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'El cuento de la criada': no la veas si no quieres sufrir, no pasa nada
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Aloña Fernández Larrechi

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Aloña Fernández Larrechi

'El cuento de la criada': no la veas si no quieres sufrir, no pasa nada

La crudeza de la galardonada producción protagonizada por Elisabeth Moss es razón suficiente para abandonar el visionado, aunque su excelencia sea indiscutible

Foto: Imagen de 'El cuento de la criada'. (HBO)
Imagen de 'El cuento de la criada'. (HBO)

Los estrenos más potentes del mes de abril nos tienen muy entretenidos ante el decaído calendario de Netflix, y mientras los seguidores de ‘Westworld’ ven cumplidos algunos de sus deseos con el arranque de la segunda entrega, los de ‘El cuento de la criada’ han levantado la liebre que llevaba meses esperando.

Hace un par de semanas, Emily Nussbaum, crítica televisiva de 'The New Yorker', fue mucho más valiente que yo y compartió con sus 200.000 seguidores en Twitter que estaba pensando abandonar ‘El cuento de la criada’. Pero antes que ella otras periodistas ya habían dejado en sus textos las dudas que les despertaba la producción a la hora de identificarla como una serie feminista. Y expresaban la sensación de que “la valentía de la heroína se intensifica por su victimización” o planteaban la eterna pregunta “¿es verdaderamente necesario tanto sufrimiento?”.

Foto: Imagen de la segunda temporada de 'El cuento de la criada'. Opinión

Vaya por delante que todas estas dudas también podían haber sido expresadas en la primera temporada, porque la serie no ha endurecido su mensaje. Se ha alejado del libro que la inspiró, porque así terminó la primera temporada, pero sigue siendo esa serie terriblemente dura sobre un régimen teocrático en el que las mujeres tenemos que dar gracias por que nos violen para ser madres, que es a lo que estamos destinadas. Y si no te están violando, te esclavizan, te sodomizan o cosas (incluso) peores. La desobediencia se castiga con acciones como las que se pueden ver en el siguiente vídeo.

La adaptación del libro de Margaret Atwood a nuestras vidas se produjo en un momento complejo que llevó a muchos a señalarla como una serie feminista de visionado obligatorio. La obra de la novelista canadiense fue etiquetada así desde su publicación en 1985, y muchos medios recurrieron al mismo adjetivo a lo largo de la emisión de la primera entrega. Sin embargo, el elenco de la producción rehuyó la marca que algunos insistían en imponer a la producción y unos pocos también consideraron que el mensaje de la serie era ambivalente.

placeholder Imagen de la segunda temporada de 'El cuento de la criada'. (HBO)
Imagen de la segunda temporada de 'El cuento de la criada'. (HBO)

Excelente y cruda

Para mí, ‘El cuento de la criada’ es la serie que “a la fuerza” me ha enseñado que uno no escribe de las series que quiere, sino de las que debe. Sí, alguna vez me he tenido que tragar algún estreno infumable. Pero casi ninguno me produjo el rechazo que siento cada vez que pienso que tengo que ponerme delante de la República de Gilead para ver sufrir a un grupo de mujeres jóvenes. Yo confieso que necesito meditar con tiempo (semanas) el visionado. Después lo pospongo porque me planteo ver media docena de producciones más acordes con mi ánimo. Y finalmente, por cuestiones exclusivamente profesionales, me obligo a verla.

Con ocho Emmys y dos Globos de Oro bajo el brazo, ‘El cuento de la criada’ también me ha enseñado a reconocer que es la mejor serie en emisión actualmente, sin que eso me haya llevado a incluirla en la lista de series que recomendaría a cualquier amigo. Es técnicamente impecable, Elizabeth Moss y alguna otra se merecen todos los premios del mundo, la fotografía es ya una seña de identidad y su propuesta narrativa es brillante como pocas. Pero no es una serie que apetece ver. Ni es (estrictamente) necesario verla.

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Imagen de 'El cuento de la criada'. (HBO)

El momento de elegir

Debo confesar que cuando alguien a quien aprecio me confiesa que abandonó ‘The Wire’ porque “no pasa nada”, siento una pequeña puñalada en mi corazón. Y me repito que, cuando uno se sienta en el sofá a ver una serie, lo único que busca es un rato de entretenimiento, ya sea con una comedia tonta, un intenso 'thriller' o un lacrimógeno drama. Y el ocio es una cosa muy particular, y tan bueno es tomárselo en serio y tragarse una hora de brutal distopía como dejarla para otro momento y conformarte con algo que te lleve a la cama sin arruinar tus esperanzas vitales.

