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¿'Quo vadis', Madrid?

Una ciudad dinámica es aquella que da oportunidades a quienes tienen buenas ideas y una actitud responsable para mejorar su comunidad, y no solo a quienes tienen determinados apellidos

Foto: Foto: Reuters/Paul Hanna.
Foto: Reuters/Paul Hanna.

En los últimos años, Madrid se está consolidando como una ciudad global de primer orden. Poco a poco, ha conseguido colocarse dentro de las 20 urbes más importantes y atractivas del mundo en cuanto a su capacidad para hacer negocios, su conectividad, sus finanzas, su inclusividad, movilidad, como destino turístico, etc.

La autonomía no buscada le ha sentado muy bien a la capital, que ha sido capaz de construir un plan de futuro propio para dejar de ser ese pueblo grande administrativo y pasar a ser un centro económico pujante y atractivo dentro y fuera de Europa. Esa autonomía convierte hoy por hoy a Madrid (que no debe entenderse solo por el municipio) en una compleja conurbación de seis millones y medio de habitantes, un área metropolitana gobernada desde la poderosa Administración de la Puerta del Sol. Posiblemente el Gobierno metropolitano más fuerte e importante de la Unión Europea. Una pseudo ciudad-estado con parlamento y competencias en sanidad, educación, vivienda, transportes, etc.

A finales del siglo pasado, en plena resaca del 92, construidas y modernizadas las grandes infraestructuras de la Ciudad Condal y de Sevilla, les tocó el turno a Bilbao y Madrid. En la primera, el Estado acometió toda la renovación de la antigua ría, reconvertida en una moderna zona de negocios, educación y cultura, ahí están hitos como el Museo Guggenheim. En Madrid, se comenzó por la privatización de los antiguos monopolios que, como Telefónica, pronto se convertirían en multinacionales con sede en la capital y que desembarcaron en América Latina, quedándose con grandes cuotas de los mercados energéticos, financieros o de las telecomunicaciones de estos países.

Foto: José Miguel Vivanco. (Reuters)

De pronto, Madrid volvía a tener unas relaciones económicas con Sudamérica como no se habían tenido desde las independencias. La influencia española debía ahora consolidarse a través de más conexiones directas. Por una parte, el Estado —en época de Aznar— mejoraría las infraestructuras, principalmente con la construcción de la T4 de Barajas, que convirtió el aeropuerto en el gran 'hub' europeo con el continente sudamericano. Y en época de Zapatero, se otorgó la nacionalidad española a miles de descendientes de españoles emigrados a América (la mayor parte, de clase media). Al mismo tiempo, desde principios de siglo, la llegada de miles de inmigrantes latinoamericanos fue cambiando la sociología de la ciudad. Se impulsaron las redes comerciales con los países de origen: aumentó y mejoró la oferta cultural, los productos y los restaurantes de esos países, orientando parte del mercado hacia los nuevos habitantes. Si en un principio la mayoría de los inmigrantes eran personas con orígenes humildes y escasa cualificación, poco a poco las conexiones empresariales fueron canalizando la llegada de profesionales de clase media y alta, que ya encontraban un Madrid suficientemente 'latinoamericanizado'. Ahora estaban como en casa, pero con mucha más seguridad física y económica.

Mientras tanto, la Comunidad de Madrid planificaba y construía una región metropolitana de baja densidad, con chalés, urbanizaciones y piscinas, fomentando un modelo de vida fuertemente individualista, una suerte de sueño americano muy al gusto de las clases medias y altas de Buenos Aires, México o Caracas. Y no solo eso. La enorme red de colegios, universidades y hospitales privados y concertados permitía que se establecieran rápidamente y con pocos trámites en la capital. Madrid se convertía en el lugar perfecto para enviar a estudiar a Europa a los hijos, lejos de posibles secuestros y mucho más barato que Estados Unidos. Buena parte de las universidades privadas y escuelas de negocios se volcaban en atraer nuevos clientes del otro lado del Atlántico, e incluso algunas universidades de Hispanoamérica abrieron campus en Madrid, para resultar más atractivas a sus clientes. Los hospitales ampliaban su oferta de tratamientos contra el cáncer y los agentes inmobiliarios latinoamericanos publicitaban en las capitales del Nuevo Continente viviendas de lujo en el barrio de Salamanca.

Este abril, el 'New York Times' ha publicado un reportaje sobre cómo Madrid se está consolidando como un destino muy atractivo para las inversiones de las clases altas latinoamericanas. El artículo ponía el foco en el hecho de que la capital española está en condiciones de disputarle a Miami la primera plaza como refugio económico del mundo hispanohablante.

