:format(png)/f.elconfidencial.com%2Fjournalist%2Fd91%2F47a%2Fca0%2Fd9147aca0222f3c5a299fc0e25157c67.png)
España is not Spain
Por
Sánchez es un lobo para Sánchez
Lo único que puede tumbar a Sánchez es Sánchez. Hay que ponerle un espejo y dejar que hable, porque nadie ha combatido como él, ni con tanta contundencia, cada una de sus decisiones y opiniones
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F0db%2Fb8d%2F428%2F0dbb8d42806044f53b38a9426ad3341f.jpg)
Os leo, mis queridos Zarzalejos y Varela, mon estimat Martí Blanch, Amón mío, mi Aller, y me desespero. Intentáis contrarrestar los reveses de Pedro Sánchez con la razón y el argumento. Escribís de las cosas que ha dicho y de las que hace, y de las que no hace. Desenmarañáis su propaganda, ponéis ante el idioma castellano su eufemismo, perseguís sus rodeos como los pastores que corren con la vara tras la oveja descarriada, lanzáis hechos a sus fabulaciones, lógica al vapor, verdad a la mentira. Pero todo eso palidece a la sombra de Sánchez.
Lo único que puede tumbar a Sánchez es Sánchez. Hay que ponerle un espejo y dejar que hable, porque nadie ha combatido como él, ni con tanta contundencia, cada una de sus decisiones y opiniones. Sánchez es un lobo para Sánchez.
Ahora el tema son los presupuestos, y Sánchez ha dicho: “Si no hay acuerdo, pues se prorrogan los presupuestos. Pero sin ninguna duda. Porque lo que necesitamos ahora mismo es estabilidad”, a lo que Sánchez respondía en 2018: “Si el presidente del Gobierno no puede aprobar su principal ley, tiene como obligación constitucional someterse a una cuestión de confianza, y si pierde esa cuestión de confianza, debe anticipar las elecciones”, y tenía razón.
Porque no se puede gobernar sin presupuestos, dijo Sánchez, como tampoco se puede dar una amnistía, porque es anticonstitucional. “Piden la amnistía -decía en 2022-, algo que este Gobierno no va a aceptar y que desde luego no entra en la legislación ni en la Constitución”, y tenía razón.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F458%2Fd08%2Fe22%2F458d08e224a9af64fab028f0290f15b9.jpg)
En el mismo sentido, Sánchez condenó a Podemos por entenderse con Bildu, y dijo: “Con el único partido que no vamos a entablar ese diálogo es con el partido de Bildu”, porque “posicionarse o alinearse cerca de Bildu, me parece que si demuestra algo es que (no se tiene) un proyecto de país”. Cuánta razón tenía.
Será porque sabe Sánchez que Bildu es antimilitarista (y prueba de ello es cómo trataban sus mentores los cuarteles de la Guardia Civil), que el presidente ya dice que probablemente no llevará al Congreso el debate sobre el aumento de gasto militar. Y seguramente tampoco se lleve a sí mismo, porque en 2014, en un encuentro digital con los lectores de El Mundo, dijo que “falta más presupuesto contra la pobreza, la violencia de género... y sobra el Ministerio de Defensa”.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F8db%2F7a8%2F233%2F8db7a8233db70dd83886dbfa2a249b60.jpg)
Nadie como Sánchez condenó, por cierto, que el Ejecutivo gobernase a base de decretazos, y que se inmiscuyera en la separación de poderes, y que colocara a dedo a miles de asesores, y que se tapase la corrupción con ataques a los jueces, y que se convirtiera la radiotelevisión pública en un NO-DO, y que se cultivase el nepotismo familiar, y que se dijera una cosa en las elecciones y otra muy distinta al gobernar.
Qué bien le hubiera ido a España con aquel otro Pedro Sánchez, y qué bien le hubiera ido al PSOE. Porque, cuando la gestora lo decapitó y lo mandó a recorrer el país en un coche, nadie como él condenó el cesarismo partitocrático, la ausencia de democracia interna de las formaciones, las listas impuestas desde Madrid y las purgas verticales.
Hubiera sido, aquel Sánchez que venció al PP en moción de censura, el antídoto que el sistema español necesita contra la corrupción, el encubrimiento, el compadreo con empresarios chuscos, los dedazos y la opacidad. Si no se hubiera rodeado aquel Sánchez de este Sánchez, otro gallo nos cantaría.
De modo que cese ya la crítica, la argumentación y el intento de analizar el caos de una jaula llena de saltamontes. El único héroe capaz de tumbar a Sánchez es él mismo, y sin duda alguna lo hará cuando perciba que Sánchez es su principal obstáculo para adquirir el poder absoluto. Sólo hay que ayudarle a darse cuenta. Para adquirir más poder es capaz de destruirse a sí mismo.
Os leo, mis queridos Zarzalejos y Varela, mon estimat Martí Blanch, Amón mío, mi Aller, y me desespero. Intentáis contrarrestar los reveses de Pedro Sánchez con la razón y el argumento. Escribís de las cosas que ha dicho y de las que hace, y de las que no hace. Desenmarañáis su propaganda, ponéis ante el idioma castellano su eufemismo, perseguís sus rodeos como los pastores que corren con la vara tras la oveja descarriada, lanzáis hechos a sus fabulaciones, lógica al vapor, verdad a la mentira. Pero todo eso palidece a la sombra de Sánchez.