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¿Topes en la cesta de la compra, impuestos a la banca? Mucho debate, poca solución
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Marta García Aller

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¿Topes en la cesta de la compra, impuestos a la banca? Mucho debate, poca solución

El Gobierno está muy activo proponiendo ideas para hacer frente a la inflación. Tan activo que, a veces, se declara a favor o en contra de una misma medida

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. (EFE/Juanjo Martín)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. (EFE/Juanjo Martín)
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Cuando no encuentres una solución, encuentra un culpable. Es una vieja máxima de la comunicación política muy presente en la Moncloa estos días. Sirve para el precio de la energía lo mismo que para los tipos de interés. Se puede aplicar también al debate abierto estos días por la cesta de la compra. Últimamente, no parece importar tanto si las medidas que plantea el Gobierno funcionan, como dejar claro que el PP no las apoya.

El Gobierno acaba de sacar adelante en el Congreso de los Diputados la tramitación de la propuesta para crear un impuesto a los beneficios extraordinarios de bancos y energéticas. Hay muchas dudas de la viabilidad jurídica de la medida, incluso dentro de los socios del Gobierno que como el PNV votaron a favor, también hay recelos por si puede perjudicar a los usuarios más de lo que les ayuda, en el caso de los bancos, por ejemplo, encareciendo el crédito. La medida aún está en trámite. Pero para lo que ya está funcionando es para otra de sus funciones: retratar a Feijóo como el amigo del Ibex 35.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con Alberto Núñez Feijóo en la Moncloa. (EFE/Chema Moya) Opinión

Bastaba ver a Pedro Sánchez en la entrevista que dio anoche en el Canal 24H, o escuchar a la portavoz del Ejecutivo, Isabel Rodríguez, en la rueda de prensa tras el Consejo de Ministros, o recordar el debate en el Senado de la semana pasada. Más que explicar para qué sirven estas medidas, se trata de subrayar que el PP vota en contra.

Si el precio de la luz sigue subiendo, la culpa, según el Gobierno, será de Feijóo, ya que el PP votó en contra de los nuevos impuestos a la banca y las energéticas. Si las hipotecas suben con el euríbor, la culpa será de Feijóo, que votó a favor de los poderosos y contra las familias. Bueno, y también de la banca. Y de Repsol. Pero sobre todo de Feijóo. Y mientras los telediarios se llenan de las medidas que propone el Gobierno, cabe la sospecha de que la estrategia tenga más que ver con el relato de cómo hacer frente a la crisis que con la gestión de la crisis misma.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (d), y la vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño (c), escuchan la intervención del líder del PP, Alberto Núñez Feijóo. (EFE/Juanjo Martín) Opinión
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La figura de Pedro Sánchez solo funciona en la confrontación. Y una vez descartado Vox como enemigo número uno, que terminó de probarse una estrategia fracasada tras las elecciones andaluzas, la tinta de los discursos se carga ahora contra el líder del PP, caricaturizándolo como defensor de los poderosos.

Por eso, plantear los debates últimamente parece un fin en sí mismo para el Gobierno. Y dejar claro lo malo que es todo aquel que se declare en contra. Es un mensaje simplista, ya veremos si efectivo. De momento, en las encuestas la imagen del presidente Sánchez no mejora e intenta entonces recuperar la percepción de que el suyo es un Gobierno que toma medidas para las clases medias trabajadoras, que es la expresión que más repite en sus últimas intervenciones.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE/Javier López)

El Gobierno está muy activo proponiendo ideas para hacer frente a la inflación. Tan activo que, a veces, se declara a favor o en contra de una misma medida, como la de abaratar la cesta de alimentos básicos que propuso Yolanda Díaz. Varias veces le preguntó Xabier Fortes en la entrevista del 24H si el Gobierno podía realmente poner topes a los precios de la alimentación, tantas veces como evasivas respondió Sánchez. Si algo quedó claro es que a Sánchez no le interesaba lo concreto, no aclaró qué va a hacer su Gobierno, si es que va a hacer algo. Eso sí, puso mucho hincapié en su preocupación por las clases medias trabajadoras y en pedir responsabilidad y un debate equilibrado. El debate, se confirma, es el fin en sí mismo.

Cuando la vicepresidenta lanzó el mensaje a las familias de que el Gobierno se preocupa por el precio de la cesta de la compra y que buscaría acuerdos con el beneplácito del presidente, cabía la esperanza de que se concretara en algo específico. Entre tanto, varios ministros socialistas se declararon en contra de poner topes a los precios. La posición de la vicepresidenta tranquiliza a los ciudadanos preocupados por los precios, la de los ministros como Luis Planas que se muestran en contra tranquiliza a las empresas. Con este enfrentamiento interno, el Gobierno da imagen de improvisación, sí, pero eso no es nada nuevo. A lo mejor le compensa. No es un precio alto por colocar el mensaje de que se preocupa por el bolsillo del ciudadano, al tiempo que les dice a las empresas que no tienen de qué preocuparse, aunque al final la medida no se concrete.

Foto: Luis Planas en una imagen de archivo. (EFE/Javier Blasco)

Algo parecido pasa con los impuestos a la banca. En las empresas del sector, hay más preocupación por cómo va a afectar a su reputación que a su cuenta de resultados, porque albergan pocas perspectivas de que se sostenga jurídicamente. Las grandes empresas están acostumbradas a perder estas batallas en la opinión pública y en el Parlamento, pero ganarlas en los tribunales.

Debatir sobre la responsabilidad de los banqueros y las grandes empresas de alimentación no resuelve el problema, pero centra el debate. También puede ser un arma de doble filo que azuce la frustración contra el Gobierno si al final, tras mucho debate, las medidas se quedan en nada. A no ser, claro, que haya alguien a mano a quien hacer responsable de ese fracaso. ¿Y en qué cambia con estos debates la vida de la gente? Está por ver. Está también por ver si cambian las encuestas.

Cuando no encuentres una solución, encuentra un culpable. Es una vieja máxima de la comunicación política muy presente en la Moncloa estos días. Sirve para el precio de la energía lo mismo que para los tipos de interés. Se puede aplicar también al debate abierto estos días por la cesta de la compra. Últimamente, no parece importar tanto si las medidas que plantea el Gobierno funcionan, como dejar claro que el PP no las apoya.

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