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Yascha Mounk: "La ideología 'woke' ya no tiene la hegemonía en el campo progresista"
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Yascha Mounk: "La ideología 'woke' ya no tiene la hegemonía en el campo progresista"

El afamado politólogo, experto en populismos y autor de varias obras de referencia global, analiza las elecciones en EEUU y cree que un segundo mandato de Donald Trump en el despacho oval sería más pernicioso que el primero

Foto: Yascha Mounk. (Getty/Roberto Serra)
Yascha Mounk. (Getty/Roberto Serra)
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Aparcamos el análisis de los números, de las encuestas electorales, y nos centramos en las ideas. Nos tomamos un café con Yascha Mounk, politólogo de referencia global, experto preciso en el populismo y la crisis que está atravesando el modelo democrático. Él es autor de varias obras de obligada lectura. Su libro La trampa identitaria. Una historia sobre las ideas y el poder en nuestro tiempo, publicado por Paidós, está entre lo mejor de lo mejor que se ha publicado este año.

PREGUNTA. ¿En los Estados Unidos de hoy, hay más o menos polarización que durante las elecciones de 2016 o 2020?

RESPUESTA. El país está mucho más polarizado que hace 50 años o que hace 25. Pero no está muy claro que la polarización haya aumentado en los últimos ocho. Creo que en 2016 Donald Trump fue un shock total para el sistema. En aquel momento, había una profunda impresión de que su mandato podría ser un desastre. Ahora, se ha atenuado esa percepción. En ese sentido, puede haber un poco menos de polarización que antes. Personalmente, considero que hay razones para pensar que su segundo mandato puede ser más dañino que el primero.

P. ¿Por qué la supervivencia de la democracia no se refleja en las encuestas como uno de los ejes de esta campaña electoral?

R. Tampoco lo fue en 2016 o 2020. En general, ocurre lo mismo en todo el mundo. Son las élites quienes se preocupan en primer lugar del socavamiento de las instituciones democráticas. Posteriormente, como hemos visto en Turquía o en Venezuela, el deterioro comienza a afectar a la gente común. Y entonces sí, entonces sí se convierte en el principal problema para todo el país, aunque pueda ya ser tarde para evitarlo.

P. Tú sostienes que la derrota de los demócratas en 2016, con Hillary Clinton de candidata, reflejó el fracaso de las élites de ese partido. ¿Sigue el Partido Demócrata dominado por las élites?

R. Puede que más que en 2016. Y la razón fundamental está en el surgimiento de un conjunto de ideas sobre la raza y la orientación sexual que rompen con la tradición norteamericana y con los valores liberales compartidos en Europa. Eso no viene de abajo, sino de arriba, de las universidades y los grupos de presión. Y coloca al Partido Demócrata en una posición culturalmente vulnerable, tanto que les puede llevar a perder contra candidatos tan impopulares como Donald Trump.

Foto: Foto: Reuters/Marco Bello, Jeenah Moon Opinión
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P. En tu obra La trampa identitaria argumentas que el trumpismo y la cultura woke conforman dos polos opuestos. ¿Crees que la cultura woke está en decadencia?

R. Creo que el wokismo ha perdido la hegemonía cultural en el pensamiento progresista que tuvo alrededor de 2020. Durante bastantes años, fue inaceptable dentro de la izquierda criticar esas ideas, quien se atrevía, quedaba fuera. Ahora, estamos en la fase de debate abierto, quienes se oponen al wokismo ya pueden hacer que su voz se oiga. Y, como no es una ideología muy popular, considero que se irá reduciendo significativamente su influencia. Por otro lado, algunos de los supuestos básicos de la ideología woke se han institucionalizado por debajo del nivel superior. Como consecuencia, algunos de los fundamentos del identitarismo están más presentes ahora que hace cinco o diez años, por ejemplo, en el sistema sanitario. Así que nos encontramos en un tiempo paradójico. Por un lado, está empezando a perder influencia en los niveles superiores. Y, por el otro, institucionalmente, sigue fuerte.

