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Las elecciones del 23-J: un enfoque analítico (II)
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Jesús Fernández-Villaverde

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Las elecciones del 23-J: un enfoque analítico (II)

El bloque de derechas puede ganar unas elecciones en España con una mayoría absoluta, incluso dividido entre el PP y Vox, pero deben de cumplirse varias condiciones

Foto: El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo. (EFE/David Mudarra)
El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo. (EFE/David Mudarra)

En mi primera entrada de mi análisis de las elecciones del 23-J, argumenté que el resultado clave de las elecciones fue la enorme brecha territorial existente entre Cataluña, País Vasco y Navarra, por una parte, y el resto de España, por la otra. También expliqué cómo, excepto en Cataluña, un cambio relativo entre los votos del PP y Vox dentro del bloque de la derecha hubiera tenido efectos reducidos. Invito al lector a releer esa entrada, en particular porque introduje varias definiciones y “reglas del juego” que seguiré aquí y no repetiré.

En esta segunda entrada quiero centrarme en:

• La comparación de los resultados del bloque de la derecha en 2011, su más reciente mayoría absoluta, con los resultados del pasado julio.

• La comparación de los resultados del bloque de la derecha en las elecciones autonómicas del 28-M con el 23-J.

Foto: Detalle de las urnas y las botellas de agua dispuestas para los miembros de las mesas electorales. (EFE/Quique García) Opinión
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• Una breve comparación con las elecciones de 2016.

• Un resumen para recordar.

• Y una breve coda.

Pero si el lector quiere ahorrarse el resto del artículo y centrarse en mi mensaje principal: sí, el bloque derechas puede ganar unas elecciones en España con una mayoría absoluta, incluso dividido entre el PP y Vox, pero deben de cumplirse varias condiciones, algunas exógenas (como el clima económico) y otras endógenas (como su desempeño en Andalucía y Cataluña), para que tal circunstancia se dé.

¿Dónde perdió diputados el bloque de la derecha?

En 2011 el bloque de derechas obtuvo 186 diputados, 185 del PP y uno de Foro Asturias (UPN, en coalición con el PP en esas elecciones, obtuvo un diputado adicional). Incluyo Foro Asturias porque en aquel momento no era más que una buena parte de la organización del PP en Asturias que había seguido a Francisco Álvarez-Cascos en su ruptura con la dirección nacional. El 23-J el bloque de derechas obtuvo 170 diputados, 137 del PP y 33 de Vox (UPN mantuvo su único escaño, ahora en solitario). Es decir, el bloque de derechas obtuvo 16 diputados menos que hace 12 años a pesar de tener un ligero mayor porcentaje de votos (un 45,65% con UPN —para hacer comparable el dato con el 45,44% de 2011—, un 45,44% sin UPN —en interés de ser exhaustivo—).

Esta diferencia vino de:

  • 17 provincias donde el bloque de derecha obtuvo un diputado menos (que enumeraré a continuación), más una provincia, Murcia, donde perdió dos escaños, para un total de 19 diputados perdidos.

El bloque de derechas obtuvo 16 diputados menos que hace 12 años, a pesar de tener un ligero mayor porcentaje de votos

  • Una provincia donde el bloque de derecha ganó dos diputados más, Madrid, y una provincia donde obtuvo un diputado más, Málaga, para un total de tres diputados ganados

Los 19 diputados perdidos menos los tres ganados nos dan los 16 escaños de pérdida neta a los que me refería. Si el lector prefiere incluir a UPN en el bloque de derecha en 2011 y el 23-J, la diferencia sigue siendo 16 diputados y en las mismas provincias.

