:format(png)/f.elconfidencial.com%2Fjournalist%2F455%2F9ef%2F4d5%2F4559ef4d5e44255a11c43f17f2706403.png)
Crónicas desde el frente viral
Por
Corrupción: la estrategia que Sánchez plagiará
El presidente del Gobierno lleva tiempo copiando a Kirchner para hacer frente a sus problemas judiciales y, aunque encaja con su naturaleza populista, no le funcionará
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F1ce%2F99c%2F2db%2F1ce99c2db4b9268748fd0c9fcb24218d.jpg)
Hubo trabajo antes de la declaración de Aldama. Por parte de su abogado, pero también por su lado. El factor humano, siempre tan importante y tan infravalorado en los análisis, afloró después ante los medios. El tono de quien podría conectar todos los presuntos casos de corrupción pareció el de un hombre dolido con Sánchez, alguien íntimamente herido. Al trasluz de su agresiva amargura pudo traslucirse la impresión de que el asunto era personal.
El protagonista venía de ejecutar el primer paso de su estrategia. Antes, se sentó en la pequeña sala blanca del tribunal y comenzó a distribuir minas por casi todos los escaques del tablero. Algunos los dejó intactos, al menos por el momento. Cualquiera que tenga ojos podrá llegar a la conclusión de que Aldama tiene un plan.
Otra cuestión es si lo tiene el Gobierno. Mi impresión es que no, que improvisan todo el rato y corren sin el pedal del freno. Hay precedentes de ello. A la vista está el festival de torpezas en la defensa de Begoña Gómez. Nunca he visto a unos defensores tan capaces de convertir a su cliente en una piñata. Moldear una estrategia suele ser más sencillo cuando se mantiene el principio de iniciativa. Los sanchistas la perdieron hace tiempo y la declaración de Aldama les ha dejado sin capacidad de recuperarla.
Elaborar una estrategia defensiva requiere contar con una mínima capacidad de predecir lo que puede venir desde cada sitio para pensar en lo que puede hacerse en cada caso. Sin embargo, el terreno se ha tornado imprevisible y la velocidad de los acontecimientos se ha acelerado. La situación está tan fuera de control que desborda cualquier capacidad de reacción. Y lo estará, todavía en mayor medida, si las pruebas del propio Aldama o de la Guardia Civil empiezan a acumularse. Bajo ese peso será difícil que no empiece a escucharse el crujir.
Sánchez nunca se ha distinguido por su habilidad estratégica. Repite una y otra vez la misma jugada porque los demás se lo permiten
Primero, entre los voceros mediáticos que temerán por su propia imagen. Y, después, de abajo a arriba en el PSOE. Como ocurrió antes, como ha pasado en todas las organizaciones políticas que se han visto manchadas, la partitura acaba dejando la tecla del patriotismo de partido enmudecida. No dispone Moncloa de muchos más recursos. Cuenta, eso sí, con la esperanza de aprovechar los errores que cometa el adversario. Cierto es que, a la luz de los antecedentes, no parece una esperanza muy infundada. Pero también es verdad que confiar en eso y contar con un plan son cosas distintas.
En realidad, Sánchez nunca se ha distinguido por su habilidad estratégica. Repite una y otra vez la misma jugada, básicamente, porque los demás se lo permiten. Consiste en tirar el pedal del freno por la ventanilla y acelerar hacia un choque en el que las reglas no existen.
¿Problema? Este choque es con la ley, contra los tribunales. Y la posibilidad de que termine imputado parece ahora menos inverosímil. ¿Solución? A falta de imaginación, plagiar la estrategia aplicada por alguien que haya vivido la misma situación. ¿Quién? Cristina Fernández Kirchner. Los problemas judiciales de CFK comenzaron a intensificarse al final de su segundo mandato presidencial, en torno a diciembre de 2015. Su estrategia se orientó no solo a protegerse personalmente, sino también a redefinir la narrativa en torno a su figura a costa de debilitar la democracia argentina.
Victimización, presión sobre la justicia y dilación de los procesos, son algunas de las líneas maestras de CFK que aplicará Sánchez
Del análisis de aquel desempeño pueden extraerse algunas líneas maestras que dejo en manos de lector para que considere libremente si le parecen plausibles en el caso que nos ocupa.
1. La denuncia de la persecución desde el discurso de la victimización. La lógica conspirativa de que los tribunales estén siendo utilizados como herramientas de persecución política en sintonía con los medios de comunicación y las grandes empresas.
2. Presión y voluntad de control sobre la Justicia. A través de reformas impulsadas por el Gobierno y sus aliados, búsqueda de cambios en la composición del poder judicial para influir en su orientación.
3. Mecanismo de dilación de los procesos. Uso reiterado de recursos legales para extender el trascurso de los juicios, tratando de ganar tiempo, apostando al desgaste de las causas y a la reconfiguración de los tribunales.
Sánchez, a pesar de que plagiará la estrategia, apuesto a que no funcionará. Cristina Fernández de Kirchner ha sido condenada recientemente
4. Descalificación de los jueces y de las pruebas. Cuestionamiento constante de la imparcialidad de los jueces y fiscales, sugerencias de vínculos con sus oponentes políticos y ataque sistemático a la validez de cada prueba.
5. Desvío reiterado del foco político. Aumento de la polarización, exacerbando los debates que dividen a la sociedad, planteando medidas económicas con alto impacto mediático, confrontando con sectores estratégicos, lanzando campañas de humo contra el adversario político e intensificando la propaganda.
Sánchez plagiará la estrategia que aplicó el kirchnerismo frente a sus problemas judiciales porque considero que ya lleva tiempo plagiándola y porque además encaja con su naturaleza populista. Y apuesto a que no funcionará. Para empezar, porque CFK ha sido condenada recientemente, tras un largo proceso que degradó a la democracia de su país. Y para continuar, porque las plantillas no encajan entre las dos naciones.
Moncloa electrificará las trincheras, sí, todavía más. Y también doy por seguro que nuestra democracia va a sufrir
La independencia judicial está más consolidada en nuestro país y los jueces tienen más autonomía. Sánchez no goza, ni de lejos, del respaldo popular que tuvo Cristina, incluso en sus momentos más bajos. El Partido Socialista se ha vuelto el Partido Sanchista. Pero carece del cuajo, el músculo, el arraigo y el nivel de militarización orgánica que distingue al peronismo.
La opinión pública es más crítica, tolera peor los casos de corrupción y la influencia de los medios de comunicación que no necesitan al poder para sobrevivir es mayor.
Nada de lo anterior significa que lo que está por venir vaya a resultarnos plácido o convencional. Yo doy por hecho que Moncloa electrificará las trincheras, sí, todavía más. Y también doy por seguro que nuestra democracia va a sufrir, sí, todavía más. No puede ser de otra manera, con Sánchez todo es así. Es lo que hay y lo que habrá. Sin embargo, a pesar de los sinsabores, terminará abriéndose paso la belleza. Se hará justicia.
Hubo trabajo antes de la declaración de Aldama. Por parte de su abogado, pero también por su lado. El factor humano, siempre tan importante y tan infravalorado en los análisis, afloró después ante los medios. El tono de quien podría conectar todos los presuntos casos de corrupción pareció el de un hombre dolido con Sánchez, alguien íntimamente herido. Al trasluz de su agresiva amargura pudo traslucirse la impresión de que el asunto era personal.