Disculpadme si, después de ver cómo se filtran los datos de la víctima de La Manada en internet, no soy de las que llegan a casa dispuestas a ver cómo el control gubernamental pone en duda las cualidades maternales de June, la protagonista de ‘El cuento de la criada’. Tampoco me apetece escuchar las nuevas plegarias de tía Lydia esos días en los que tengo el placer de comprobar que sí, es cierto, mi género es un medidor excelente para comprobar la capacidad auditiva del contrario. Ni quiero contemplar cómo la esclavitud sexual ha dado paso a la simple esclavitud en esas tardes en las que otra mujer, otra madre, otra hija, entran en la lista de víctimas por violencia de género.

Admiro mucho a aquellas que podéis hacerlo y admiro aún más las que, religiosamente, cada jueves, esperáis a que llegue la tarde o la noche para acomodaros en el sofá y asistir a otra angustiosa narración. Esa que, como ya comenté por aquí, te permite aflojar el puño con el que sujetas la manta, pero en ningún momento llegas a abrirlo. Porque ‘El cuento de la criada’ es tan cruel y tan dura que, a base de metraje, terminas aprendiendo que las buenas noticias no existen en Gilead y la 'alegría' de (sobre)vivir debe ser suficiente al terminar el episodio.

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Secuencia de 'El cuento de la criada'. (HBO)

Series feministas digeribles

Yo soy relativamente nueva en esto del feminismo, y quizá por eso asumí que era cosa mía no encontrar en la historia de June el relato feminista que muchos dicen que es. Sí que es cierto que es ahora, en su segunda temporada, cuando está mostrando a través de 'flashbacks' cómo la misoginia puede llegar más lejos de lo deseado en una sociedad muy similar a la nuestra. Y eso nos enseña a reconocerla, y nos anima a combatirla si no queremos acabar como ellas. Pero estoy convencida de que si lo que buscamos es un relato feminista, la ficción internacional cuenta con muchas opciones mucho más llevaderas, y cercanas.

Las mujeres de ‘Harlots’, Hannah y sus amigas en ‘Girls’ o Issa Rae en ‘Insecure’ son algunos de los títulos de una lista en la que también encontramos ‘The Good Wife’, ‘Big Little Lies’, ‘Feud’, ‘SMILF’ o ‘Fleabag’. Pero si tengo que quedarme con una producción que verdaderamente me ha servido para conocer a mujeres independientes y luchadoras, dispuestas a pelear contra el orden establecido, me quedo con ‘Good Girls Revolt’. La producción de Amazon Prime que ficciona la historia de algunas de las mujeres que en 1969 trabajaban en el ‘Newsweek’ y decidieron demandar a la publicación porque no les permitía escribir. Aunque eran ellas las que buscaban las fuentes, corregían, editaban o encontraban las noticias que terminaban firmando sus compañeros.

“Estas mujeres tienen algo muy importante en común con nosotras”, dice la abogada afroamericana que representa a las reporteras a una periodista de su misma raza que no parece muy dispuesta a unirse a la demanda. “Son ciudadanas de segunda clase”, prosigue. “Y tú y yo sabemos exactamente como es eso, ¿no? Impiden que saques todo tu potencial, te pagan menos de lo que mereces, te hablan mal, te dicen que te calles y te quedes en tu sitio. Estas mujeres viven en una caja, como tú. No te dejes engañar por que sus cajas parezcan algo más cómodas que la tuya. Siguen siendo cajas. Y la única manera de que salgamos de esas cajas es que permanezcamos juntas”.

Las arengas que, como esta, Eleanor Holmes Norton dirige a las demandantes, o la semilla que discretamente planta en la redacción Norah Ephron, me resultan mucho más inspiradoras y feministas que cualquier nueva tortura que pueda poner en marcha Gilead. Aunque también puede ser porque la redacción del 'News of the Week', por muy llena que esté de cafres y misóginos, siempre será más llevadera que una teocracia. Pero como ya he dicho, el ocio es una cosa muy particular. Así que solo me queda desearos que seáis felices con lo que elijáis ver esta noche. “Bendito sea el fruto”. O no.

Los estrenos más potentes del mes de abril nos tienen muy entretenidos ante el decaído calendario de Netflix, y mientras los seguidores de ‘Westworld’ ven cumplidos algunos de sus deseos con el arranque de la segunda entrega, los de ‘El cuento de la criada’ han levantado la liebre que llevaba meses esperando.

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