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La teta gigante de Rigoberta Bandini
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Marta García Aller

Segundo Párrafo

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La teta gigante de Rigoberta Bandini

Las tetas de 'Ay mama', la canción que aspira a representar a España en Eurovisión, no quieren escandalizar, sino dejar de hacerlo. Solo piden que las dejen en paz

Foto: Rigoberta Bandini. (EFE/Raquel Manzanares)
Rigoberta Bandini. (EFE/Raquel Manzanares)

A juzgar por algunas reacciones, tiene razón Rigoberta Bandini en preguntarse “por qué dan tanto miedo nuestras tetas”. Debe de haber todavía algo desconcertante en que una canción hable de tetas, de enseñarlas, de tocarlas, de pasárselo bien con ellas, y que no tengan que ver con nadie más que sus dueñas. Las tetas de las que habla la canción de Rigoberta Bandini, la cantante que aspira a representar a España en Eurovisión, no son necesariamente sexis ni se esconden detrás de lencería fina. Cantan a la libertad.

En los escenarios hay tetas, por sorprendente que pueda resultarles a humanos y algoritmos varios, que no quieren estar hipersexualizadas. Tetas duras, tetas maduras, tetas caídas y tetas respingonas. Bienvenidas todas. Las de ‘Ay mama’ lo mismo amamantan un bebé que paran la ciudad “sacando un pecho fuera, al puro estilo Delacroix”. Son tetas que van a su bola, con aplastante indiferencia a los cánones de la mirada masculina. Saltan para pasárselo bien, no para que nadie las mire ni las juzgue mientras bailan. Solo piden que las dejen en paz. Qué cansino que todavía resulte tan difícil de entender, pero qué bien le está viniendo a Rigoberta Bandini este hartazgo para petarlo.

Dice la cantante barcelonesa, de 31 años, que compuso el tema como un homenaje a las mujeres de su familia y a la feminidad, mucho antes de ser madre. El tema juega con los contrastes, del solo de piano a la música disco, y, además de colarse en lo más escuchado de Spotify, es favorito para ganar el festival de Benidorm. Al escenario saldrá junto a una teta gigante que reivindica la vida y la belleza y acordándose de su abuela, una de las mujeres fuertes que le sirvieron de inspiración. Sí, también las abuelas tienen tetas.

A Paula Ribo, nombre real de la artista, le llegó el éxito con varios de los temas que compuso en 2020 como desahogo durante el confinamiento y que difundió por Instagram. Tanto ‘Too many drugs’ como ‘In Spain we call it Soledad’ superan ya los 10 millones de reproducciones en Spotify; ‘Perra’, que compite con ‘Ay mama’ como himno feminista del momento, se le acerca. En España hace meses que agota entradas cada vez que da un concierto.

Las tetas a las que canta Rigoberta Bandini no quieren escandalizar, sino dejar de hacerlo. Ahí radica la fuerza de ‘Ay mama’, que va camino de convertirse en un himno. Hace semanas que en mi ducha ya lo es, pero tiene más mérito que lo esté siendo también en las discotecas de la noche madrileña, donde ha conseguido que en las pistas de baile haya jóvenes dándolo todo mientras gritan ‘Delacroix’. Solo por eso Rigoberta Bandini ya se merecería ganar Eurovisión.

También podría jugar a su favor en el mítico certamen europeo de la canción, que se celebrará en mayo en Turín, que el estribillo solo repita mamá-mamá-mamá. Si ya nos funcionó con Lalalá, por qué no iba a funcionar con Mamamá. Falta poco para saber si el ‘Ay mama’ de Rigoberta Bandini representará a España en Eurovisión. La verdad es que me da bastante igual. A mí, me representa.

A juzgar por algunas reacciones, tiene razón Rigoberta Bandini en preguntarse “por qué dan tanto miedo nuestras tetas”. Debe de haber todavía algo desconcertante en que una canción hable de tetas, de enseñarlas, de tocarlas, de pasárselo bien con ellas, y que no tengan que ver con nadie más que sus dueñas. Las tetas de las que habla la canción de Rigoberta Bandini, la cantante que aspira a representar a España en Eurovisión, no son necesariamente sexis ni se esconden detrás de lencería fina. Cantan a la libertad.

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