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Una advertencia de silencio para Feijóo
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Javier Caraballo

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Una advertencia de silencio para Feijóo

Ya veremos si Feijóo sabe trascender del barro que le proponen. Ante la duda, mejor el silencio que el estropicio

Foto: El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo. (EFE/Javier Lizón)
El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo. (EFE/Javier Lizón)
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Esta es la situación: solo la torpeza de la oposición puede salvar al secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, del desgaste previsible de su partido en las próximas elecciones generales, y antes aún en las autonómicas y municipales. En consecuencia, la responsabilidad mayor de Alberto Núñez Feijóo, como líder de la oposición y presidente del segundo partido de gobierno en España, es conseguir no boicotearse a sí mismo. El reto es que sepa caminar sin zancadillearse, y no está claro que vaya a lograrlo.

Podría sonar a burla, pero no es así, en realidad estamos hablando del principal logro que se espera de él, un liderazgo sólido y apreciado como alternativa más allá de su partido y sus aplaudidores. Un discurso de Estado que esté a la altura de los problemas, lejos del barro previsible y de la confrontación diaria. El presidente del Partido Popular tiene la oportunidad de liderar en España una respuesta transversal y mayoritaria de rechazo a la deriva constitucionalista del Gobierno de Pedro Sánchez, pero para conseguirlo deberá espantar fantasmas y complejos de su alrededor y presentarse, ante todos, como un líder de consenso que devuelva al país la normalidad institucional.

Foto: El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, en el Senado. (EFE/Javier Lizón)

Solidez y discurso. Desde que Núñez Feijóo abandonó la Xunta de Galicia y se hizo con el liderazgo del PP, tras el proceso de eyección de Pablo Casado, su sola presencia física hizo que aumentaran las expectativas de voto del Partido Popular en las encuestas. Pero eso es un factor electoral voluble. Quienes hablaron entonces de "cambio de ciclo político", como si su liderazgo ya estuviera hecho, se equivocaban porque el ascenso entonces de los populares obedecía más a la ausencia del caos anterior que a la consolidación del cambio que se había efectuado. La confianza de entonces tenía que ver con el final de la zozobra y el patetismo, pero ese no es un valor estable en política. Hace falta más; hace falta todo lo demás. De hecho, el paso siguiente es el que no ha dado.

Ya sabemos que, tal y como se plantea la política en España, con altísimos niveles de exposición pública, existen grandes riesgos de carbonización prematura. En España, cuando alguien está en la oposición, sobre todo en la derecha, se puede ver arrastrado por la inercia de esa política intensiva o corrosiva, que incluye también a aquellos que le dictan a diario los deberes desde micrófonos y periódicos. Sobreponerse a ese caudal, que es un río trepidante cuando pasa por Madrid, uno de esos rápidos llenos de rocas y desniveles letales, solo está reservado a aquellos que demuestran principios robustos y un carácter asentado. ¿Puede esperarse de Feijóo?

Foto: El líder de Vox, Santiago Abascal, en el Congreso. (EFE/Javier Lizón)

Es a partir de ahora cuando vamos a verlo, porque la situación es esa, que solo las torpezas de la oposición pueden rescatar a Pedro Sánchez del deterioro electoral del que le están advirtiendo en su propio partido, el PSOE. También es consciente de ello el propio presidente del Gobierno, salvo que, a diferencia de quienes le critican y son pesimistas sobre el futuro electoral, Pedro Sánchez está seguro de que la derecha será la que salga a su rescate. Las expectativas electorales del líder socialista solo cuadran si el PSOE consigue tapar el trasvase de votos hacia la derecha, porque el perfil más izquierdista, incluso radical, ya lo ha consolidado con las reformas puestas en marcha.

De ahí viene la insistencia de los distintos portavoces del Partido Socialista cuando presentan al líder del Partido Popular como un político fanático y peligroso, que se pavonea públicamente de mantener bloqueado el Consejo General del Poder Judicial. Piensan esos portavoces socialistas que, al igual que en otros tiempos el discurso del miedo a la derecha era efectivo entre su electorado, de la misma forma, ahora, la imagen radical y antisistema de Núñez Feijóo servirá para que ningún votante socialista tradicional quiera cambiar su voto en las urnas.

Foto: El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo (c), la presidenta de la CAM, Isabel Díaz Ayuso, y el alcalde madrileño, José Luis Martínez Almeida. (EFE/Sergio Perez)

En la determinación del presidente del Partido Popular está asentar esa estrategia o desmentirla. La pretensión no puede ser nunca la de intentar que los portavoces socialistas tengan un discurso distinto sobre él, claro, porque las descalificaciones van a seguir existiendo; no, el único objetivo posible es el de no caer en esa estrategia. Mucho menos fomentarla, con esos discursos incendiados que tanto gustan en la derecha, de dictaduras bolivarianas, de gobiernos ilegítimos, de presidentes tiranos, de exigencia diaria de elecciones, de catástrofes constitucionales, de la hecatombe económica y el acabose en cada rueda de prensa, en cada mitin...

La situación, objetiva, es tan grave que no necesita de calificativos que desvirtúen la realidad. No es necesario exagerar nada cuando se cuenta como aliado con el rechazo inequívoco de tantos exdirigentes ilustres del Partido Socialista, tantos historiadores y juristas, tantas personalidades con las que se podrían recorrer, de izquierda a derecha, todas las ideologías, salvo las extremas. Alejarse de la crispación, renegar de los insultos, abominar de la barbaridad.

No hay muchas coyunturas en la historia democrática de España en las que un líder, desde la oposición, sea capaz de consolidarse porque sabe transmitir a la ciudadanía, a toda la ciudadanía, la imagen de templanza, de seguridad y de estabilidad que se busca, que se necesita. Cada vez que ha ocurrido, esa etapa podía identificarse por el ruido enorme que existía, por la tensión exagerada, incluso temor. De esa incertidumbre, surgen los grandes liderazgos. Quizá coincidamos todos en que este es uno de esos momentos. Ya veremos si Feijóo sabe trascender del barro que le proponen. Ante la duda, mejor el silencio que el estropicio.

Esta es la situación: solo la torpeza de la oposición puede salvar al secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, del desgaste previsible de su partido en las próximas elecciones generales, y antes aún en las autonómicas y municipales. En consecuencia, la responsabilidad mayor de Alberto Núñez Feijóo, como líder de la oposición y presidente del segundo partido de gobierno en España, es conseguir no boicotearse a sí mismo. El reto es que sepa caminar sin zancadillearse, y no está claro que vaya a lograrlo.

Alberto Núñez Feijóo
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