiempo, algo parecido cuando el final de la era Zapatero, cuando fue Rubalcaba quien tomó el testigo hacia las generales de 2011, camino de la inmolación. Entonces se cayeron los brazos como ahora.

Opinión

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Así que es verosímil que algún creativo desaprensivo le echase un vistazo a lo que ocurrió entonces y, sin demasiados escrúpulos, agarrase el lema usado, lo modificase ligeramente para presentárselo al cliente en la siguiente reunión. Tras la cual, obtuvo la aprobación. “Gran idea, muchachos, es exactamente eso”.

Contado esto, pasamos a plantearnos algunas preguntas. Primera: ¿cómo es posible que fallasen todos los mecanismos de control y se diese el visto bueno a ese lema? Nadie lo paró porque nadie en la sala de la reunión recordó la campaña con la que ese mismo partido obtuvo más de siete millones de votos en 2011, antes de ayer en términos electorales.

"Defiende lo que piensas" es la propuesta más defensiva que puede aplicarse, como lo fue en su día "Pelea por lo que quieres"

Segunda: ¿cómo es posible que una vez aprobado el eslogan no se testase, como se hace en todas las campañas serias, para ver si genera algún tipo de anticuerpo en el público? Ese mecanismo de precaución sirve para evitar errores y malinterpretaciones, dobles lecturas, plagios y autoplagios… Es obvio que aquí no se testó.

Tercera: ¿cómo es posible que nadie se parase un minuto a pensar en la carga estratégica que contiene el lema? Aquella vez se optó por esa solución creativa porque la posibilidad de la victoria estaba ya fuera de la realidad. El objetivo de 2011 nunca fue ganar, sino obtener un resultado suficientemente digno que permitiese mantener en pie las siglas. La mayoría absoluta del PP se daba por descontada.

“Defiende lo que piensas” es la propuesta más defensiva que puede aplicarse, como lo fue en su día “Pelea por lo que quieres”. Implica renunciar a muchas cosas, conlleva abandonar el futuro, el espíritu positivo, la intención de inspirar al electorado un poco, aunque solo sea un poco. Es un mensaje de resistencia.

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¿De verdad cree la dirección del PSOE que la única opción que tiene es aplicar una campaña 100% numantina? ¿Tan mal se ven? ¿Tan poco se quieren? ¿Tan poca ambición y tan poco respeto a la belleza del juego tienen?

Pasemos a las consecuencias, porque ningún lema de precampaña es un punto y final. Todos son el título de un capítulo y detrás llegan más, guardando coherencia entre sí. Por lo tanto, la aplicación del resistencialismo es una decisión estratégica que llegará hasta el día mismo de las urnas. Por eso puede darse por hecho lo que está por llegar.

Por un lado, no hace falta ser vidente para predecir la conjugación sanchista del resistencialismo: a tope de agresividad. Si los candidatos territoriales no lo remedian, el PSOE se verá arrastrado desde la Moncloa hacia una campaña muy negativa, destructiva. Veremos productos de comunicación dañinos para la convivencia y también para los propios intereses de los socialistas. El objetivo de retener al electorado satanizando al contrario, en las circunstancias actuales, puede terminar generando una desafección mayor.

La diferencia entre el PSOE de 2011 y el PSOE de 2023 es que la cultura del socialismo ha sido sustituida por el culto al líder

Y por el otro, cabe anticipar que el resistencialismo se revestirá retóricamente de patriotismo de partido. Y ese es el problema de fondo. La diferencia entre el PSOE de 2011 y el PSOE de 2023 es que la cultura del socialismo ha sido sustituida por el culto al líder. La relojería está desvencijada. Y ese es un fallo central en todo el planteamiento: una campaña de patriotismo de partido es más difícil de ejecutar cuando el partido ya no es lo que siempre fue.

Los socialistas tienen ante sí campañas electorales complejas. Pero no las más difíciles ni las más duras que han atravesado. Si algo ha distinguido a ese partido históricamente es que siempre ha caminado con paso firme hacia las urnas. Sin embargo, esto es un patinazo. La doble bajada de tensión de los votantes y militantes no es un síntoma sino la enfermedad. En este caso, lo grave es la anemia. Y con torpezas así, solo puede recrudecerse.