Es noticia
El enfado encapsulado de Coalición Canaria
  1. España
  2. Islas Canarias
Jaime Pérez-Llombet

Con siete puertas

Por

El enfado encapsulado de Coalición Canaria

Cada vez que CC vota sí, junto a la banda sonora del presidente del Gobierno, a buena parte de su electorado se le corta la digestión

Foto: Cristina Valido junto al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la ministra de Hacienda, María Jesús Montero. (Eduardo Parra/Europa Press)
Cristina Valido junto al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la ministra de Hacienda, María Jesús Montero. (Eduardo Parra/Europa Press)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

Cuentan los psicólogos que encapsular los enfados, ignorando el mensaje e impidiendo que se disipe su energía, es un hábito poco saludable. Coalición Canaria está enfadada, mucho. Están cabreados, pero optan (de momento) por encapsular el creciente malestar, y las migrañas narrativas, que les genera el cuarto oscuro donde Moncloa cocina los acuerdos con el equipo médico de Carles Puigdemont. Optan, de momento, por respirar hondo, morderse la lengua —si acaso alguna bengala o aviso a navegantes, pero contenidos— y contar hasta diez. Críticos, pero prácticos. Pragmáticos de oficio, Coalición encapsula su irritación porque saben los ajedrecistas que el enfado tiene sentido y utilidad si se maneja con solvencia, frialdad y una adecuada gestión del tiempo que quede de legislatura.

Cada vez que CC vota sí, junto a la banda sonora del presidente del Gobierno, a buena parte del electorado de Coalición se le corta la digestión. Con su escaño cotizando al alza —principalmente cuando los socios de Sánchez lo tienen jugando a la ruleta rusa, en la tanda de penaltis de las votaciones— el voto de Cristina Valido arrastra la maldición de que su utilidad queda difuminada por otra percepción tremendamente permeable, por la idea, letal para Coalición, de que CC ha vuelto a rescatar a Pedro Sánchez, a salvarlo de una derrota parlamentaria.

La cesión de la gestión migratoria a Cataluña no será la gota que rebose el vaso, pero casi. Moncloa necesita a CC, cada vez más. Mientras, en Coalición gestionan su enfado en la convicción de que, a diferencia de otros, CC es un socio fiable y responsable. Y previsible, sí, pero con condiciones. Todo tiene un límite, también la paciencia de Coalición. El cuarto oscuro del que los fontaneros de Sánchez entran y salen con maletas de doble fondo —con acuerdos pirotécnicos de los que socios como CC se enteran en los quioscos— está complicándole la vida a Coalición.

Pactos como el de la gestión migratoria sumergen a los nacionalistas canarios en un enfado justificable e instrumental. Los acuerdos a oscuras con otros socios siembran desconfianza, y raro es el pacto que sobrevive a una pérdida de confianza. Así lo resumen en CC. La legislatura acaba de echar a andar, y en Coalición no están dispuestos a que se les niegue u oculte constantemente la letra pequeña de los contratos privados que firman Moncloa y Junts.

Foto: El ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, y el ministro de Política Territorial y Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres. (Fernando Sánchez/Europa Press) Opinión

Coalición no está cómoda con los socialistas, convirtiéndolos en colaboradores necesarios, a ojos de sus parroquianos, de los excesos que socialistas y catalanes comenten fuera del orden del día, por la puerta de atrás. Es complicado ser fiable cuando dejas de fiarte de la otra parte contratante. No hay cuartos oscuros que mil años duren, ni siglas que lo resistan; qué decir de la incomodidad que al PP, compañero de viaje de Coalición en las instituciones de las Islas, está causándole el sí de Valido en las votaciones que ponen contra las cuerdas a Sánchez, malestar que, en cualquier caso, los populares también trasladan al terreno de lo instrumental en la creencia de que el PP crece cada vez que en las cafeterías, bodas, sobremesas y oficinas florece la idea de que Coalición Canaria se ha asociado a Sánchez —si CC está equivocándose o si los socialistas reinciden en sus engaños, no será el PP, en general, ni el PP de las islas, en particular, quien se los haga ver—.

El enfado de Coalición, cada vez peor disimulado, no tiene en la cesión de la gestión migratoria el único argumento; sin embargo, ese pacto duele especialmente porque en las Islas la imparable llegada de inmigrantes africanos tiene a la opinión pública con la piel particularmente fina, irritada por la sensación de que el resto del país, de perfil, se ha desentendido del esfuerzo que supone dar respuesta a una situación cada vez más exigente, puede que a corto o medio plazo también explosiva. El enfado contenido de CC tiene a sus dirigentes mordiéndose la boca, pero no del todo. No pueden permitirse el silencio. Quieren ser percibidos como un partido responsable, y fiable, pero enmudecer es un lujo que no pueden permitirse.

