Es noticia
Gargantúa Puigdemont devora España a dentelladas
  1. España
  2. No es no
Rubén Amón

No es no

Por

Gargantúa Puigdemont devora España a dentelladas

Cesión a cesión, concesión a concesión, Sánchez degrada y destruye la credibilidad del Estado y concede al 'expresident' una dieta insaciable y humillante

Foto: El 'expresident' Carles Puigdemont. (EFE/Ronald Wittek)
El 'expresident' Carles Puigdemont. (EFE/Ronald Wittek)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

La voracidad de Gargantúa Puigdemont tendría menos eficacia si no hubiera encontrado la actitud sumisa de Sánchez. El más suculento de los platos le resulta insuficiente al president desterrado. Más come, más apetito tiene, aunque la paradoja de la tenia soberanista consiste en que el hambre insaciable del parásito desnutre proporcionalmente al Estado que okupa.

Es un virus troyano Puigdemont, el protagonista de un sabotaje que cercena la imagen de España y malogra la credibilidad del Estado de derecho. Puigdemont ha conseguido modificar a su antojo el Código Penal —sedición, malversación—, ha logrado desprestigiar al Supremo y al TC, ha demostrado que existen las persecuciones y delitos políticos, ha puesto en órbita el lawfare y ha roto el principio de igualdad de territorios y de ciudadanos.

Un buen ejemplo es el denuedo con que Sánchez está dispuesto a forzar las costuras del sistema para que Puigdemont prosiga con el régimen de la dieta opípara. La última novedad consiste en transformar la Fiscalía General en el bufete de abogados que defiende al delincuente y al extorsionista. Es obligación y competencia del ministerio público acusar, fiscalizar, no colocarse a la vera del imputado, buscarle salidas jurídicas… ni políticas.

El sistema que Puigdemont se ha propuesto corromper le ha concedido un itinerario de impunidad indescriptible. Se ha legislado a medida de su historial delictivo. Se le han garantizado medidas de gracia. Y se le ha redactado una amnistía personal que no termina de satisfacerle porque deja en el aire la represalia penal a sus hipotéticas vinculaciones con el terrorismo, como si fuera el terrorismo un delito menor que merece disolverse en el éter de la amnesia o de la inmunidad.

Foto: La vicepresidenta primera, María Jesús Montero, y el ministro de Presidencia y Justica, Félix Bolaños, este martes en el Senado. (EFE/Kiko Huesca)

Puigdemont es un tragaldabas insaciable al que Sánchez responde con un menú sin restricciones. Ya decía Rabelais, el autor de Gargantúa, que el apetito crece a medida que se satisface, pero también nos recordaba el novelista que las deudas y las mentiras acostumbran a mezclarse juntas.

He aquí las circunstancias específicas en que se encuentra Sánchez. Las deudas que ha adquirido con sus prestamistas y acreedores le obligan a engañar, engañarse y engañarnos, naturalmente desdiciéndose de los principios nucleares que él mismo había acuñado al llegar a la Moncloa.

Foto: El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont atiende a medios a su llegada al Parlamento Europeo. (Europa Press/Álex Flores) Opinión
TE PUEDE INTERESAR
La piel de Puigdemont
Pablo Pombo

El mismo presidente que modificó la Ley de Enjuiciamiento Criminal para dilatar los plazos de la instrucción y combatir la impunidad decide ahora que procede acortarlos como atajo a la impunidad de Puigdemont.

Conviene recordar que Sánchez se comprometió a traernos a Carles esposado. Que le acusó de rebelión. Que renegó del indulto y de la amnistía. Y que observó inequívocos ejemplos de terrorismo en la facción más agresiva de la facción indepe. Los CDR. Tsunami Democràtic.

La dependencia le constriñe a someterse a los volantazos del partido ultraconservador cuyo fin es la independencia de Cataluña

No pueden esconderse tantas mentiras en la saca que lleva a cuestas el patrón socialista, pero resulta que la dependencia aritmética de los votos de Junts tanto predispone la bacanal que le reclama Puigdemont como le constriñe a someterse a los volantazos del partido supremacista, xenófobo y ultraconservador cuyo objetivo final es la destrucción del Estado español.

No son opiniones de un tertuliano fachosférico, sino el testimonio aclaratorio de los portavoces de Junts cada vez que encuentran micrófono abierto. "No nos interesa la gobernabilidad de España, sino la independencia de Cataluña", declaraba Míriam Nogueras en pleno jaleo negociador.

Nada importan a Sánchez la conciliación ni el entendimiento. De otro modo, no sería Pedro el principal agente de la polarización ni el artífice de un modelo que divide la sociedad española con el muro del bien y el mal.

Foto: El presidente el Gobierno, Pedro Sánchez, durante una entrevista con la Sexta TV.

La desgracia del sanchismo no radica en las ambiciones personales de un tipo sin escrúpulos ni valores, sino en la degradación del sistema que se deriva de tantos acuerdos abyectos y nauseabundos. La última promesa consiste en que no va a modificarse la ley de amnistía en los matices del terrorismo. Por eso sabemos que va a retocarla si hacerlo le permite amnistiarse a sí mismo y avalar unos meses de legislatura.

Es el contexto enfermizo en que Puigdemont ha descubierto que puede comerse España a dentelladas. Conspirar contra el Estado opresor en Ginebra y en la carrera de San Jerónimo. Y convertir a Sánchez en el mejor aliado del complot, aunque el escarmiento de Rabelais consiste en que las mesas de recorrido largo apuntan a vidas de recorrido corto.

La voracidad de Gargantúa Puigdemont tendría menos eficacia si no hubiera encontrado la actitud sumisa de Sánchez. El más suculento de los platos le resulta insuficiente al president desterrado. Más come, más apetito tiene, aunque la paradoja de la tenia soberanista consiste en que el hambre insaciable del parásito desnutre proporcionalmente al Estado que okupa.

Carles Puigdemont Pedro Sánchez Amnistía
El redactor recomienda