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El debate de TVE visualiza la España de los dos bloques
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Josep Martí Blanch

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El debate de TVE visualiza la España de los dos bloques

Más allá de las propuestas a futuro, que las hubo, interesaba políticamente observar quién arañaba a quién. Cómo se repartían los mordiscos. Todo transcurrió acorde al guion más previsible

Foto: Los representantes del PSOE, Patxi López; del PP, Cuca Gamarra; de Vox, Iván Espinosa de los Monteros, y de ERC, Gabriel Rufián. (EFE/Kiko Huesca)
Los representantes del PSOE, Patxi López; del PP, Cuca Gamarra; de Vox, Iván Espinosa de los Monteros, y de ERC, Gabriel Rufián. (EFE/Kiko Huesca)
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No fue un encuentro de los siete magníficos de la oratoria. Pero al menos se entendió lo que dijeron y no se atropellaron los turnos de palabra. A diferencia del cara a cara Sánchez-Feijóo, que representaba la ficción de un país presidencialista, en el debate de TVE escuchamos a la España política real: multipartidista y agrupada en estos tiempos de polarización por bloques, pasados y futuros.

Por lo demás, el debate en TVE fue una sesión del Congreso de la pasada legislatura, aunque más ágil. Quizá porque todos los participantes habían tomado nota del guirigay en que se convirtió el cara a cara del lunes y también porque Xavier Fortes cumplió con solvencia y buen humor el encargo de moderarlo.

Foto: Debate electoral de este jueves. (EFE/Kiko Huesca)
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Más allá de las propuestas a futuro, que las hubo, interesaba políticamente observar quién arañaba a quién. Cómo se repartían los mordiscos. Todo transcurrió acorde al guion más previsible. Patxi López y Aina Vidal, muerto Podemos, representaron a la perfección el matrimonio que ha decidido que ahora toca estar bien avenido. Rufián, en su papel de medio indepe, medio podemita, dándole cera a la derecha y a la ultraderecha, pero reservando coces también para el PSOE y para Sumar.

Aitor Esteban, representando a la perfección el papel que se espera del partido más estable del Estado. Oskar Matute, diciendo lo mismo que Rufián, pero en un tono menos lerrouxista. Y del otro lado, Cuca Gamarra e Iván Espinosa de los Monteros, que no se tocaron un pelo entre ellos, al abordaje principalmente del PSOE.

Foto: Los representantes de Vox, ERC, PNV y EH-Bildu, en el debate a siete. (EFE/Kiko Huesca)

En el bloque conservador, corrió mejor la banda Iván Espinosa de los Monteros que Cuca Gamarra. Colocó mejor sus píldoras, con más solvencia dialéctica. El representante de Vox se benefició del cuerpo a cuerpo que le planteó intermitentemente Gabriel Rufián, pero también de la ventaja que proporciona abrazar el populismo ideológico, ya sea de derechas o izquierdas. Espinosa de los Monteros y Gabriel Rufián comparten estilo político, no ideas, y eso les hace ganar con facilidad presencia y cuota de pantalla. Sucedió algo tan extraño en el debate como que en algunos momentos pareció que lo que se había organizado era un cara a cara Rufián-Espinosa de los Monteros.

El bloque que más prometía, dada la presencia de los independentistas y nacionalistas, era el de la política territorial. Pero el desinfle fue absoluto. Cuca Gamarra intentó avergonzar a Patxi López por pactar con los independentistas vascos y catalanes, pero el socialista pasó palabra. En nombre de Sumar, Aina Vidal se puso la medalla del constitucionalismo más sensible con la realidad plurinacional, pero sin aclarar nada. Lo más divertido fue ver a Gabriel Rufián, en nombre del independentismo catalán, naufragar en este bloque. La ERC del debate de TVE fue más izquierda que independentista. Aitor Esteban hizo también en este ámbito de señor del PNV que defiende lo suyo sin ruido. Ni siquiera Bildu quemó sus naves con esta cuestión.

El último bloque, el de los pactos poselectorales, marcó el momento más tórrido del debate. Era el momento —no lo desaprovechó— de que Iván Espinosa de los Monteros acusara a Bildu de ser el brazo político de ETA, a Rufián de ser un representante de los golpistas y al sanchismo de ser un cómplice necesario de todos ellos. Matute, hay que decirlo, demostró un temple político muy destacable en la respuesta. También Rufián mantuvo el botón de la americana abrochado durante la embestida. A la pregunta directa de Rufián a Patxi López sobre si los socialistas están dispuestos a hacer presidente a Feijóo con sus votos, el vasco afirmó taxativamente que no.

En el tramo final, lo previsible. Vox intentando rascar votos del PP, defendiendo que solo ellos son la garantía de derogar el sanchismo. Gamarra buscando sufragios en la frontera socialista. Rufián intentando arañar en la bolsa del PSOE y Sumar. Los vascos, los dos, a lo suyo, aunque tocándose la cara entre ellos en los últimos segundos, que para algo pelean en el mismo territorio. Y Aina Vidal, fiel servidora del estilo Yolanda Díaz, propuestas y buenrollismo.

El gatillo fácil del populismo es siempre un buen aliado en las competiciones dialécticas

El debate dejó claro lo que ya sabíamos: la mezcolanza de partidos que apoya al sanchismo está lista para seguir funcionando, si puede, en la próxima legislatura. Y Feijóo solo podrá contar con Vox.

Si hay que repartir medallas, son para Iván Espinosa de los Monteros y para Gabriel Rufián. No es ninguna sorpresa. El gatillo fácil del populismo es siempre un buen aliado en las competiciones dialécticas. Y sobre el tan cacareado minuto de oro, nada que decir. Los escribió todos la inteligencia artificial. Y eso no merece comentario alguno.

No fue un encuentro de los siete magníficos de la oratoria. Pero al menos se entendió lo que dijeron y no se atropellaron los turnos de palabra. A diferencia del cara a cara Sánchez-Feijóo, que representaba la ficción de un país presidencialista, en el debate de TVE escuchamos a la España política real: multipartidista y agrupada en estos tiempos de polarización por bloques, pasados y futuros.

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