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La simultánea de ajedrez del día después
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Jaime Pérez-Llombet

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La simultánea de ajedrez del día después

¿Qué pesará más en las negociaciones, cómo quede el Parlamento autonómico o qué mayorías se den en cabildos y corporaciones municipales?

Foto: El presidente del Gobierno de Canarias, Ángel Víctor Torres. (EFE/Jalal Morchidi)
El presidente del Gobierno de Canarias, Ángel Víctor Torres. (EFE/Jalal Morchidi)
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Caída. Catarata. Salto de agua. Torrente. Cascada. Tramo de un curso fluvial donde, por causa de un fuerte desnivel del cauce, el agua cae verticalmente por efecto de la gravedad. Son sistemas dinámicos que, como viene ocurriendo hace un buen montón de legislaturas en la política canaria, presentan distintas formas. Caídas verticales. Pendientes pronunciadas. Gobierno regional. Cabildos. Ayuntamientos. En el dialecto de la política local se adoptó la imagen de la caída o salto de agua para referirse a acuerdos poselectorales que, lejos de limitarse a formar una mayoría parlamentaria que sustente al Ejecutivo autonómico, comprometiera a los partidos firmantes a trasladar el pacto regional a las principales instituciones del archipiélago, a los cabildos y al ámbito municipal. Nunca fue fácil. Cada vez resultó más complicado exportar de forma automática a las corporaciones locales lo firmado de cara al Gobierno regional. No es sencillo trasladar e imponer en cabildos y ayuntamientos pactos que chocaban personal y aritméticamente con situaciones o realidades que a veces no se parecen.

Foto: El candidato del PSOE a la reelección como presidente de Canarias, Ángel Víctor Torres. (EFE/Ángel Medina G.) Opinión
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Malas relaciones personales. Sumas. Restas. Encajes imposibles. Los pactos en cascada cayeron en desgracia en las islas. Quienes negocian los acuerdos poselectorales evitan referirse a esa fórmula. Han pasado de jerga a tabú. Los dirigentes regionales de los principales partidos (encargados de liderar las negociaciones a partir de la noche del próximo domingo) descartan intentar la ecuación de los pactos en cascada. En público, al menos. Otra cosa son los cálculos, deseos e intenciones que se cuecen puertas adentro. Se cuidan mucho de no utilizar la denominación de origen, la imagen que dio pie (esos saltos de agua) pero echan cuentas igualmente en voz baja y, sobre todo, son plenamente conscientes de que las combinaciones que las urnas impongan en cabildos y ayuntamientos condicionarán los pactos. Qué fue antes. Huevo. Gallina. ¿Qué pesará más en las negociaciones, cómo quede el Parlamento autonómico o qué mayorías se den en cabildos y corporaciones municipales?

Foto: Pablo Iglesias, durante su intervención este domingo en un mitin en apoyo de los candidatos de la coalición Unidas Sí Se Puede al Gobierno de Canarias. (EFE/Ángel Medina G.) Opinión
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Los pactos en cascada han desaparecido del guion. No se les nombra. Silencio. Ni nombrarlos. Sin comentarios. Nada. Nada de nada. Esa fórmula pasó a la historia —se dice—. Pero no. La realidad poselectoral impondrá su ley. El cuadro que arroje la jornada electoral del próximo domingo obligará a las direcciones regionales de los principales partidos a desplegar el mapa y, con la calculadora en una mano y el teléfono en la otra, tantear en qué medida lo que se acuerde por abajo (cabildos y ayuntamientos) condicionará el pacto que sustente al Ejecutivo autonómico o, en sentido inverso, cómo lo que se cierre por arriba (en la Cámara regional) caerá o no en cascada sobre las negociaciones y formaciones de equipos de gobierno en las corporaciones locales.

Foto: Pedro Sánchez observa al presidente de Canarias, Ángel Víctor Torres. (EFE/Ángel Medina. G.) Opinión

Corriente de agua que sube o baja. Hay tantas teorías como colores o siglas. Con las encuestas quitándoles sueño, visibilidad y aire a los fontaneros de las formaciones con mayor implantación territorial, hay quienes priorizan ser fuertes en los siete cabildos y en los ayuntamientos de mayor peso —Las Palmas de Gran Canaria y Santa Cruz de Tenerife, La Laguna o Telde, junto a las capitales insulares— en la convicción de que será el peso que se tenga en las corporaciones locales lo que finalmente posibilitará (o no) un pacto en el Gobierno. Quien esté fuerte en cabildos y ayuntamientos jugará con cartas ganadoras en la negociación de cara a construir la mayoría parlamentaria de la inminente legislatura. Es una lectura de la realidad poselectoral. Hay otra. Otras voces consideran que será al revés y que, resucitando la fórmula de los saltos de agua, el pacto en el Ejecutivo regional será el patrón de partida en los escalones insular y municipal. De arriba abajo. De abajo hacia arriba. Dependerá del tablero, del rompecabezas de diputados, consejeros insulares o concejales que los partidos tendrán que armar.