Foto: Venezolanos, mexicanos y ahora peruanos, ¿nuevos compradores de pisos de lujo? (iStock)

Venezuela, Argentina, Chile, Perú, México… Frente al ascenso de los gobiernos populistas en sus países, Madrid se ha convertido en el destino predilecto de los que se marchan. Y no se trata solo de grandes inversores y millonarios que desembarcan en Madrid comprando apartamentos de lujo, sino cada vez más de profesionales y jóvenes de clase media, bien formados y con talento emprendedor, muchos de ellos reactivos de forma casi patológica a cualquier discurso que huela a populismo de izquierdas.

La llegada de cientos de miles de 'latinos' es el viaje de vuelta, la consecuencia de un proceso de mezcla que se inició hace cinco siglos, y Madrid es la ciudad que mejor puede desarrollarse como síntesis hispanoamericana y convertir esa síntesis en un acto de propuesta global. Esa mezcla económica y cultural es la misma mezcla de tradiciones que hoy disfrutamos en los restaurantes peruanos, en los puestos de empanadas argentinas y de tacos mexicanos. Pero también en la fusión musical y en la propuesta estética de artistas como C Tangana con 'El madrileño' o en la potencia internacional que suponen los cuatro equipos en la Primera División de fútbol, con personajes tan carismáticos como Simeone. Nosotros lo celebramos y el mundo lo reconoce y nos lo demanda. Miren lo que ha pasado con Chanel en Eurovisión. Una cubana que llega a España de niña y a Madrid en 2010 a bailar en los musicales de la Gran Vía y después de mucho esfuerzo termina colocando a España en el tercer puesto, con una propuesta actual y desacomplejada. Llena de códigos estéticos populares que fusionan España con América (del reguetón a la chaquetilla de torero, el abanico y los colores de la bandera). Precisamente lo que más se valora de nosotros en el resto del mundo.

Foto: Ferrocarril del Puerto Seco, de Azuqueca de Henares. (Terminal Intermodal Centro)

La estrategia madrileña (planeada conjuntamente con los sucesivos gobiernos españoles desde la época del 'Plan Felipe') es clara: desbancar a Miami para volver a ser, 'de facto', la capital económica y cultural de Hispanoamérica. Para que las clases dirigentes de esos países tengan parte de su patrimonio personal, inmobiliario y financiero en Madrid y por tanto tomen decisiones que pueden ser trascendentales para sus países desde España. Pero no hablamos solo de un fenómeno económico y cultural, sino también geopolítico. En un mundo cada vez más bipolar, donde Rusia y China se distancian de Occidente, América Latina le va a resultar cada vez más interesante a Europa. En ese contexto, un Madrid 'atlantista' contará con una posición privilegiada.

El peso estratégico de Madrid tiene visos de consolidarse aún más a medio y largo plazo. Cuantos más gobiernos populistas haya en Hispanoamérica, más personas se establecerán en la capital española y por tanto la ciudad adquirirá más influencia y protagonismo como herramienta fundamental del 'softpower' español a nivel internacional. Un ejemplo claro lo tuvimos en 2019 con la cumbre del clima que iba a celebrarse en Santiago de Chile, una de las capitales más pujantes de la región. Las revueltas que dieron lugar al proceso constituyente y a la llegada del presidente Boric a La Moneda imposibilitaron la celebración de esa cumbre internacional en favor de… Madrid.

El Madrid global y el resto de España

Como toda gran urbe, Madrid opera dentro de lógicas extractivas, es decir, extrae recursos económicos y humanos de otros lugares. La concentración de casi siete millones de personas en el espacio de una provincia mediana hace que las infraestructuras sean mucho más rentables y eficientes que en otras regiones, permitiendo un gasto más eficiente del presupuesto y, por tanto, dando pie a competir con otras autonomías a la hora de atraer empresas y profesionales mediante reducciones de impuestos. Hoy, son muchos los jóvenes (y no tan jóvenes) que llegan a Madrid a estudiar o trabajar y terminan quedándose en la capital. También son muchas las ciudades y regiones que consideran que este fenómeno ocurre a su costa y que Madrid practica una competencia desleal, cuando no directamente 'dumping' fiscal.

Foto: Foto: Sergio Beleña Opinión
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El modelo económico social-liberal de Madrid es consustancial a todas las grandes ciudades, que tienden a ser 'picadoras de carne' para muchos recién llegados. Sobre todo para los que tienen menos recursos, que sin embargo y a pesar de los trabajos precarios y los horarios nocturnos… se quedan. Seguirá siendo así, como sucede en cualquier ciudad en la que viven y trabajan millones de habitantes, donde opera la tendencia a la concentración de capital. Pregunten a cualquier chaval español que se marchó a servir copas a Londres con la crisis.