Estos 19 diputados perdidos se pueden dividir en varios grupos:

  • Nueve por pérdidas asociadas a la división del voto entre PP y Vox: Albacete, Baleares, Burgos, Gerona, Lérida, Murcia (uno de los dos), Pontevedra, La Rioja y Tarragona. El lector podrá recordar que en mi anterior entrada señalaba que la suma de los votos del PP y Vox en una coalición contrafactual habría alcanzado 10 diputados más: son los nueve anteriores más Sevilla, donde el bloque de derecha habría tenido la ganancia de un diputado con respecto a 2011.
Foto: El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo (d), junto a la portavoz del PP en el Congreso, Cuca Gamarra. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)
  • Dos por pérdidas asociadas a un reagrupamiento del voto del bloque de izquierda y territorial: Alicante y Cantabria. En 2011 el PP obtuvo su último escaño por Alicante porque IU y Compromís acudieron por separado a las elecciones. En esta ocasión han concurrido juntos en Sumar. En Cantabria el PP sacó su cuarto diputado en 2011 por muy pocos votos y gracias a que el PRC, que suele arañar más votos del PSOE que del PP, se presentó en aquel entonces a las elecciones generales, mientras que de esta vez se ha quedado en casa.
  • Dos por pérdidas asociadas a la demografía: Badajoz y León. El PP se llevó el último escaño de estas dos provincias en 2011, cuando todavía elegían cada una un diputado más que ahora. Aquí hay que ser cuidadoso: el PSOE se hubiera llevado esos diputados extras el 23-J frente a la suma PP-Vox en ambos casos por muy pocos votos. Pero, de haber mantenido estas dos provincias estos diputados adicionales, estoy convencido de que el PP habría realizado un esfuerzo de campaña un poco mayor en estas provincias para volver a obtener los resultados de 2011. El margen era muy reducido.
  • Seis pérdidas que requieren un análisis más detallado: La Coruña, Guipúzcoa, Murcia (segundo escaño), Las Palmas, Tenerife y Valencia.

Foto: El presidente del PNV, Andoni Ortuzar (c), el portavoz en el Congreso y candidato de esta formación, Aitor Esteban (i), y el lendakari, Iñigo Urkullu. (EFE/Luis Tejido)

Estas son mis conjeturas (e invito a los lectores que conozcan mejor que yo el comportamiento electoral de estas provincias a que dejen sus propias hipótesis en los comentarios):

  • La Coruña ha ido virando hacia la izquierda durante los últimos años (como vimos en las municipales de Mayo) y, siendo Yolanda Díaz de Fene, es probable que Sumar haya obtenido mejor resultado de lo que habría sucedido en otras circunstancias.
  • Guipúzcoa se enmarca en mi argumento general sobre la creciente debilidad del bloque de la derecha en el País Vasco. En esta comunidad autónoma el bloque de derecha ha pasado del 17,81% del voto en 2011 a un 14,1% el 23-J. En comparación, en Cataluña el bloque de derechas tuvo un 21,1% el 23-J, frente al 20,7% en 2011, una ligera subida (quizás debida a la abstención de cierta parte del voto nacionalista). Lo que perjudica al PP+Vox en Cataluña, como argumenté en mi primera entrada, es la división del voto que les hace perder tres diputados, no un hundimiento con respecto a 2011.
Foto: Celebración de Alberto Núñez Feijóo tras conocer el resultado de las elecciones. (Reuters/Juan Medina)
  • Murcia (segundo escaño) era muy difícil de mantener. En 2011 el PP obtuvo un 64,22% del voto, el PSOE un 20,99% e IU un 5,7%. Esta era una diferencia casi imposible de conservar tan pronto el PSOE y Sumar limpiasen un poco su organización local. En el 23-J el PP+Vox han obtenido el 63,07% del voto, no mucho menos que en 2011, y más que el 60,5% que tuvieron el 28-M. Pero el PSOE ha sido capaz de subir al 25,25% y Sumar al 9,52%. Otra manera de verlo es que el octavo diputado del bloque de la derecha en Murcia es muy costoso en término de porcentaje de votos, y que solo era factible con la increíble debilidad del PSOE e IU en 2011.
  • Las Palmas y Tenerife. Canarias es la comunidad autónoma donde el bloque de derechas lo ha hecho sustancialmente peor que en 2011: 40,94% el 23-J, frente al 47,97% del voto en 2011, siete puntos de diferencia, que son muchos.
  • Valencia. Esta es otra provincia que ha ido inclinándose hacia la izquierda y donde la pujanza de Compromís tira de Sumar con fuerza.

