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Diez preguntas sobre las elecciones catalanas
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Josep Martí Blanch

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Diez preguntas sobre las elecciones catalanas

Lo que sigue es un intento de desbroce de las cuestiones clave a las que valdrá la pena estar atento el próximo domingo para entender lo que sea que acabe sucediendo con posterioridad a los comicios

Foto: El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto al primer secretario del PSC y candidato a la Generalitat, Salvador Illa. (EFE/Quique García)
El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto al primer secretario del PSC y candidato a la Generalitat, Salvador Illa. (EFE/Quique García)
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Se acabaron ayer las encuestas gracias a la ley electoral del pleistoceno que ordena nuestra relación con las urnas. Todas ellas coinciden en las mismas corrientes de fondo que se prevé aflorarán el próximo domingo. Hasta tal punto se ha instalado en el imaginario político que los grandes titulares que proporcionará el escrutinio van a ser los que viene anunciando la demoscopia que hace ya días que la discusión pública entre candidatos gira en torno a pactos y alianzas necesarias para la formación de un gobierno que evite la repetición electoral.

Sin ánimo cabalístico, y coincidiendo con el fundido a negro de las encuestas, lo que sigue es un intento de desbroce de las cuestiones clave a las que valdrá la pena estar atento el próximo domingo para entender lo que sea que acabe sucediendo con posterioridad a los comicios.

1. ¿Mayoría independentista sí o no? Pregunta relevante para la construcción del marco narrativo poselectoral, tanto en Cataluña como en España. Las encuestas no coinciden. Algunas abonan esta posibilidad y otras la descartan. Si el independentismo no alcanza los 68 diputados, punto para Pedro Sánchez y la familia socialista, que podrá sacar pecho de haber invertido con sus políticas en favor del constitucionalismo las mayorías parlamentarias secesionistas que rigen desde 2012.

2. ¿Una mayoría independentista equivaldría a un gobierno independentista? No. Aunque es cierto que los soberanistas han demostrado por activa y por pasiva que tan pronto pueden sacarse los ojos unos a otros para, acto seguido, abrazar la mayor de las imposturas y prometerse lealtad eterna en beneficio del proyecto secesionista. Así que no puede descartarse. Pero en esta ocasión se añaden más dudas a la ecuación. La mayoría de las encuestas que vislumbran esta mayoría cuentan en la suma a Aliança Catalana, situando a esta formación como pieza determinante para llegar a los 68 diputados. Se antoja complicado que la CUP, o incluso ERC, preste sus votos a una investidura que requiera también los sufragios de la ultraderecha soberanista para salir adelante.

Foto: El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, junto a Carles Puigdemont en Bruselas. (EFE/Olivier Hoslet)
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3. ¿Salvador Illa será presidente de Cataluña? Aun obteniendo los resultados que vaticinan las horquillas más generosas de las encuestas, su investidura no estará en sus manos y dependerá de decisiones de terceros. Si la decisión se tomase únicamente en clave catalana, debería seducir a ERC para la formación de un bipartito. Y si con los republicanos no le alcanza, también a Comuns Sumar. Lo segundo es un trabajo al alcance de un niño de guardería, pero lo primero exigirá mucho esfuerzo. Pero es que además hay que tener en cuenta la variable Pedro Sánchez y su necesidad de mantener atados a sus socios soberanistas en el Congreso. Y Puigdemont ya ha explicitado que cuenta con ser presidente, en segunda vuelta, convenciendo a ERC y sin necesidad de mayoría independentista alguna. Solo exigiéndole a Sánchez que ordene a Illa un paso atrás y que este se avenga a estar en la oposición con tal de no entorpecer la continuidad del Gobierno de España.

4. ¿Habrá jubilaciones tras los resultados? No dependerá tanto de los números como de la plasmación práctica de estos en la fórmula de gobierno final. En ERC parece cantada la jubilación de Pere Aragonès, en tanto que parece muy improbable que repita como presidente. Si su partido opta por sumarse a un gobierno de izquierdas con el PSC y hacer presidente a Salvador Illa, el pegamento del poder institucional puede permitir resistir a Oriol Junqueras, a pesar de que será el tercer descalabro de su partido, contando las municipales y generales del año pasado. Las barbas del presidente de ERC también se pondrán a remojar.

Foto: Salvador Illa, en un acto de campaña este fin de semana. (Europa Press) Opinión

Carles Puigdemont también ha anunciado que dejará la política de primera línea si no es presidente. Y este es el único escenario, su renuncia previa, que permite imaginar la fórmula más complicada de gobernabilidad en Catalunya: un ejecutivo PSC-Junts. Como las encuestas vienen envalentonando al líder de Junts, es difícil imaginar que dé un paso atrás sin agotar todas las posibilidades para ser presidente, incluida la presión sobre Pedro Sánchez a cuenta de los siete diputados junteros en el Congreso.

¿Y Salvador Illa? Artur Mas tuvo que ganar tres elecciones seguidas para conseguir ser presidente de la Generalitat. ¿Seguirá Illa al frente de la oposición a la espera de unos nuevos comicios si Sánchez le exige en esta ocasión ceder los galones de presidente a Carles Puigdemont? Como se trata de un hombre disciplinado, no hay por qué dudar de ello. Pero su credibilidad quedaría muy mermada al quedar al descubierto que en el juego de intereses la presidencia de la Generalitat es una pieza sacrificable, tanto para él como para su partido.

