Muchas arañas juntas pueden atrapar un león

Cuando se le pregunta a la gente qué deseos pediría al genio de la lámpara, la mayoría pide eterna juventud, dinero o felicidad. Una empresa le pediría al genio saber cómo será el futuro. Ayudaría mucho para prepararse ante incertidumbres o cisnes negros como pandemias, temporales de nieve, conflictos internacionales, atascos en el canal de Suez, erupciones volcánicas y, por supuesto, repentinos cambios regulatorios o de tipos de interés.

Hasta para el genio de la lámpara o el/la CEO más audaz predecir eso es imposible. El mundo es complejo. Los entornos son volátiles. Existe una incertidumbre permanente y es muy difícil interpretar los datos de manera acertada. Sin embargo, si quieren ser eficientes, las organizaciones tienen que planificar el futuro, algo que se hace especialmente en estas fechas. ¿Cuál es el mejor método para planificar dentro de un entorno cambiante?

Las empresas no dejan las cosas al azar. Cuentan con sus analistas, consultores. Manejan informes. Revisan las predicciones del Gobierno y de las instituciones internacionales. Cruzan datos. Esbozan sus previsiones y, por último, elaboran planes. Todo eso es necesario, pero hay algo que es tan importante o incluso más que todo lo anterior: que los empleados sientan que son parte activa a la hora de definir los planes y las soluciones.

A la hora de abordar este punto, muchos directivos se conforman con preguntar a sus equipos cómo pueden crear más valor para la empresa dentro de los planes ya establecidos. Está demostrado que así no se obtiene un buen feedback, porque se pone por delante el punto de vista de la empresa sobre el del empleado. Lo que funciona es que la empresa cambie la dirección de la pregunta poniendo al empleado por delante.

Crear más valor con tu trabajo

La pregunta sería: ¿qué podemos hacer para que crees más valor con tu trabajo? ¿Cómo podemos colaborar para aumentar el impacto de nuestras acciones? Entonces, lo que se valora es el punto de vista del empleado. Es la manera de sacar lo mejor de cada uno, y, además, ayuda a que el trabajador aumente su autoestima y se sienta parte de un plan para mejorar lo que le rodea.

En una época como la actual, donde están sucediendo cambios radicales de forma vertiginosa, como la inteligencia artificial o la robotización, la iniciativa de los empleados puede ayudar a crear un enjambre de ideas para afrontar esos mismos cambios.

En una época como la actual, la iniciativa de los empleados puede ayudar a crear un enjambre de ideas para afrontar cambios

Para crear un ambiente de alto impacto dentro de la incertidumbre, a los empleados hay que ofrecerles autonomía y animarlos a explorar soluciones creativas, sin miedo al error. Al terminar o empezar el año, es el momento de organizar townhalls (reuniones abiertas), donde las personas que lideran la empresa, al tiempo que comparten su visión, suelen buscar la opinión más cercana de sus colaboradores. Estas reuniones informales, donde todos lanzan ideas al azar, pueden convertirse en un momento especial donde el equipo siente que se le tiene en cuenta y forma parte de algo más grande.

Es importante que el equipo vea cuál va a ser el impacto de sus acciones en el conjunto de la compañía y en las comunidades donde está presente. Y, por supuesto, hay que adjudicar un papel a cada persona. Este paso es importante, porque todos deben sentirse valorados por la empresa y sentir que van a crecer personal y profesionalmente.

De modo que aprovechemos el comienzo del año para escuchar a los equipos, resaltando el papel de cada uno y la fuerza de la colaboración. Las organizaciones que siguen este método son las que destacan, crean equipos comprometidos y tienen éxito. Es la mejor manera de prepararse ante la incertidumbre o afrontar grandes retos. Como dicen en Etiopía: muchas arañas tejiendo juntas pueden atrapar un león.

*Bettina Karsch es chief Human Resources officer (CHRO) de Cepsa