Foto: El actual presidente, Ángel Víctor Torres, en la presentación candidaturas del PSOE en Canarias. (EFE/Gelmert Finol) Opinión

Los sondeos no están poniéndolo fácil. No dan pistas. O pocas. Insuficientes. Sobrevuela la nube de unos resultados endemoniados, al límite, escenarios que no se despejarán hasta la tanda de penaltis o fotofinish, rozando la pesadilla de los empates técnicos entre partidos o bloques —izquierda o centroderecha— que mantiene en el aire quinielas y profecías. Nadie sabe nada. Una previsión y la contraria. En las casas de apuestas las señales son confusas. Si bien en el ámbito autonómico los socialistas saltan al césped como favoritos, cuando se baja la escalera en los rellanos insulares y municipales las combinaciones posibles, sondeos en mano, rayan lo infinito.

Los partidos que logren un hueco en el Gobierno se moverán libremente, cuchillo en boca, para alcanzar pactos insulares y municipales

Los negociadores del día después se agrupan en dos escuelas o tradiciones. Unos creen que los pactos en cabildos y ayuntamientos son el salto de agua del acuerdo que se alcance en el Parlamento para formar Gobierno. Otros consideran que es justo al revés, son los pactos en las corporaciones locales los que abren las puertas del Ejecutivo regional. Cascadas descendentes o ascendentes. Pactos en cascada encubiertos. Los partidos que logren hacerse un hueco en el Gobierno de Canarias se moverán libremente, cuchillo en boca, para alcanzar pactos en los ámbitos insular y municipal. Por el contrario, aquellos que pacten en el Ejecutivo regional tendrán que estar a ese acuerdo cuando negocien en otras instituciones. Vasos comunicantes. Cascadas que refuerzan o debilitan la posición negociadora.

Foto: Los portavoces de los grupos de Nueva Canarias, Román Rodríguez (i), y de Si Podemos Canarias, Noemí Santana (2d), felicitan al socialista Ángel Víctor Torres (c). (EFE/Cristobal García) Opinión
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Acuerdos que serán rubricados siendo conscientes los abajo firmantes de que el resultado de las elecciones generales, meses después, puede convertir algunos pactos en mayorías provisionales. Un cambio en el Gobierno de España, pasando de PSOE a PP, puede propiciar que vuelvan a repartirse las cartas, algo que en Canarias no será inédito, al contrario, en las Islas el relevo en los ministerios puede provocar una onda expansiva que alcance al pacto en el Ejecutivo autonómico e incluso en alguna corporación local.

A río revuelvo ganancia de quienes quedaron en la oposición en las negociaciones de las próximas semanas. En la simultánea de ajedrez de los pactos en gobierno, cabildos y ayuntamiento, en las Islas hay que hilar fino tanto con la pesca del verano como con la posible repesca que podría propiciar la llegada a Moncloa de Alberto Núñez Feijóo.

Caída. Catarata. Salto de agua. Torrente. Cascada. Tramo de un curso fluvial donde, por causa de un fuerte desnivel del cauce, el agua cae verticalmente por efecto de la gravedad. Son sistemas dinámicos que, como viene ocurriendo hace un buen montón de legislaturas en la política canaria, presentan distintas formas. Caídas verticales. Pendientes pronunciadas. Gobierno regional. Cabildos. Ayuntamientos. En el dialecto de la política local se adoptó la imagen de la caída o salto de agua para referirse a acuerdos poselectorales que, lejos de limitarse a formar una mayoría parlamentaria que sustente al Ejecutivo autonómico, comprometiera a los partidos firmantes a trasladar el pacto regional a las principales instituciones del archipiélago, a los cabildos y al ámbito municipal. Nunca fue fácil. Cada vez resultó más complicado exportar de forma automática a las corporaciones locales lo firmado de cara al Gobierno regional. No es sencillo trasladar e imponer en cabildos y ayuntamientos pactos que chocaban personal y aritméticamente con situaciones o realidades que a veces no se parecen.

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