Laissez faire
Por
¿Por qué se ha desplomado el valor de las acciones de Netflix?
Si las previsiones de beneficios futuros se resienten y si se cree que los tipos de interés continuarán subiendo, por necesidad Netflix estaba condenada a pinchar
En un solo día, Netflix perdió el 35% de su valor bursátil: unos 50.000 millones de dólares. Todavía peor: desde los máximos del pasado mes de octubre, se ha volatilizado el 66% de su valor: unos 200.000 millones de dólares. ¿A qué se debe este desplome de la que se consideraba uno de los grandes gigantes tecnológicos de nuestra era?
Como es sabido, la capitalización bursátil de cualquier empresa depende a largo plazo de dos factores: los beneficios futuros esperados y los tipos de interés. A mayores beneficios futuros esperados, mayor capitalización; a mayores tipos de interés, menor capitalización. Pues bien, ambos factores han evolucionado de manera muy negativa para los intereses de Netflix.
Por un lado, el mercado ha revisado sustancialmente a la baja sus previsiones de beneficios futuros. A la postre, Netflix solo tiene dos opciones para hacer crecer sus beneficios desde el lado de los ingresos: o conseguir una mayor clientela o lograr que su clientela pague precios mayores por sus servicios de 'streaming'. El miércoles, sin embargo, descubrimos que Netflix había perdido 200.000 suscriptores en el primer trimestre de 2022 y que la propia compañía anticipa una caída de dos millones de suscriptores en el segundo trimestre. Algunas de las razones podrán ser hasta cierto punto circunstanciales y no imputables a su modelo de negocio —por ejemplo, su salida de Rusia le ha hecho perder 700.000 clientes—, pero otras sí afectan de lleno a su estrategia comercial.
Primero, Netflix ya tiene una fuerte penetración en sus principales mercados (con cerca de 220 millones de suscriptores), de modo que la capacidad para seguir creciendo en ellos está limitada (al respecto, Netflix estudia limitar las opciones de compartir cuentas entre usuarios, con lo que confía en ganar hasta 100 millones de nuevos suscriptores). Segundo, la relación calidad-precio percibida por los usuarios de la compañía parece estar deteriorándose, tanto por las subidas de precios (en enero, el servicio prémium pasó a costar 21 dólares mensuales en EEUU y Canadá, lo que ha llevado a 600.000 usuarios a darse de baja) cuanto por la creciente ideologización 'woke' de sus contenidos (que espantan a una parte de su clientela): en ese sentido, si Netflix fuera la única plataforma de 'streaming' y el 'streaming' fuera una de las pocas actividades de ocio disponibles para los ciudadanos, acaso contaría con mayor poder de mercado para continuar aumentando precios y deteriorando la calidad, pero cada vez la competencia es más intensa, no solo por la aparición de nuevas plataformas de 'streaming', sino también por el fin de la pandemia, que permite volver a realizar actividades de ocio fuera del hogar. Por tanto, si Netflix sube precios y deteriora la calidad percibida de su servicio, perderá clientes y sus ingresos se estancarán.
En este sentido, los beneficios obtenidos por la compañía en el primer trimestre del año ascienden a 1.500 millones de dólares, o 6.000 millones anualizadamente. Si sus beneficios futuros se estancaran en, esos niveles, claramente la capitalización bursátil que registró en octubre de 2021, 300.000 millones de dólares, resultaría a todas luces inflada pues equivaldría a una tasa de retorno anual de apenas el 2% (inferior al bono estadounidense a 10 años y con mucho más riesgo). Pero incluso la capitalización actual de 100.000 millones de dólares puede resultar excesiva si esos beneficios no crecen sustancialmente en el futuro: la tasa de retorno anual sería del 6% y el bono estadounidense a 10 años roza el 3% (y con perspectiva de continuar aumentando).
De ahí que, por otro lado, el segundo factor que explique la debacle bursátil de Netflix desde hace medio año sea el clima de tipos de interés al alza. Los tipos de interés altos perjudican sobreproporcionalmente aquellas empresas cuyos beneficios se concentren en mayor medida en el muy largo plazo (es decir, las empresas 'growth', cuya capitalización depende especialmente de las expectativas de crecimiento de sus beneficios). Cuanto más alejadas estén las ganancias en el tiempo, tanto más se ven descontadas por las subidas de tipos de interés. Y Netflix es (o era) uno de esos tipos de empresa: aquellas que tienen un presente decente, pero sueñan con un futuro brillante. Pero ese presunto futuro brillante no brilla tanto en el presente si los tipos de interés se disparan.
En definitiva, si las previsiones de beneficios futuros se resienten y si se cree que los tipos de interés continuarán subiendo, por necesidad, una empresa como Netflix estaba condenada a pinchar respecto a sus máximos de octubre. Veremos si sus directivos son capaces de sobreponerse a la complicada coyuntura en la que se hallan inmersos, pero de momento el mercado la ha colocado de vuelta a la realidad.
En un solo día, Netflix perdió el 35% de su valor bursátil: unos 50.000 millones de dólares. Todavía peor: desde los máximos del pasado mes de octubre, se ha volatilizado el 66% de su valor: unos 200.000 millones de dólares. ¿A qué se debe este desplome de la que se consideraba uno de los grandes gigantes tecnológicos de nuestra era?
- Le Pen, también contra las libertades económicas Juan Ramón Rallo
- Por qué hay que desindexar las pensiones del IPC Juan Ramón Rallo
- La izquierda entra en pánico: ¿y si Elon Musk compra Twitter? Juan Ramón Rallo