En mi valoración personal, los diputados de La Coruña, Murcia (segundo) y Valencia no estaban al alcance del PP y el de Guipúzcoa, tampoco, a menos que en esa provincia hubiese concurrido una fórmula Guipúzcoa Suma, a lo Navarra Suma de pasadas elecciones. La incógnita es Canarias: ¿por qué no se ha recuperado el bloque de derechas en Canarias con respecto a 2011? ¿Es consecuencia de que los pactos con Vox generan especial rechazo en las islas? ¿O es consecuencia de la fortaleza del PSOE local? ¿O de la debilidad del PP canario?

En Cataluña, el bloque de derechas tuvo un 21,1% el 23-J, frente al 20,7% en 2011, una ligera subida

Existe una manera alternativa de realizar el análisis: ¿en qué provincias además de Madrid y Málaga podría un bloque de derechas divido en dos partidos haber ganado diputados con respecto a 2011 para compensar sus pérdidas? La respuesta es sencilla: solo en Andalucía. El tamaño demográfico de Aragón, Asturias, Baleares, las dos Castillas, Galicia, Navarra y La Rioja hace que sea casi imposible para un bloque de derechas dividido en dos partidos obtener más diputados (en Ceuta y Melilla ya tiene todos los diputados posibles). Como hemos visto, en Valencia y en Galicia, quizás se pudiesen arañar, con esfuerzo, dos diputados más.

¿Pudo sacar más diputados por Madrid la derecha?

Antes de analizar Andalucía, quiero responder a una pregunta que he visto en muchos sitios: ¿había espacio para que el bloque de la derecha obtuviese más diputados por Madrid? No, no lo había. Para explicar mi respuesta he calculado el contrafactual de lo que hubiese ocurrido en Madrid si el 23-J se hubiesen repetido los resultados de las elecciones autonómicas del 28-M.

Foto:  La presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso. (EFE/Chema Moya)

Para ello tenemos que decidir qué hacer con la división el 28-M de Más Madrid y Podemos-IU y con los votos de Cs. La segunda decisión es la más sencilla: dado que Cs obtuvo solo el 1,56% de los votos, cualquier división sensata (desde darle el 100% de los votos de Cs al PP a darle el 100% al PSOE o llevarlos todos a la abstención y todas las combinaciones intermedias de las posibilidades anteriores) no tiene efectos sobre la asignación de escaños. Con respecto a la división Más Madrid y Podemos-IU, ya que Sumar fue capaz de aglutinar a Más Madrid, Podemos e IU, lo más razonable es simplemente juntar los votos de las dos formaciones el 28-M.

En este contrafactual, el PP hubiera obtenido 19 diputados, el PSOE 7, Vox 2, Más Madrid 9. Es decir, en términos de escaños, la división de diputados habría sido la misma: 21 para el bloque de derecha y 16 para el bloque de izquierda. Dicho de otra manera, el bloque de derecha obtuvo los diputados en Madrid que el 28-M anticipó que iba a sacar: ni más, ni menos. Si alguien en Génova echaba cuentas de que el bloque de derechas iba a obtener más de 21 diputados en Madrid, vivía en una realidad alternativa. Lo que sí ocurrió el 23-J en Madrid es un cambió en los pesos relativos dentro de cada bloque: votantes de Ayuso el 28-M regresaron a Vox el 23-J y votantes de Mónica García al PSOE, pero estos movimientos eran esperados por todos.

Andalucía: ¿El pinchazo del PP?