Y es que, en el fondo, de eso se trata, de que no se marchen a Londres, de que prosperen aquí y no dejen de pagar las pensiones de sus abuelos para pagar las de los jubilados ingleses o alemanes. De que, además de los latinoamericanos, los chinos o los marroquíes, sean, de hecho, los franceses, los italianos o los alemanes los que vean en Madrid un lugar atractivo para vivir, montar sus negocios y formar sus familias.

Como defiende el profesor Jesús Fernández Villaverde, la economía de concentración actual hace que Madrid necesite llegar rápido a los 10 millones de habitantes para poder competir en igualdad de condiciones con París o Londres. Habría que añadir que a partir de entonces será más fácil conseguir que no sea a costa del resto de España. A raíz de su política abierta durante la pandemia, muchos europeos han descubierto el atractivo de Madrid. La meta de los 10 millones nos ayudará a alcanzar un nivel de atracción económica y cultural que nos permita a los madrileños y al resto de españoles competir, aumentar nuestra influencia internacional y resistir la influencia externa. La clave del éxito no es querer parecernos a los suecos, daneses, austriacos o alemanes, sino que ellos quieran parecerse a nosotros, y el 'modelo madrileño' debe ser un factor de atracción. Ser capaces de atraer a jóvenes europeos e hispanoamericanos es fundamental para nuestra prosperidad. Es fundamental porque un sistema económico como el de Madrid necesita de élites en constante renovación, savia fresca. Una ciudad dinámica es aquella que da oportunidades a quienes tienen buenas ideas y una actitud responsable para mejorar su comunidad, y no solo a quienes tienen determinados apellidos. Algo que, de hecho, está jugado un papel importante en la actual decadencia de Barcelona.

Foto: Foto: Reuters. Opinión

Es muy probable que en torno a 2050, mientras buena parte de España pierde población, Madrid llegue a esa meta de los 10 millones de habitantes. La cuestión es cómo imaginamos que será esa ciudad, qué estrategias debemos seguir para que un área metropolitana tan compleja y densa sea al mismo tiempo un lugar con conexiones rápidas, múltiples centros y con abundante oferta de vivienda de calidad a precios asequibles. Es decir, políticas que tengan una visión estratégica común en temas como transporte, vivienda y planeamiento entre los distintos municipios, para que no trabajen de forma autista sino coordinada.

En un mundo en constante competencia entre ciudades globales (tal y como ha estudiado desde hace años la socióloga Saskia Sassen), cuantos más banqueros, CEO de multinacionales, ingenieros, científicos o universidades internacionales tengan sus sedes y tomen sus decisiones en Madrid y desde la óptica de Madrid, mayor será la capacidad de influencia española en el mundo, mayor será el nivel de vida de los españoles y menor la capacidad de otros de influir sobre España. Un Madrid rico, grande y próspero es, por tanto, una de las mejores herramientas para posicionarnos en el mundo y limitar que otros tomen decisiones fundamentales sobre nuestras vidas sin tenernos en cuenta.

En los próximos años, Madrid tendrá que prepararse para que su población crezca en torno a un millón de habitantes por década. Las propias administraciones de la región deberán actuar de forma estratégica y responsable para que esta crisis de crecimiento sea una oportunidad beneficiosa tanto para los actuales habitantes como para los que están por llegar. Los habitantes del resto de España tienen que entender que Madrid no les roba, ni se aprovecha de ellos. Al contrario, el 'sistema Madrid' les supondrá una de las herramientas más útiles para su prosperidad. Al mismo tiempo, conforme la ciudad crezca, aumentará también la responsabilidad de las élites capitalinas de ser útiles al conjunto de España. Entre otras cosas, para que esa percepción, hoy azuzada de forma torticera desde algunos medios y partidos, de que Madrid 'se ha ido', que va a lo suyo y se aprovecha de los demás, no pase de ser una falacia que caiga por su propio peso.

*Fernando Caballero Mendizabal es arquitecto y urbanista.

En los últimos años, Madrid se está consolidando como una ciudad global de primer orden. Poco a poco, ha conseguido colocarse dentro de las 20 urbes más importantes y atractivas del mundo en cuanto a su capacidad para hacer negocios, su conectividad, sus finanzas, su inclusividad, movilidad, como destino turístico, etc.

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