5. ¿Un nuevo fracaso del espacio de Sumar? En esa dirección apuntan la mayoría de las encuestas. Si se cumple el vaticino demoscópico, Catalunya puede ser una nueva prueba de los efectos negativos del guerracivilismo vivido en ese espacio político y también del poco entusiasmo que despierta el proyecto de Yolanda Díaz, que en pocos meses habría protagonizado un 'hat trick' desastroso: Galicia, Euskadi y Cataluña. Finalizada la era colauista, este espacio volvería en Cataluña a su tradicional irrelevancia, que solo queda disimulada por su participación en gobiernos tripartitos junto al PSC y ERC.

Foto: Junqueras, Aragonés y Vilagrà en un mitin de ERC. (Europa Press/Kike Rincón) Opinión
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6. ¿El PP solo puede crecer cuando Vox se hunde? No hay coincidencia en las encuestas sobre este particular. Algunos estudios de campo manejan buenos datos para el partido de Feijóo sin que para ello resulte necesario que Vox pierda apoyos sustanciales. En otros, sí se advierte la necesidad de que la ultraderecha pierda pie para asegurar el empuje del PP. Hasta el domingo no se desvelará la incógnita.

7. ¿Qué significaría la entrada de Aliança Catalana en el Parlament? Al margen de complicar la operatividad de una supuesta mayoría absoluta independentista, el ingreso del partido de la alcaldesa de Ripoll en el Parlamento tiene otros elementos disruptivos. El partido, que de momento es monotemático alrededor de la inmigración de origen musulmán, supondría la aparición en el ámbito independentista de una fuerza de anclaje netamente ultra en la cuestión migratoria y netamente conservador en el resto de la agenda política. Desplazarían el eje del Parlamento catalán -junto al escocés, uno de los más izquierdistas de Europa- hacia la derecha y obligaría a Junts a vigilar ese flanco (igual que VOX ha obligado al PP a hacer lo propio). El discurso ultraderechista, que hasta ahora circulaba bajo el radar en el eje independentista, se haría finalmente visible.

8. ¿Hay riesgo de reactivación del proceso independentista en los términos ya vividos en el pasado? Ni siquiera con Carles Puigdemont al frente de la Generalitat ese escenario es imaginable. Aunque es cierto también que el cambio de ciclo definitivo solo puede darse con una presidencia de Salvador Illa, acompañada de la preceptiva y prometida jubilación de Carles Puigdemont y, según los resultados, también la de Oriol Junqueras si ERC acabase abriéndose en canal.

Foto: Los candidatos a las elecciones catalanas en el debate de RAC1. (EFE/Quique García)

9. ¿Cuáles son las posibilidades de repetición electoral? Las encuestas apuntan todas ellas a que el botón de la repetición electoral estará en manos de ERC, pues es la formación política que deberá elegir entre avalar a Salvador Illa como presidente o sumarse al frente independentista para entronizar a Carles Puigdemont previo apretarle las clavijas a Pedro Sánchez. Es una situación endiablada para los republicanos, obligados a elegir entre el susto con Salvador Illa o la muerte con Carles Puigdemont. También los socialistas pueden tener incentivos para forzar la repetición electoral para no plegarse del todo a las exigencias de Carles Puigdemont y ganar tiempo a la espera de lo que pueda decidir de su parte Pedro Sánchez para la legislatura española.

10. ¿Son estas unas elecciones posproceso con independencia del resultado? Sí, así es. Aunque formalmente el objetivo de la mitad de las formaciones que concurren a las elecciones sea la independencia, en estas elecciones por primera vez desde 2012, las exigencias nacionalistas han regresado mayormente al terreno de juego preproceso con la demanda de un nuevo modelo de financiación como tema más destacado en el terreno de las reivindicaciones. Cuestión esta que incluso comparte el PSC. La lengua catalana también ha ocupado un papel relevante. Pero la exigencia de un referéndum -que sigue escuchándose por boca de republicanos y junteros- ha circulado con cierta sordina al lado de propuestas vinculadas a la fiscalidad, la energía verde, las infraestructuras, educación, sanidad y otros asuntos de carácter sectorial como la seguridad ciudadana. Pero la verdadera prueba del algodón, más allá de los mítines y de los mensajes de campaña seleccionados a diario por los partidos, es la calle. Y en estas pesa mucho más la primavera que la política. Ni siquiera los que van a votar a Puigdemont lo harán mayoritariamente en esta ocasión pensando que la independencia sea un proyecto factible.

Se acabaron ayer las encuestas gracias a la ley electoral del pleistoceno que ordena nuestra relación con las urnas. Todas ellas coinciden en las mismas corrientes de fondo que se prevé aflorarán el próximo domingo. Hasta tal punto se ha instalado en el imaginario político que los grandes titulares que proporcionará el escrutinio van a ser los que viene anunciando la demoscopia que hace ya días que la discusión pública entre candidatos gira en torno a pactos y alianzas necesarias para la formación de un gobierno que evite la repetición electoral.

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