El bloque de la derecha consiguió en Andalucía 34 diputados, uno más que su previo techo histórico en 2011. A primera vista, este resultado parece un gran éxito. Sin embargo, se puede argumentar que este bloque se quedó corto. Para ilustrar este argumento he computado el contrafactual de un 23-J con los mismos votos que en las elecciones autonómicas en Andalucía de 2022. Para ello hay que hacer dos ajustes: primero, decidir cómo agregar Por Andalucía y Adelante Andalucía. Simplemente los he sumado. Adelante Andalucía se ha presentado por Cádiz el 23-J, pero con unos resultados muy discretos (1,42%) que no cambian nada sustancialmente en el contrafactual. Más complejo es decidir qué hacer con Cs, que en 2022 todavía obtuvo un 3,30% de los votos, no los suficientes para entrar en el parlamento andaluz, pero sí los justos para cambiar dos escaños en las generales. Lo que haré será presentar los resultados con y sin Cs sumados al bloque de la derecha y permitir que cada lector decida cuáles le resultan más interesantes:

  • Con Cs, el bloque de la derecha ganaría un diputado adicional en Almería, Cádiz, Córdoba, Granada, Málaga y dos diputados por Sevilla, para un total de siete nuevos diputados.

El bloque de la derecha consiguió en Andalucía 34 diputados, uno más que su previo techo en 2011

  • Sin Cs, el bloque de la derecha ganaría un diputado adicional en Almería, Cádiz, Córdoba y dos diputados por Sevilla, para un total de cinco nuevos diputados.

Incluso compensando las diferencias entre elecciones autonómicas y generales, parece que el PP fracasó en trasladar su éxito de 2022 al 23-J. Al menos tres de estos diputados (Cádiz, Córdoba y uno por Sevilla) se han “quedado” fuera.

¿Cuál fue el motivo? Una respuesta sencilla es que en 2022 muchos votantes del PSOE se inclinaron por el PP para evitar la entrada de Vox en el Gobierno regional. Ahora estos votos se han quedado en el PSOE porque consideraban que lo útil para evitar un Gobierno nacional con Vox era votar al PSOE. Otra respuesta alternativa es el coste de los pactos PP-Vox, que asustaron a algunos de los nuevos votantes del PP en 2022 y que ahora han regresado a su partido “tradicional”, el PSOE.

Foto: El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, en el Congreso (EFE/Juan Carlos Hidalgo)

En la práctica, habrá ejemplos de ambos casos. Pero, ¿cuál de las dos respuestas es más importante numéricamente? ¿Los votantes del PSOE que votaron tácticamente al PP en 2022 en las autonómicas iban a volver casi seguro al PSOE en unas generales? ¿O los votantes del PSOE que votaron al PP en 2022 ahora se han arrepentido? No lo sé. Pero buena parte de la explicación de qué ocurrió el 23-J fuera de Cataluña y el País Vasco pasa por Andalucía.

Una comparación con las autonómicas del 28-M

Ya he apuntado anteriormente que el bloque de la derecha lo hizo igual de bien el 23-J que en las elecciones autonómicas del 28-M en Madrid y ligeramente mejor en Murcia. De hecho, el bloque de derechas mejoró sus resultados el 23-J con respecto al 28-M en todas las demás comunidades autónomas que celebraron elecciones en Mayo: Aragón, Asturias (¡en más de cinco puntos!), Baleares, Canarias, Cantabria (aunque en estas tres comunidades autónomas hay voto dual, que fluctúa entre partidos territoriales y nacionales según el ámbito de la elección), la Comunidad Valenciana, Castilla-La Mancha, Extremadura (¡a pesar de todos los problemas con los pactos PP-Vox!), Navarra (de nuevo, con un voto dual) y La Rioja.

