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Una buena enseñanza sobre el funcionamiento de los mercados
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Víctor Alvargonzález

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Una buena enseñanza sobre el funcionamiento de los mercados

A la gente le resulta casi imposible comprar cuando cunde el miedo y la incertidumbre. Pero el grueso del resultado de la inversión es más cuestión de narices que de conocimientos

Foto: Un 'trader' reflexiona en Wall Street. (EFE)
Un 'trader' reflexiona en Wall Street. (EFE)

Aún a riesgo de que no me vuelva a leer nadie, siempre insisto en que ganar dinero en los mercados es más cuestión de autodisciplina y de tener las ideas claras que de grandes conocimientos técnicos. Esto lo entiende cualquiera que mire un gráfico del Dow Jones y compruebe que, quien haya aprovechado cualquier caída superior al 30% para comprar, ha ganado mucho dinero. Todas y cada una de ellas. En el largo plazo, actuando así es imposible equivocarse.

Un profesional puede aportar valor añadido en forma de “timing”, bien para comprar más barato o para no tener que esperar años en pérdidas hasta que finalmente el mercado retoma la tendencia alcista. También puede seleccionar para su cliente los sectores o zonas geográficas más interesantes, que no es poco. Pero el grueso del resultado es más cuestión de narices que de conocimientos.

Tan fácil y, sin embargo, tan difícil. Porque para la mayoría de la gente resulta casi imposible comprar cuando cunde el miedo y la incertidumbre. Incluidos la mayoría de los profesionales. De hecho, es uno de los motivos por los que la gran mayoría de los fondos de inversión que dicen llevar a cabo una gestión activa se limitan a seguir a los índices de referencia. A la hora de la verdad, los gestores temen tomar riesgos o sus jefes no les dejan. Es más: para no descolgarse del índice, casi no acumulan liquidez, así que cuando cae el mercado tampoco tienen dinero para comprar. Suerte si les llega para atender los reembolsos de los clientes asustados.

Recientemente hemos tenido un ejemplo clarísimo de todo lo anterior. El mercado ha tenido una violenta y profunda corrección y, como certifica un estudio realizado por JP Morgan, la gran mayoría de los inversores no la ha aprovechado, ya fueran particulares o profesionales. En esta ocasión la oportunidad perdida es especialmente dolorosa, porque el mercado ha recuperado en dos meses casi toda la caída, con una subida del S&P 500 del 20%. Una rentabilidad increíble en términos de TAE, sobre todo teniendo en cuenta que los tipos de interés están a cero. Quien lo ha aprovechado no es que haya hecho el año, es que ha “hecho” dos años en dos meses.

Desde luego no es nada fácil comprar cuando el mercado cae a plomo. Yo reconozco que, si no fuera porque tengo la obligación de hacerlo y de transmitir a los suscriptores de mi informe lo que creo que debe hacerse, me costaría mucho. Probablemente menos que a ellos, porque ya estoy acostumbrado, pero me cuesta y no siempre soy capaz de hacerlo. De hecho, también reconozco que en esta ocasión me ha ayudado mucho que coincidiera con el límite fiscal anual para aportar a planes de pensiones. Tenía que aportar porque, si no lo hacía, perdía la bonificación. Y entre hacerlo a renta fija o a renta variable, la decisión era evidente. De hecho, así lo compartí con Uds. en estas mismas páginas el día 19 de diciembre, en un artículo titulado precisamente “Oportunidad en planes de pensiones”.

Asumido pues que la capacidad de ponerse a comprar cuando todo el mundo vende queda reservada para tipos como Warren Buffett, el Barón de Rothschild o los que tenemos que ser valientes no porque lo seamos sino porque tenemos un compromiso con suscriptores o clientes ¿qué puede hacer quien entiende que la valentía es fundamental para invertir pero sabe que el miedo es más poderoso? A continuación sugiero algunas ideas al respecto.

Pase de los profetas de la crisis

Una vez me dijo un médico que el tenis “ni mirarlo”. Supongo que para no tener ni siquiera la tentación de coger la raqueta (cuando una lesión me obligó a dejarlo) Pues yo les digo a Uds. como el médico: a los profetas de las crisis, ni leerlos ni escucharlos. Son esos economistas cuya actividad principal consiste —literalmente— en anunciar la próxima crisis o ponerlo todo negro cuando ya está encima. Si les hiciéramos caso no invertiríamos nunca. Por supuesto que habrá crisis y correcciones, son parte inherente de los mercados, pero mejor tomarse en serio esos anuncios cuando los haga alguien que no suela hacerlo todos los días.

