El presidente al que le escribían los libros y las leyes

Qué oportuno que justo en vísperas de que empiece el debate parlamentario sobre la amnistía se presente el libro del presidente, bueno, sobre el presidente. ¿O sería para el presidente? ¿Por? ¿Según? Qué lío. ¿Qué preposición es la apropiada para hablar de un libro sobre uno mismo que firma alguien que no lo ha escrito? Porque Pedro Sánchez no escribe sus libros. Lo reconocía con soltura en la presentación de Tierra firme con la misma naturalidad que explicó también que desde hace 10 años tampoco escribe sus propios tuits. De su tesis, no dijo nada.

El presidente presentó ese libro que no ha escrito justo la víspera de que se empezara a hablar en el Congreso de una ley que preferiría no tener que escribir y le han dictado las circunstancias, o sea, sus socios, a cambio de la investidura. Cuando se normaliza con tanto cuajo que uno no escribe sus propios libros es más fácil naturalizar que a uno le vayan reescribiendo los principios por siete votos.

Si es tan oportuno además que el libro llegue justo antes de la amnistía de la que no habla es porque ambos textos comparten, además de la de la autoría, la confusión de las preposiciones. ¿La ley de amnistía está hecha por o para los del procés? ¿Con? ¿Ante?

Hacerla, la hará el Congreso de los Diputados, claro. Pero es Puigdemont quien empezó a escribirla. Es ahí donde la autoría se complica. ¿Qué preposición es la apropiada para hablar de una amnistía para uno mismo?

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Ahora acaba de empezar su toma en consideración y el proceso se alargará hasta mayo. Luego, el Constitucional verá si la avala, pero antes de que la voten sus señorías habrá que llevarla cada poco a Ginebra para que la selle el mediador salvadoreño que intermedia entre el PSOE y Junts no se sabe muy bien qué.

Ese mediador empezó siendo un tabú, igual que la amnistía, para el presidente del Gobierno. Ahora ya bromea sobre ello con soltura. Lo hizo en la presentación de su libro, la víspera de ausentarse del debate de la amnistía en el Congreso. Y ahora deja que Patxi López sea el encargado de justificar por qué es tan buena para la democracia, por qué es tan histórica y tan excepcional y tan necesaria que el presidente considera prescindible su presencia cuando se debate. Por no ser, no es ni digna de dedicarle un párrafo en el libro.

Opinión

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Feijóo ha anunciado que el PP abrirá una comisión de investigación en el Senado sobre el mediador en cuestión y dice que no la cerrará hasta que se sepan todos los detalles de lo que se negocia en Suiza. Pero la mejor impugnación de la ley de amnistía como fuente de paz y convivencia no la hizo el PP. Fue Junts el que con más ahínco, una vez más, arruinó en el Congreso el argumento de la amnistía que estaba dando el Gobierno, es decir, el grupo parlamentario socialista (¿ven cómo es un lío la autoría?).

A falta de saber lo que dice el mediador, sabemos lo que dice Junts en la Cámara. Y para los de Puigdemont la amnistía no es un perdón, como se esforzaba Patxi López en defender mezclándola todo el rato con los indultos. La amnistía, para Junts, es el reconocimiento de que los delitos del procés no eran tales y que para lo que va a servir es para dar un pasito más hacia la independencia. Además, aprobar la amnistía en ningún caso hará que renuncien a la independencia de Cataluña. Vamos, todo lo contrario, punto por punto, a lo que la amnistía significa para el PSOE. ¿O sería contra el PSOE?