La cultura del dato que no acaba de calar en las empresas

Actualmente, es indiscutible que el acceso, almacenamiento, tratamiento, análisis y utilización de datos en el ámbito empresarial se está convirtiendo en un aspecto crítico para el mantenimiento de la competitividad a medio y largo plazo. La incorporación de los datos en los aspectos que componen el modelo de negocio será imprescindible para optimizar el control de los procesos empresariales, para mejorar la toma de decisiones, para obtener información valiosa en tiempo real desde las redes de logísticas y de distribución, o incluso desde los consumidores finales.

Recientemente, el Ivie ha trabajado en diversos proyectos centrados en el análisis del peso y evolución de la economía del dato. Los análisis realizados por el Ivie sobre la inversión en datos muestran una tendencia claramente creciente. Para evaluar dicha inversión se tienen en cuenta los recursos dedicados a tres aspectos: 1) los recursos dedicados a crear, captar, almacenar y estructurar datos; 2) los dedicados a analizar e interpretar los datos; y 3) los invertidos para monetizar u obtener valor económico de dicha información.

En 2022 la inversión en datos en España se situó en valores equivalentes al 1,3% del PIB. En la Comunitat Valenciana, se observa una tendencia creciente. Desde 2011, la inversión en datos se ha más que duplicado en términos nominales y se ha multiplicado por 1,8 veces en términos reales (en España, la inversión en datos se multiplicó por 1,4 en el mismo periodo). Sin embargo, todavía presenta una situación de desventaja en cuanto al esfuerzo inversor, pues la inversión en datos representa únicamente el 1% del PIB valenciano, muy lejos de 2,4% de la Comunidad de Madrid, y también inferior al conjunto de España (1,3%).

Para conocer las razones de esta brecha, realizamos una serie de sesiones de trabajo con cuatro tipos de empresas con diferente nivel de uso de los datos en sus modelos de negocio, y pertenecientes a sectores con diferente peso en la economía valenciana. Estos grupos quedaron compuestos por (1) empresas dinamizadoras, especializadas en tecnologías de la información y dedicadas a apoyar a otras empresas en los procesos de digitalización, (2) empresas de sectores muy relevantes pero con poco uso relativo del dato (esenciales para el progreso), (3) empresas de sectores muy relevantes con un uso del dato relativamente alto (motores del desarrollo) y (4) empresas de nueva creación con el uso del dato en su ADN (emergentes del futuro).

Durante las entrevistas y dinámicas mantenidas, las empresas valencianas valoraron que la efectiva incorporación de datos a los modelos de negocio se ve influida por diversos aspectos:

La propiedad, especialmente en empresas familiares, juega un papel crucial, ya que la convicción y determinación de los propietarios respecto a la importancia de avanzar en la utilización de datos resulta fundamental. La autonomía proporcionada por la propiedad facilita la toma de decisiones estratégicas necesarias para alinear esfuerzos, aunque se destaca la necesidad de renovación generacional en empresas que buscan cambiar su filosofía empresarial tradicional.

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Asimismo, la orientación y enfoque del equipo directivo se consideran esenciales para crear un entorno propicio para la incorporación de datos. La participación directa de la dirección general, la planificación a largo plazo y la combinación de visión de negocio con conocimientos técnicos son factores que facilitan el éxito en estos procesos. Se resalta la importancia de asignar recursos (técnicos y humanos) específicos y dedicar un presupuesto a largo plazo como indicadores de un compromiso serio con los datos.

Abordar estos procesos debe ir de la mano de una estabilidad financiera suficiente, ya que la integración de datos con el modelo de negocio implica inversiones y procesos a largo plazo que demandan recursos considerables.

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En este sentido, el tamaño empresarial puede ayudar a cumplir algunos de estos requisitos, puesto que es más fácil disponer de directivos especializados, medios técnicos y humanos, y capacidad financiera en empresas más grandes. Sin embargo, también puede abordarse el proceso en empresas de menor dimensión, ágiles y con una clara visión y determinación por avanzar en este ámbito.

Finalmente, un factor relevante para afrontar el proceso es el desarrollo de una cultura y estrategia orientadas a la innovación. La orientación a la optimización de procesos, eficiencia y atención al cliente, junto con la comprensión del valor estratégico del dato desde la dirección, contribuyen a avanzar en la incorporación de datos en diferentes aspectos del modelo de negocio.

Las empresas identifican también diversas barreras que obstaculizan la efectiva incorporación de datos a sus modelos de negocio.

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En el ámbito interno de las empresas, además de la falta de cultura del dato y de capacitación digital, se comentaron aspectos como la dificultad para atraer y desarrollar talento capacitado, especialmente debido a la globalización del mercado laboral y a las estructuras salariales inaccesibles para muchas empresas tradicionales. Asimismo, la incertidumbre asociada al éxito y la posibilidad de recuperar inversiones relevantes, con un componente intangible elevado, se exhibe como otra barrera destacada. Por otro lado, el temor a problemas de ciberseguridad alimenta resistencias al cambio y preocupaciones sobre la seguridad de información crítica de la empresa o de sus clientes.

Desde una perspectiva externa, se subraya la importancia de la estabilidad política y normativa para que las empresas puedan abordar procesos ambiciosos. Los cambios normativos frecuentes generan incertidumbre que resulta muy perjudicial para las inversiones a largo plazo. De igual modo, las empresas demandan la simplificación y reducción de procesos burocráticos para acceder a ayudas y programas que dinamicen la transformación digital.

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Por último, destaca la importancia del liderazgo de las instituciones públicas, poniendo en práctica regulaciones normativas que tengan un efecto dinamizador, aprovechando las nuevas regulaciones para introducir buenas prácticas y visibilizar el potencial de procesos digitales.

En definitiva, la transformación digital efectiva exige convencimiento de su valor (y por tanto formación y concienciación para conocer su potencial), valentía para afrontar las dificultades, y determinación para comprometer recursos a largo plazo. No hay tiempo que perder. Los resultados tardan en llegar y, si no queremos quedarnos rezagados y agrandar la brecha, no podemos dejar pasar el tiempo sin comenzar a andar el camino.

*Alejandro Escribá-Esteve es investigador del Ivie y Catedrático de Organización de Empresas de la UV