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Al descubierto: la trampa inminente de Sánchez a Feijóo
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Pablo Pombo

Crónicas desde el frente viral

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Al descubierto: la trampa inminente de Sánchez a Feijóo

Debajo no está la voluntad de pactar sino una emboscada ya empleada otras veces por Sánchez, que suele buscar la manera de convertir su debilidad en fortaleza

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (i), saluda al presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo. (Europa Press/Pool/E. Parra)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (i), saluda al presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo. (Europa Press/Pool/E. Parra)
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Detector infalible: cuando un dirigente político quiere iniciar de verdad una negociación para llegar a un acuerdo importante con otro, llama a su interlocutor y no lo hace público.

Después se abre el diálogo, se evitan las filtraciones durante las largas jornadas de trabajo y, solo cuando el consenso está cerrado, se busca la fecha más propicia para que las dos partes procedan a comunicarlo.

Ese es el método. Lo es siempre, y el Partido Socialista sabe aplicarlo. Emplearon la máxima discreción, durante meses y meses, mientras la Moncloa y Puigdemont amasaban el acuerdo de investidura. Y seguirán así a lo largo de toda la legislatura.

Sin embargo, esta pública y muy publicitada invitación a Feijóo es otra cosa. Debajo no está la voluntad de pactar sino una emboscada ya empleada otras veces por Sánchez, que suele buscar la manera de convertir su debilidad en fortaleza. Es, por lo tanto, una cacería.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en su escaño, mientras Alberto Núñez Feijóo se dirige a la bancada del PP. (Europa Press/Eduardo Parra)

La trampa es de agarre, de las que atrapan al objetivo por sus extremidades. Ya está tendida. Hubo reconocimiento del terreno, identificación y estudio de la presa, diseño del ardid y configuración. Y ahora se espera a la activación y posterior atrapamiento. Iremos por partes…

Para el reconocimiento del terreno, están los números y los análisis. La sumisión a Puigdemont y Bildu no da buenas cifras en las encuestas, el volumen de votantes socialistas incómodos y descontentos es preocupante. Y las perspectivas no invitan a pensar que la cuestión de la amnistía vaya a disolverse de aquí a verano. Hay riesgo de desgaste, está el paisaje escarpado.

Foto: Pedro Sánchez, durante un acto del PSOE en Galicia este sábado. (Europa Press) Opinión
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En esos relieves, Sánchez tiende a externalizar la responsabilidad política. Es su operación de camuflaje más habitual. Consiste básicamente en sostener sin ruborizarse que las circunstancias han cambiado, que lo que se está haciendo no es tan grave, que además terminará siendo positivo y que, por supuesto, la culpa entera está en los adversarios fascistas que no le permitieron otra opción. Todo ello aderezado con cortinas de humo y polémicas fingidas por doquier.

Para el estudio de la presa, Sánchez se concentra con frecuencia en los puntos fuertes del rival. No atiende a los flancos débiles, busca la destrucción de la credibilidad contraria asumiendo que él mismo no la tiene. Feijóo es percibido como un líder moderado, y justo eso es lo que pretende quebrar.

A su vez, el PP disfruta de un enorme poder territorial tras las elecciones de mayo. Es una ventaja para los populares, que cuentan con amplios recursos para diferenciarse del Gobierno y para torpedear y obstaculizar la labor de la Moncloa. Y es también un inconveniente potencial, porque Feijóo podría llegar a tener problemas para controlar a sus dirigentes territoriales si el Gobierno puentease al gallego.

Sánchez se concentra en los puntos fuertes del rival. No atiende a los flancos débiles, busca la destrucción de la credibilidad contraria

Para el diseño de esa trampa de doble mandíbula, es determinante la ubicación del señuelo. Una invitación. El cebo se ha colocado precisamente tras la admisión a trámite de la ley de amnistía, en un intento de pasar página ante el gran público que difícilmente fructificará.

Y se emite como una propuesta al diálogo ya cerrada con tres asuntos que no generan grandes rechazos en la opinión pública:

Uno no justifica una reunión entre el presidente del Gobierno y el líder de la oposición (la eliminación del término disminuido de la Constitución).

Foto: El CGPJ, en uno de sus plenos. (EFE)

Otro afronta una crisis que no debería ahondarse más: la renovación del CGPJ (tras la que en el fondo está el control del Tribunal Supremo), aquí el PP tiene problemas para explicar su posición.

Y en el tercer punto está la clave de la celada: la financiación territorial, con la que la Moncloa pretende segarle a Feijóo el suelo pepero bajo sus pies. Es ahí donde los dirigentes territoriales azules pueden verse tentados de dar la batalla cada uno por su cuenta.

Para la configuración de la trampa, se hace necesaria su ocultación. Ya que no puede ser indetectable, la presa tiene que percibir que el artefacto es seguro e inofensivo, mientras que el público ha de verlo como algo normal y hasta benigno. El empaquetado: esa es la función que cumple aquí la comunicación.

Foto: Pedro Sánchez reunido con Feijóo durante su ronda de contactos para la investidura. (Europa Press/Eduardo Parra) Opinión
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El cazador disfraza la maquinación empleando un lenguaje que solemniza la emboscada, incluso se muestra a expensas de lo que el adversario prefiera (un montón de fechas disponibles, falsa generosidad). Y la cuadrilla mediática repite el mensaje y aumenta la presión social para que la pieza termine recorriendo el trayecto deseado.

La presa no tendrá salida si pisa el punto fatal. Las trampas de agarre saltan rápido, se disparan al mínimo contacto, cierran sus dientes e inmovilizan a la captura para que el cazador se acerque y pueda capturar o asesinar su trofeo a continuación.

A estas alturas, teniendo lo que tienen enfrente, cuesta imaginar que en el PP no habrán identificado el engaño como lo que es. Pero tienen que gestionarlo.

Foto: María Jesús Montero, Pilar Alegría y Diana Morant, este martes, en la comparecencia posterior a la reunión del Consejo de Ministros. (EFE/Zipi)

Lo más prudente es permanecer en los caminos establecidos, evitar desvíos hacia zonas desconocidas y poner señales de aviso para que el público comprenda lo que está ocurriendo y por qué uno se mueve como se mueve.

Los depredadores más eficientes huelen al cazador y alteran sus movimientos haciéndose imprevisibles para que la posición de ventaja del rival termine convirtiéndose en un punto de riesgo.

No parece difícil en este caso…

El cazador está atrapado por quienes le mantienen con vida hasta que deje de resultar útil. No tiene capacidad de movimiento. Y lo sabe

Tanta prisa por hablar después de tanto tiempo insultando refleja más urgencias que fortaleza.

Tanto interés por acotar los temas de la reunión revela la impotencia o la negativa para hablar de todo lo que resulta sustancial.

Y tanto interés por mostrar a Feijóo como alguien dispuesto a no pactar y al PP como una jaula de grillos demuestra que el líder de los populares no ha perdido el atributo de la moderación y que su partido, al menos hasta el momento, permanece unido.

Al final, la paradoja de la trampa que comentamos reside en que quien la ha tendido está sujeto por una más peligrosa. El cazador está atrapado por quienes le mantienen con vida hasta que deje de resultar útil. No tiene capacidad de movimiento. Carece de autonomía. Y lo sabe. Sabe que no puede salir. Así que no hay motivos para enredarse, esto va para largo.

Detector infalible: cuando un dirigente político quiere iniciar de verdad una negociación para llegar a un acuerdo importante con otro, llama a su interlocutor y no lo hace público.

Pedro Sánchez Alberto Núñez Feijóo
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