P. Miremos hacia el otro lado ¿Puede reciclarse el trumpismo?

R. El futuro del trumpismo se abrirá mucho si pierde en noviembre porque él está cerca de su límite biológico. Y permanecería abierto hasta las primarias republicanas de 2028. Tiene potencial para llegar al 52% o al 53% de la población norteamericana. Pero necesitaría un enfoque más astuto y disciplinado. En 2028 podría elegir a un candidato más moderado o a alguien difícil de encontrar: carismático, estratégico y no incendiario, alguien capaz de atraer a quienes actualmente no pueden sumarse. Eso no es fácil. Habrá que esperar.

Foto: Un asistente a la Convención Nacional Demócrata prueba combinaciones en un mapa electoral. (Reuters/Charles Monstoller)
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P. La inmigración es el segundo resorte que las encuestas señalan para la decisión del voto. ¿Cómo es posible que el 40% de los demócratas piensen que Estados Unidos está sufriendo una invasión desde la frontera mexicana?

R. Porque los votantes de casi todas las democracias, también las europeas, llevan mucho tiempo exigiendo a los políticos el control de las fronteras nacionales y hay un fuerte sentimiento de frustración porque no se ha hecho. En la opinión pública, este aspecto no es un 50/50, es un 80/20. Y en los Estados Unidos están gobernando los demócratas, esta es una de sus grandes vulnerabilidades. Si las opciones políticas moderadas siguen sin escuchar el mensaje, seguirán abriendo espacio para la ultraderecha. Como dijo David Frum hace unos años… "Si los liberales no vigilan las fronteras, terminarán haciéndolo los fascistas". Dicho esto, lo cierto es que nadie, desde la extrema izquierda a la extrema derecha, ha logrado un verdadero control efectivo de las fronteras.

P. Respecto al cambio demográfico que está viviendo Estados Unidos… ¿Por qué señalas que el Partido Demócrata está cayendo en una "trampa ideológica"?

R. Existe un razonamiento que parte de un cálculo —habrá más estadounidenses no blancos que blancos en 2048—, que sostiene que esos dos grupos actuarán de manera coherente oponiéndose entre sí, y que da por hecho que esto tendrá implicaciones electorales porque los blancos tienden a apoyar a los republicanos y el resto a los demócratas. Como consecuencia, siguiendo esa línea, los demócratas deberían empezar a ganar las elecciones inevitablemente. Yo no lo veo así.

En el año 2050, el 48% de la población será blanca y habrá un 22% de ciudadanos hispanos que se consideran a sí mismos blancos. Por otro lado, no hay motivos para dar por hecho que la demografía condicione necesariamente el comportamiento electoral. Los estadounidenses de origen italiano o irlandés fueron durante los años sesenta una base fiable para los demócratas, hoy son la base más fiable para los republicanos. En el año 2016, Hillary Clinton tenía una ventaja de 37 puntos entre los latinos, hoy Kamala la tiene de 14 puntos. Es plausible que ese electorado pueda votar de manera indistinta a los demócratas o a los republicanos.

Foto: Por un puñado de votos. (Ainara Rúa)

P. A medida que avanza el conflicto en Oriente Medio, parece crecer el antisemitismo. ¿Está creciendo? ¿Por qué?

R. Creo que está creciendo y que no es nuevo. Mi familia fue expulsada de Polonia en 1968 porque después de la guerra de 1967 el Partido Comunista generó una ola de antisemitismo. Cuando hay conflicto en Oriente Medio, muy a menudo, aumenta el odio a los judíos. Ya hemos visto esta película antes. Lo particular está en la forma que está tomando ahora, determinada por el identitarismo, se está mirando el conflicto desde una lente muy simplificada que atribuye a los judíos, por primera vez en la historia, el papel de los opresores blancos. Por otro lado, creo que no hay que exagerar las cosas, tenemos que estar atentos pero no sembrar el miedo. El ciudadano medio en Estados Unidos, Alemania o España no es antisemita. Incluso las personas críticas con el Gobierno de Israel saben distinguir eso de los judíos que hay en todo el mundo.

Aparcamos el análisis de los números, de las encuestas electorales, y nos centramos en las ideas. Nos tomamos un café con Yascha Mounk, politólogo de referencia global, experto preciso en el populismo y la crisis que está atravesando el modelo democrático. Él es autor de varias obras de obligada lectura. Su libro La trampa identitaria. Una historia sobre las ideas y el poder en nuestro tiempo, publicado por Paidós, está entre lo mejor de lo mejor que se ha publicado este año.

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