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Actúe como un robot... inteligente

Si un algoritmo está bien hecho puede ser una gran guía para invertir. Tendrá todos los elementos de juicio y ninguno de los componentes emocionales de la inversión. De hecho, yo utilizo uno que me he fabricado utilizando muchos años de experiencia. Algún día espero publicarlo. Usando un algoritmo trato de limitar el peso de las emociones en mis decisiones y dedicarlas, en todo caso, a analizar las del mercado, ya que los algoritmos todavía no entienden cosas como el miedo, la avaricia o las modas, tan importantes todas ellas en los mercados.

Foto: Hablamos de mejorar significativamente el cálculo de probabilidades como herramienta de establecimiento de estrategias de inversión Opinión

Pero cuidado, porque muchos algoritmos están fabricados desde un punto de vista puramente académico, no de gente que entiende el funcionamiento de los mercados. Por ejemplo, plantean comprar si la economía va bien, sin tener en cuenta cosas como que la Reserva Federal de los Estados Unidos puede estar a punto de subir los tipos de interés. Agresivamente. En un algoritmo diseñado por alguien que conozca el mercado lo que haga la Reserva Federal tendrá un peso más importante que los datos de crecimiento. Otro ejemplo de un algoritmo mal hecho: el que interpreta que la baja volatilidad es siempre algo positivo, cuando la volatilidad se mueve siempre en un rango de fluctuación, así que siempre que está muy baja acaba repuntando. En mi algoritmo uso hasta diez variables y la mayoría deben leerse con una visión de mercado y no de aula universitaria. La única vez que se juntaron varios premios Nobel de economía para montar un fondo de inversión —y un algoritmo— generaron tal problema que tuvo que intervenir la Reserva Federal (el fondo LTCM)

La inteligencia de una persona actuando con la frialdad de un robot. Esa es, en mi opinión, la mejor posición para invertir. Al menos hasta que las máquinas entiendan los aspectos emocionales de la “manada”.

Sea un buen paciente

Si uno tiene un buen médico sigue sus consejos, entre otras cosas porque es imposible saber todo lo que sabe el médico. Pues lo mismo con las inversiones. Si tiene Ud. un buen asesor haga lo que le diga. Si es bueno, acertara más veces que se equivocará.

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Si no hay más remedio, realice aportaciones periódicas

A mi lo de las aportaciones periódicas no me convence. Esta última corrección es perfecta para demostrar que ha sido mucho mejor esperar a una caída del mercado que ir aportando a lo largo del año. Yo creo que a los planes de pensiones o a los fondos de inversión hay que aportar cuando cae la bolsa. O los bonos o lo que sea que queremos tener en cartera y nos falta. Pero si no somos capaces de comprar a la baja, la opción de aportar poco a poco puede ser válida.

Imagine que invierte a largo plazo

Siempre me ha llamado la atención que la gente ni se inmuta cuando pierden en sus planes de pensiones, salvo que pierdan mucho o durante mucho tiempo. Ese cometario de “bueno, como es para el plan de pensiones”. Y tiene una explicación: como es para una pensión que piensan cobrar dentro de muchos años, han creado la imagen mental de que una caída no es grave, porque saben que, a largo plazo, los mercados se recuperan. Pero pregunten a cualquiera que trabaje en este sector cuál es la reacción si la misma cantidad se pierde en fondos de inversión o en acciones. Pues apliquen la mentalidad largoplacista de los planes cuando inviertan en fondos o en acciones.

Aún a riesgo de que no me vuelva a leer nadie, siempre insisto en que ganar dinero en los mercados es más cuestión de autodisciplina y de tener las ideas claras que de grandes conocimientos técnicos. Esto lo entiende cualquiera que mire un gráfico del Dow Jones y compruebe que, quien haya aprovechado cualquier caída superior al 30% para comprar, ha ganado mucho dinero. Todas y cada una de ellas. En el largo plazo, actuando así es imposible equivocarse.

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