Esta comparación me sugiere que los pactos PP-Vox, excluyendo quizás a Andalucía y Canarias y casi seguro a Cataluña y País Vasco, no han pasado factura electoral al bloque de la derecha, al menos en términos de escaños. Por otra parte, esto no es una sorpresa. Después de ver previos pactos del PP-Vox desde 2018, no creo que muchos votantes se sorprendieran de los mismos y por tanto cambiasen su voto con respecto al 28-M. ¿Había votantes del PP en Extremadura que pensaban el 27 de mayo que el PP no iba a llegar a algún tipo de acuerdo con Vox si los dos partidos sumaban mayoría? ¿Y había votantes del PSOE que no eran conscientes de ello después de que su partido se lo advirtiese mil veces? Yo creo que no. En otras palabras, los efectos de los pactos ya estaban “descontados” en mayo, excepto que se notaba menos por la ausencia de elecciones autonómicas en Andalucía, Cataluña y el País Vasco. Esta ausencia es la que explica la diferencia entre el 28-M y el 23-J, no la política de pactos del PP con Vox.

Una comparación con las elecciones de 2016

Una comparación que no he visto enfatizada en exceso es con las elecciones de 2016. En este caso, el PP obtuvo 137 diputados (aunque en coalición con UPN), exactamente los mismos que ahora, y Cs 32, solo uno menos que los 33 de Vox. Incluso a nivel provincial se mantiene este paralelismo. En Madrid el PP+Cs tenían 21 diputados y en Barcelona ocho; ahora el PP+Vox tienen 21 y siete respectivamente. Aunque solo sea como coincidencia, no deja de ser curioso.

Todos sabemos cómo terminó aquella situación de bloqueo. Pero el Partido Popular contaba con tres grandes ventajas en 2016

Todos sabemos cómo terminó aquella situación de bloqueo. Pero el PP contaba con tres grandes ventajas en 2016. Primero, su socio parlamentario, Cs, generaba menos rechazo que Vox (aunque siempre me sorprendió la mucha animadversión que Cs generaba en ciertos ambientes de la izquierda española, dado que era un partido muy “convencional” en términos de sus propuestas económicas y sociales). Segundo, el PP ya estaba en el Gobierno: era cuestión de aguantar ahí. Tercero, el bloque de la izquierda tenía menos diputados, 142 (152, ahora), y el bloque territorial bastantes más, 39 (28, ahora), lo que dificultaba una coalición alternativa hasta la moción de censura.

Un camino a la victoria del bloque de la derecha

El bloque de derecha se ha quedado a cinco diputados de la mayoría absoluta (con el apoyo de UPN). ¿Cómo podría haber alcanzado este bloque esos diputados extra? Ahora todos estamos sesgados porqué sabemos lo que ocurrió el 23-J, pero creo que incluso unas semanas antes de las elecciones varios senderos estaban relativamente claros. Más en concreto, el análisis de mis dos entradas sugiere las siguientes ideas:

  • Primero, y lo más importante, coordinando esfuerzos en Cataluña y el País Vasco de manera explícita (“Guipúzcoa Suma”) o implícita (el PP levantando el pie del acelerador en la campaña en Tarragona). Esta estrategia habría dado entre dos y cuatro diputados.
  • Evitando el PP las llamadas al voto útil de la derecha. Como vimos en la primera entrada, tales llamadas solo redistribuyen escaños dentro del bloque sin añadir ninguno nuevo (al menos que se consiguiese un colapso total de Vox, que yo veo muy improbable dados los cambios sociales entre el votante de derechas español por mucho que ahora se estén pelando en el partido), y pueden llegar a costar diputados y distraen la campaña de otras estrategias más rentables electoralmente.
Foto: El secretario general de Vox, Ignacio Garriga, en una rueda de prensa. (EFE/Mariscal)
  • Mejorando los resultados en Andalucía (tres diputados extra) y Canarias (un diputado extra).

Estas ideas trazaban un camino estrecho pero factible para una victoria del bloque de la derecha. Pero una victoria holgada era improbable. La economía no estaba en recesión, lo que siempre da alas al Gobierno de ese momento (sea del color que sea y en todos los países) y probablemente compensaba el rechazo personal que Pedro Sánchez genera entre muchos votantes.