Foto: El presidente del Gobierno de Canarias, Fernando Clavijo, con la ministra de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, Elma Saiz. (EFE/Miguel Barreto) Opinión

Su enfado se mueve en dos planos, público y privado. En público han dicho, y continuarán declarando, que la Comisión Sectorial de Inmigración debe reunirse con urgencia para explicar el traspaso de competencias de Cataluña que cocinaron PSOE y Junts. No quieren subirse al caballo de la crispación o de las balaceras argumentales, pero conseguir la bonificación del 60% del IRPF a los afectados por el volcán de La Palma, o la prórroga del transporte gratuito en el archipiélago, son logros que bombas racimo como la cesión de la gestión migratoria a Cataluña difuminan hasta hacerlos desaparecer, y, ahora o después, CC no puede permitirse que al archipiélago no llegue el eco de los resultados que ha obtenido porque las resacas de los acuerdos de Moncloa y Junts monopolizan el relato.

Foto: Ylva Johansson, durante una visita a Las Palmas el pasado 15 de diciembre. (EP) Opinión
TE PUEDE INTERESAR
Johansson reprocha a Johansson la falta de respuesta de la UE (ante la crisis migratoria)
Jaime Pérez-Llombet. Santa Cruz de Tenerife

Canarias está afrontando en primera línea la respuesta al éxodo africano. No hay Comunidad Autónoma donde este asunto preocupe tanto. Si en algún territorio escuece la cesión de la gestión migratoria a Cataluña, esa región es Canarias. Despacharse, los fontaneros de Sánchez, un capítulo delicado tirando de pactos tan bilaterales como ocultos, es una sorpresa (siempre penúltima) quema en las manos de CC.

A falta de respuesta se acumulan las preguntas. ¿Podrá negarse Cataluña a la derivación de menores migrantes no acompañados?, ¿cuál es el alcance efectivo del acuerdo que, escondido en el maletero, permitió convalidar los decretos de las medidas anticrisis y de ayuda social? Cristina Valido ha pedido aclarar ese y otros extremos, pregunta que ha formalizado en el Congreso dirigiéndola al ministro de Política Territorial y Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres, a quien, colateralmente, Coalición va a quemar a fuego lento con este y otros episodios relacionados con la inmigración. Esto, en público. No más. Tampoco menos.

Foto: Fernando Clavijo. (EP) Opinión
TE PUEDE INTERESAR
El año de la 'matrioska'
Jaime Pérez-Llombet

Otra cosa es lo que se susurra, en privado, en las filas de Coalición Canaria. Hay preocupación. Y cansancio. Se sienten como chiquillos golpeando una piñata con los ojos demasiado vendados; y, lo que es peor, ignorando qué acuerdos caerán al suelo cuando finalmente la piñata cede. Lo que Coalición no quiere decir en público, aunque lo piense, y confiese, es que el PSOE incurre en improvisaciones y ocultaciones que lo tienen fallando en fondo y formas.

Los socialistas premian a los desleales y penalizan a sus socios fiables, a quienes, como es el caso de CC, cumplen lo acordado, aunque el apoyo al Gobierno les cueste disgustos en las Islas. A juicio de Coalición Canaria, lo ocurrido acabará animando a los demás socios a subir el precio del bacalao, a incrementar las exigencias porque, siguiendo el ejemplo de Junts, lo inicialmente acordado, lo firmado, ya se queda corto. Fin de la cita. Soberbia y desconfianza son los peores compañeros de viaje; los otros socios de Sánchez, como CC, no confían, ni se fían. En Coalición están enfadados, pero encapsulan su indignación por razones tácticas. Cuando detecten que el negocio no les está siendo rentable —por el desgaste que trae consigo estar en la foto parlamentaria que da cobijo a los acuerdos de PSOE y Junts— Coalición dará por finalizado su acuerdo con los socialistas; lo hará sin despeinarse, posiblemente aliviados porque su pacto con Sánchez siempre ha sido un mal trago para Coalición.

Cuentan los psicólogos que encapsular los enfados, ignorando el mensaje e impidiendo que se disipe su energía, es un hábito poco saludable. Coalición Canaria está enfadada, mucho. Están cabreados, pero optan (de momento) por encapsular el creciente malestar, y las migrañas narrativas, que les genera el cuarto oscuro donde Moncloa cocina los acuerdos con el equipo médico de Carles Puigdemont. Optan, de momento, por respirar hondo, morderse la lengua —si acaso alguna bengala o aviso a navegantes, pero contenidos— y contar hasta diez. Críticos, pero prácticos. Pragmáticos de oficio, Coalición encapsula su irritación porque saben los ajedrecistas que el enfado tiene sentido y utilidad si se maneja con solvencia, frialdad y una adecuada gestión del tiempo que quede de legislatura.

Noticias de Canarias
El redactor recomienda