España is not Spain
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Del sanchismo al Pedroceno: no es un Gobierno, es una era geológica
En España, a base de cataclismos electorales, después del sanchismo hemos alcanzado una nueva era, el Pedroceno. Ahora el Homo Sapiens Sapiens deriva en Homo Sapiens Sánchez.
Después del Pleistoceno frío llegó el Holoceno caliente, que dio paso al Antropoceno. En España, a base de cataclismos electorales, después del sanchismo hemos alcanzado una nueva era, el Pedroceno. Ahora el Homo sapiens sapiens deriva en Homo sapiens Sánchez. Es un ser ajeno al argumento lógico y la ética, que vende su permanencia en el poder como progreso. Lo protege una especie inferior, variopinta de parásitos, que llamaremos, por un ministro, Puentelopitecus.
Pero que no confunda la actitud matona del Puentelopitecus que prolifera en tertulias, despachos y ministerios: el Pedroceno se basa en la inmovilidad. Mientras que el sanchismo era agresivo y depredador, estamos en una era paralítica hasta lo mineral. Avanza por aluvión: coloniza las instituciones del Estado una por una con el único fin de mantenerse en el poder, mientras los escándalos caen uno sobre otro como sedimentos. Amnistía, Fiscalía, Koldo, hermano, Begoña: hace falta perforar el suelo para hacer memoria.
Como en todo salto de una edad geológica a la siguiente, en el cambio del Antropoceno al Pedroceno se sucedieron las extinciones masivas y los cambios de temperatura. Lo primero que vino fue un acaloramiento de ciertos socialistas al descubrir que Pedro Sánchez sí iba a regalar la amnistía, al contrario de lo que ellos habían jurado, y lo siguiente fue un enfriamiento glacial que produjo la extinción completa del sentido crítico en el partido y sus palmeros mediáticos.
También se extinguió la podemia y ese ratón llamado Sumar, porque con el Pedroceno no hay más que una izquierda en España, incluidos PNV y Puigdemont, y todo lo demás es fascismo. Ahora sabemos que después de las tormentas de granizo siempre sale el sol, y que el sol sigue calentando la cara de piedra del gobernante. A continuación, todo se petrifica, y, en este sentido, Sánchez tiene su punto de honestidad. Inició su legislatura con la promesa de levantar un muro, y este podría ser el programa electoral de un montón de piedras.
Ahora está bloqueada la senda de gasto y sabemos que matemáticamente no habrá presupuestos, ni leyes orgánicas. Lo único que hay es poder, pero fosilizado. El sapiens Sánchez habita la Moncloa y con eso es suficiente. A lo mejor querría hacer cosas, pero le basta con estar. Por una décima parte de esta pasividad, Sánchez le exigió la renuncia a Rajoy y se la consiguió, vía moción de censura.
Para disimular su quietud de basalto, el sapiens Sánchez y el Puentelopitecus se dedican a la agitación. La composición parlamentaria es un cuadro de Escher: escaleras que suben cuando bajan y espejos que reflejan espejos. Del Gobierno Frankenstein se ha pasado al Gobierno Zombi, así que hacen lo que los desenterrados: vagar de un lado para otro, dar alaridos y alimentarse de cerebros. Por fortuna para el Gobierno, en España parece haber un buen número de ciudadanos dispuestos a entregar el suyo.
Está por ver qué especies surgen en el Pedroceno para competir por el poder, pero parece improbable que nadie ponga en marcha la máquina del tiempo y regresemos a una política viva. El camino que se ha recorrido en España es el de la supresión de los frenos que impedían que la clase política hiciera descarrilar la locomotora. ¿Qué político estará dispuesto a volverlos a colocar? Puede que el surgimiento de Alvise sea una rareza como lo fue Jesús Gil, pero no cuesta reconocer en esa desfachatez una que tenemos en Moncloa labrada en piedra.
Las edades políticas delirantes producen políticos delirantes y el Pedroceno producirá otros pedros. Es todo tan entretenido que cuando termine la legislatura descubriremos que lo único valioso que nos dejó fue La Revuelta, un programa de risas.
Después del Pleistoceno frío llegó el Holoceno caliente, que dio paso al Antropoceno. En España, a base de cataclismos electorales, después del sanchismo hemos alcanzado una nueva era, el Pedroceno. Ahora el Homo sapiens sapiens deriva en Homo sapiens Sánchez. Es un ser ajeno al argumento lógico y la ética, que vende su permanencia en el poder como progreso. Lo protege una especie inferior, variopinta de parásitos, que llamaremos, por un ministro, Puentelopitecus.
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