Además, muchos comentaristas (e incluso personas cercanas al PP) señalaron que la campaña del partido conservador flojeó bastante durante la última semana. Esto es especialmente cierto en el tema que yo conozco más, el económico, donde el PP dejó mucho que desear explicando su plan y donde, claramente, le faltaba un portavoz de peso. A Juan Bravo este papel le queda muy grande. Quizás esos diputados extra de Andalucía, o incluso alguno de los catalanes que el PP necesitaba, podrían haberlos obtenido con una campaña diferente.

Foto:  La vicepresidenta del Gobierno y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño. (EFE/J.L.Cereijido)

Resulta interesante que estas ideas demuestran, una vez más, que es probable que un liderazgo de Ayuso no ayudase en exceso al PP. Si lo que necesita el bloque de la derecha es mejorar sus resultados en Andalucía y Canarias, la posición ideológica de Ayuso no se me antoja la mejor dirección. En el caso de Cataluña y el País Vasco quizás sí facilitase una mejor coordinación de campañas entre PP y Vox. Aun así, Ayuso no parece, a priori, la “varita mágica” que solucione muchos de estos problemas. Admito, por supuesto, que lo mismo existe un votante fuera de Madrid no incluido en el actual bloque de la derecha que pudiese galvanizarse por un liderazgo más joven y enérgico, aunque más ideológicamente comprometido. La volatilidad del voto en España, que he explicado en otra entrada, me recuerda que puedo estar equivocado.

Un resumen para recordar

Es muy difícil, pero no imposible, que el bloque derechas gane en estos momentos unas elecciones generales en España con mayoría absoluta. La división entre dos partidos y el reagrupamiento del voto de la izquierda en Sumar implican que la derecha necesita dos de las siguientes tres condiciones para obtener una mayoría absoluta:

  1. Una crisis económica que obligue a recortes de gasto y subidas de impuestos mientras gobierne el bloque de izquierdas.
  2. Al menos 15 diputados en Cataluña, País Vasco y Navarra.
  3. Una campaña electoral excelente que asegure mayorías suficientes en Andalucía y Madrid y no perder diputados tontamente en comunidades autónomas de tamaño medio como Canarias.
Foto: El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo. (Reuters/Juan Medina) Opinión

En el 23-J el bloque de la derecha no contaba con la condición uno y no consiguió ni la condición dos ni la mayoría suficiente en Andalucía o Canarias, en parte por errores obvios de campaña. Solo Madrid y el alto rechazo a Pedro Sánchez en muchas comunidades autónomas (que compensa parte de la ausencia de la condición uno) le salió bien al PP. Esto era mucho, pero no suficiente. Por eso el bloque de derechas se ha quedado con la miel en los labios.

Una breve coda

Mi idea original era incluir también un análisis de cómo los diputados de los bloques de la derecha y territorial han ido evolucionando desde 1977 (y por lo que varios lectores me preguntaron). Estas comparaciones demuestran un grado de persistencia notable a lo largo del tiempo (incluso en comparación con los resultados de las elecciones en la Segunda República). Sin embargo, esta entrada ya ha incluido muchas ideas diferentes y creo que es mejor no añadir más contenido. Quizás en futuras entradas vuelva a ello. Disculpen los lectores interesados esta ausencia.

En mi primera entrada de mi análisis de las elecciones del 23-J, argumenté que el resultado clave de las elecciones fue la enorme brecha territorial existente entre Cataluña, País Vasco y Navarra, por una parte, y el resto de España, por la otra. También expliqué cómo, excepto en Cataluña, un cambio relativo entre los votos del PP y Vox dentro del bloque de la derecha hubiera tenido efectos reducidos. Invito al lector a releer esa entrada, en particular porque introduje varias definiciones y “reglas del juego” que seguiré aquí y no repetiré.

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