Es noticia
Lapidario bobo de la campaña
  1. España
  2. Matacán
Javier Caraballo

Matacán

Por

Lapidario bobo de la campaña

El 'Lapidario bobo' es transversal, aquí no valen ni los prejuicios ni los sectarismos. Una metedura de pata no tiene connotación política. Y ya está dicho que se trata de un ejercicio propio de la jornada de reflexión

Foto: Mariano Rajoy, en un acto de campaña. (EFE/Carlos Barba)
Mariano Rajoy, en un acto de campaña. (EFE/Carlos Barba)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

Tres candidatos. Tú eliges quién. En todas las campañas electorales, el exceso de palabras y de palabrería genera un efecto indeseado: el ridículo público. Es como una especie de principio físico, que siempre están muy presenten en política, "el volumen de discursos es directamente proporcional al número de disparates que se cometen". En una campaña tan bronca como la que acabamos de superar, hay pocos ejercicios lúdicos y relajantes como este de repasar el lapidario bobo de la campaña, como podríamos denominarlo. Tres candidatos que compiten entre sí, de tres partidos políticos distintos, el Partido Popular, el PSOE y Sumar, con tres referentes nacionales de esas formaciones, Mariano Rajoy, José Luis Rodríguez Zapatero y Yolanda Díaz. Con toda seguridad, habrá quien piensa que la lista se queda incompleta, que conoce otros casos de dirigentes con serias y dignas aspiraciones para figurar en ese ranking. Es muy probable, sí, y no existe inconveniente alguno en ampliar esta particular lista electoral en la que hay candidatos de todas las formaciones políticas. El lapidario bobo es transversal, aquí no valen ni los prejuicios ni los sectarismos. Una metedura de pata no tiene connotación política. Y ya está dicho que se trata de un ejercicio propio de la jornada de reflexión. Así que vamos a ello.

Mariano Rajoy, ese 'fistro' físico

Cada vez, cuesta más trabajo no apreciar en el expresidente Rajoy la sustancia de un monologuista de éxito. En algunas de sus celebradas meteduras de pata, que acaban convirtiéndose en una especie de trabalenguas sin sentido alguno, solo le falta adornar el final con una de esas interjecciones que usaba Chiquito de la Calzada, por siempre recordado. El aclamado autor de la frase de "es el vecino el que elige al alcalde y es el alcalde el que quiere que sean los vecinos el alcalde", ha vuelto en esta campaña electoral con otro prodigio de equilibrio absurdo. Puede haber quien no lo valore, pero es muy difícil que alguien, delante de un atril, sea capaz de acumular palabras y palabras, a sabiendas muy probablemente de que no está diciendo nada, y siga tal cual, impertérrito, como si estuviera desvelando el secreto de la vida eterna. Ese es Rajoy y esta es su frase del lapidario bobo: "Hoy estoy aquí y el día 15 a quien quiera acordarse de que se acuerde de que yo, aunque no sea físicamente, estoy aquí y mucha más intensidad que en el día de hoy". Si le añade fistro, lo clava…

Zapatero, el 'hippie' fumado

Es posible que desde aquella memorable intervención de Fernando Arrabal de "el milenarismo va a llegar", nada nos haya recordado más aquel momentazo televisivo. Hasta esta campaña electoral en la que el expresidente Rodríguez Zapatero se puso a divagar, y a divagar, sin sentido alguno, sobre los límites del universo y la insignificancia del planeta tierra. Y todo a cuenta del cambio climático. Esta parrafada es ya histórica: "El infinito es el infinito, el universo es infinito muy probablemente. No cabe en nuestra cabeza imaginarnos cómo es el infinito. Pues bien, pertenecemos a un planeta, la Tierra, y a una especie que es absolutamente excepcional, que no la hay en ningún sitio del universo. No podemos imaginar las distancias que no podemos advertir. Somos el único sitio del universo, del todo, si es que podemos concebir el todo, donde se puede leer un libro y se puede amar". (Sigue y sigue… "ese planeta, que no se puede ver, ese planeta…"). Un hippie fumado, de marihuana, no lo hubiera superado jamás.

Yolanda Díaz cuando hace de Yol Esponja

Yolanda Díaz, por su forma de construir los discursos, con el desdoblamiento de género constante, siempre hay que oírla con el suspense de un equilibrista, porque es imposible no resbalar. Lo ha hecho en ocasiones, como aquella vez que el lenguaje inclusivo le llevó a "dar las gracias a tantas y tontos". También inició en una ocasión un discurso dirigiéndose a "autoridades y autoridadas"… En fin, lo dicho, que lo complicado cuando se desdobla el género constantemente es no equivocarse.

En esta campaña electoral, ha huido de esos charcos, con toda seguridad por consejo de sus asesores, y sus mejores momentos, los que se han hecho más virales, han tenido que ver con su forma de dirigirse al electorado, con un tono y unas expresiones que parecían dirigidas a un público infantil. Como de guardería o de parvulario. Solo hay que prestarle atención al tono que emplea, cuando, por ejemplo, dice, enfática, "Hola", con la voz de quien dice "Holi". Y nos habla, entusiasmada, del tren en el que se ha subido o de la cuenta de WhatsApp que se ha abierto. Si existe un Bob Esponja, existe un Yol Esponja. El WhatsApp y el tren. Dos mensajes cortos, contundentes, como dos derechazos en un saco de algodón dulce.

Tres candidatos. Tú eliges quién. En todas las campañas electorales, el exceso de palabras y de palabrería genera un efecto indeseado: el ridículo público. Es como una especie de principio físico, que siempre están muy presenten en política, "el volumen de discursos es directamente proporcional al número de disparates que se cometen". En una campaña tan bronca como la que acabamos de superar, hay pocos ejercicios lúdicos y relajantes como este de repasar el lapidario bobo de la campaña, como podríamos denominarlo. Tres candidatos que compiten entre sí, de tres partidos políticos distintos, el Partido Popular, el PSOE y Sumar, con tres referentes nacionales de esas formaciones, Mariano Rajoy, José Luis Rodríguez Zapatero y Yolanda Díaz. Con toda seguridad, habrá quien piensa que la lista se queda incompleta, que conoce otros casos de dirigentes con serias y dignas aspiraciones para figurar en ese ranking. Es muy probable, sí, y no existe inconveniente alguno en ampliar esta particular lista electoral en la que hay candidatos de todas las formaciones políticas. El lapidario bobo es transversal, aquí no valen ni los prejuicios ni los sectarismos. Una metedura de pata no tiene connotación política. Y ya está dicho que se trata de un ejercicio propio de la jornada de reflexión. Así que vamos a ello.

Elecciones Generales
El redactor recomienda